La marca de las sombras

7. ¿Ahora qué?

Sentía una gran presión en el pecho, y obligándose a abrir la boca para intentar respirar mejor abrió los ojos. Un montón de maleza estaba sobre ella, y lo que parecían sogas verdes rodeaban todo su cuerpo, intento moverse, pero fue inútil, estaba bien sujeta y cada vez le costaba más respirar.

De repente sintió como era elevada por los aires, las redes se deslizaron y tomando una bocanada de aire sintió como sus piernas eran juntadas y amarradas por los pies y sus brazos eran sujetados por los lados por dos cuerdas de luz verde en sus muñecas, quedando en una forma de cruz.

- Eres tú, la hija del Rey…- dijo una voz excitada desde abajo, Anny bajo la mirada y vio a una mujer alta, con el cabello castaño oscuro y ojos de color rojo y esclerótica negra. La mujer dio un chillido y con su mano levantada dio un apretón, a lo que Anny pego un grito de dolor al sentir la presión en sus muñecas y sus pies, retorciéndose por el dolor.

- Eres tan pequeña y débil, pensar que tendré el honor de matarte. – Dijo dando un saltito de emoción, apretó con más fuerza su mano haciendo que Anny se retorciera y gritara del dolor. Moriría, de eso estaba más que segura, su madre murió frente a sus ojos, no sabía nada sobre Ryo y además estaba atada como para hacer algún hechizo, no tenía oportunidad.

Abrió sus ojos y miro con desafío a la mujer, quien dio otro grito emocionada y apretó aún más su agarre, haciendo que escupiera sangre de su boca.

- ¡Eso! ¡Tan linda como pensé! ¿Acaso crees que te salvaras de mí? – Pregunto en tono burlón y con su risa excitada. Anny cada vez respiraba de forma más agitada mientras sentía la sangre escurrir en su boca.

Un ruido sordo distrajo a la mujer y girándose a tiempo un rayo de color negro con destellos plateados paso a su lado. De su mejilla ahora escurría sangre de un corte no tan profundo, se giró enojada a todos lados buscando al causante, Anny vio como el rayo de luz se paró y en su lugar se veía un pequeño cuerpo, como el de un niño, sus cabellos parecían llamas ardiendo de color negro, y esta entidad caminaba con paso decidido a la mujer, que lo miraba furiosa.

- ¡Tu! ¡Quítate de mí presa! – Rugió furiosa, levanto su mano y un destello de luz verde se dirigió a la entidad, que dando un salto lo esquivo y en los aires lanzo una ráfaga de viento negro, que impacto a la mujer y la aventó lejos en un violento vuelo.

Anny sintió sus manos y piernas liberadas y cayó al suelo, junto sus manos en puños mientras dijo en voz alta: ¡Vampesta! Para detener la fuerte caída, levito en el aire unos minutos y luego cayo de golpe al suelo, se apoyó con debilidad en este y vio como la entidad peleaba con la mujer.

Esta estaba lanzando rayos verdes a diestra y siniestra, mientras daba altos saltos y gritaba enfurecida. En cambio, la entidad solo se movía de un lado al otro, como si estuviera bailando, mientras lanzaba rayos de color negro y tenía una expresión como si nada.

En un momento uno de los rayos verdes le dio a la entidad, haciendo que esta retrocediera y la mujer, con una sonrisa sádica, alzara su mano para dar un golpe final. Pero Anny levanto su mano y como si tirara una pelota grito:

- ¡Aturdo! – Un rayo de luz plateada salió de sus manos y la mujer recibió el impacto directamente en la cara, haciendo que retrocediera y tambaleara por unos momentos, dándole el tiempo necesario a la entidad para lanzar con sus manos un rayo muy potente que la mujer cayó al suelo, sin poder moverse, estaba muerta.

Anny miro todo con la respiración agitada, limpiándose con la manga de su camisa la sangre que quedaba en su boca, cuando volvió a levantar la vista la entidad estaba frente a ella. Dio un salto hacia atrás mientras unos orbes grises la miraban, examinándola de pies a cabeza, este tenía un cuerpo pequeño, que era parecido a el fuego, pero totalmente negro sin poder distinguir ropa o alguna otra cosa, simplemente se veían sus enormes ojos grises.

- ¿Qué…Qué eres? – Fue lo único que se le ocurrió decir a Anny después de un rato esperando a que la entidad hablara.

- Soy el espíritu guardián de los Powerce, y como tú sabrás, eres perteneciente a esa familia. – El espíritu la miro a los ojos, Anny se incorporó con cuidado en el suelo y lo miro con el ceño fruncido.

- ¿Desde cuando eres mi supuesto espíritu? –

- Siempre, desde que tu padre hizo lo mejor para todos, pero después hizo una estupidez. – Dijo cruzando sus brazos, que se definían por una línea blanca de su cuerpo.

- ¿¡Entonces por qué no ayudaste a mi madre!? – Dijo con el rostro lleno de furia, pero los ojos cristalizados.

- Mira, Anny. Arael era de los ángeles más preciosos y buenos que he conocido, y eso que he vivido por muchas generaciones. – Dijo el espíritu poniendo una expresión seria. – Ella decidió dar su vida por ti, sin que nadie más interfiriera. Y respete su decisión noble de morir. – Anny paso del enojo a la máxima tristeza, llevo sus manos a su rostro y comenzó a llorar amargamente, recordando las últimas palabras de su madre y como está la despidió con una sonrisa, a pesar de estar agonizando. Sintió la mano fría del espíritu en su cuello y recordó el collar, la tomo y vio que podía abrirse, de un lado se encontraban polvos grises, y del otro lado polvos amarillos como los que saco del corazón de su madre antes de morir.

- Memorist confrunt, el hechizo que solo los de sangre Powerce pueden hacer. – El espíritu le dio una sonrisa orgullosa, recordó que hizo el mismo hechizo con Ryo y miro su mano, la cual solo estaba brillante, había perdido el polvo.

- Lo perdí… -

- Anny, no es momento para eso. – El espíritu la tomo del rostro y le dio una mirada determinada. – Ve a casa, empaca lo más importante y ven aquí antes de las tres de la mañana. – Asintió con una cara triste. – Te recomendaría que trajeras a Henry contigo.

Y antes de que pudiera decir algo más el espíritu desapareció.



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En el texto hay: accion aventura y venganza

Editado: 24.05.2025

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