La marca de las sombras

6. Tragedia.

Hace poco había cumplido 12, se contemplaba en el espejo de su habitación, notando algunos cambios desde hace algunos meses.

Su cabello ya no era completamente blanco, algunos mechones negros se formaron en este haciendo que tuviera que ocultarlos de su madre, ya que la última vez que le dijo algo sobre esas fotografías se enojó mucho y le prohibió entrar a su habitación de nuevo. Por lo que pensó que era mejor no decirle sobre ese cambio en su cuerpo, también le dolían mucho los ojos, y algunas veces sentía un dolor muy agudo en su pecho, sobre todo cuando algo malo pasaba. Cuando fue al médico le dijeron que se encontraba en perfecta salud, y que no sabían porque de sus dolores, lo cual solo preocupo más a su madre.

Henry no sabía que causaba todo eso, pero tenía una ligera sospecha, por lo que le sugirió ir a hablar con el hombre del bosque. Y Anny siempre iba, se sentaba en el suelo y miraba a Ryo, pero por alguna razón al hacerlo siempre sentía aún más dolor en sus ojos. No sabía explicarlo, y cuando tomaba su varita una sensación extraña la recorría y por un momento se sentía mejor.

Un día, todo se acabó.

Ese mismo día, en ese mismo momento en que se contemplaba al espejo, el dolor en sus ojos volvió a estallar y cayo sin remedio al suelo poniendo sus manos en sus ojos con fuerza en forma de puños. Respirando agitada hizo el intento por abrir sus ojos, pero el dolor en su pecho creció y la hizo emitir un grito de dolor, los pequeños zorros estaban debajo de su cama y salieron para acercarse a ella, asustados empezaron a emitir sonidos parecidos a gritos que Anny oía muy lejos debido a el dolor en sus ojos. Unas luces negras y plateadas empezaron a formarse a su alrededor, estas revoloteaban y se adherían a su piel, sintiendo que la quemaban.

Escucho unos pasos acercarse a su habitación, momentos después su madre estaba en la puerta golpeando y forcejeando con esta.

- ¡Anny! ¡Hija abre! ¡¿Qué pasa?! – Pregunto golpeando y forcejeando con la puerta.

Anny no respondió, en cambio comenzó a soltar jadeos cansada mientras se levantaba temblando del suelo, abriendo lentamente sus ojos se miró al espejo y dio un salto atrás. Sus ojos… sus ojos eran iguales a los de Ryo, con su esclerótica negra y grises como plata, su cabello se volvió del negro de la noche, ya no tenía el blanco de la nieve, y su piel se volvió pálida como un muerto.

Su madre logro derribar la puerta, y se llevó las manos a la boca mientras su cara formaba una expresión de preocupación. Tomo a Anny del brazo y le agarro con fuerza el rostro, mientras la menor estaba asustada y preocupada.

- ¡¿Qué hiciste?! ¡¿Haz estado haciendo magia?! ¡¿Acaso era por eso que te encantaba estar sola?! – Grito sacudiendo a su hija, mientras esta soltaba gruesas lágrimas de color gris.

Arael abrazo a su hija con fuerza, Anny no entendía nada, pero prefirió quedarse callada, sin corresponder el abrazo de su madre siguió llorando mientras veía el reflejo de su rostro en el espejo. Se sentía terrible, acababa de perder su cabello blanco que tanto adoraba, y sus ojos ahora se parecían a los de Ryo, eso en un sentido la hizo sentir feliz.

Arael se separó del abrazo y acaricio su mejilla, mirándola con los ojos cristalizados.

- Tenemos que irnos ahora. – Con la mano guio a su hija hasta la sala a prisas, sin voltear a verla, pero un ruido sordo la hizo girarse y por la ventana entraron dos personas encapuchadas. Saltaron a por Anny, pero su madre, con una fuerza que no conocía, la aventó contra una esquina y antes de que pudiera levantarse un gran campo de fuerza amarilla se formó a su alrededor, impidiéndole salir de ese lugar, pero no de ver lo que estaba pasando.

- Eh estado esperando todo este tiempo por ustedes desgraciados…- Arael levanto los brazos y apretando al aire salió una gran lanza de la nada, la cual Anny supuso que había invocado con magia. Ambos encapuchados comenzaron a atacar, haciendo que hechizos de diferentes colores salieran de todos lados, Arael saltaba y esquivaba, apoyándose de los muebles que había en la sala, ambas entidades invocaron armas, uno invocó un gran palo con clavos, que le dio directo en la espalda a Arael haciendo que temblara y la otra entidad aprovechara para aventarla con un hechizo al otro lado de la habitación. Anny se apoyaba al campo de fuerza gritando y dando puños mientras veía a su madre pelear contra los dos tipos en una clara desventaja.

- ¡MAMÁ! ¡MAMÁ! – Gritaba desesperada, los zorros salieron de su habitación y empezaron a pelear también, dos se opusieron en la visión de los encapuchados, dándole ventaja a Arael, mientras que los otros dos intentaban morder el campo de fuerza para liberar a Anny.

Cuando uno de los encapuchados le dio un golpe a uno de los zorros, rompiéndolo en mil pedazos, levanto su mano en el aire y tirándola al piso lanzo un rayo de luz roja al campo amarillo, Anny se cubrió con sus brazos su cuerpo esperando el golpe. El campo de fuerza dio un estruendo, pero no se rompió, cuando volvió la vista arriba la lanza de su madre atravesaba el pecho del hombre que lanzo el hechizo, su cuerpo cayó al suelo y el otro tipo termino rompiendo al segundo zorro, Anny dio un grito mientras derramaba gruesas lágrimas.

- ¡Con mi hija no idiotas! – Grito Arael, mientras se daba la vuelta y con su lanza comenzaba a pelear contra el otro tipo, mientras rayos de luces amarillas y azules salían de entre ambos. Anny miraba todo con atención, temiendo por su madre que se veía muy cansada, pero con mucha determinación. El encapuchado le dio un golpe en las costillas a Arael, quien de inmediato comenzó a sangrar, pero no se doblego y aprovecho el movimiento para clavar su lanza en la espalda del tipo, quien cayó al suelo casi al instante.

Arael se mantuvo unos momentos en pie, tambaleándose y mirando a Anny con una débil sonrisa, estiro su mano y en ella se formó una luz amarilla dorada, el campo de fuerza se fue desvaneciendo y Arael cayó al suelo mientras respiraba lentamente.



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En el texto hay: accion aventura y venganza

Editado: 24.05.2025

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