Con pasos nerviosos y emocionalmente agotados tomaron sus cosas y se dirigieron al pasillo, lo recorrieron mirando las puertas, los zorros al parecer vieron la habitación indicada ya que comenzaron a arañar una puerta, cuando pararon frente a esta una placa de plata dejaba ver el número 11.
Abrieron la habitación, Anny extendió una mano y de esta una llama blanca con detalles grises comenzó a arder, avanzaron por la habitación y Anny pudo divisar unas lámparas y dos camas, lanzo el fuego a una de las lámparas y la habitación ahora se veía mejor. Era algo grande, dos camas, dos armarios de madera y un estante pequeño con libros, un escritorio pequeño y se veía una puerta al otro lado, supusieron que era el baño.
-Anny, ¿quieres dormir o primero quieres...? – Esta solo arrojo su maleta a la cama y sin decir algo más se metió al cuarto de baño, casi ignorando por completo a Henry.
Suspiro recostando su cabeza en la puerta, se deslizo y cayó en el suelo sintiéndose derrotada, no podía sentir las lágrimas, ya no quería llorar, pero el nudo en su garganta le impedía hablar. No sabía que hacer o que pensar, de repente todo el mundo la quería matar, Henry se fue con ella sin importar que, su padre resulto ser el hombre que siempre considero como tal, su madre murió, una mujer sombra le decía que era su madrina, y al final no pudo saber porque pareciera ser una clave importante en todo esto. Su cabeza dolía de tanta información y estaba muy saturada, se levantó despacio al escuchar como Henry golpeaba la puerta preocupado.
-Anny, por favor sal o dime si pasa algo, ¿debería llamar a Artemisia? –Anny se levantó y abrió la puerta, Henry soltó un suspiro de alivio y la tomo por los hombros. –Mira, Noches. No puedo decirte que se cómo te sientes, esto es algo demasiado...nuevo. Tanto tu como yo no terminamos de entender por completo esto, pero...no quiero que te sientas abandonada...
Anny quería reír de la ironía, pero sabia que Henry solo estaba preocupado por ella, sus ojos se encontraron, pero Anny no pudo sostenerle la mirada, se sentía rota, vacía, lo mas importante de su vida le hacia falta, solo le quedaba el chico frente a ella, y un sentimiento de impotencia ante toda la situación.
-Mi madre murió frente a mis ojos, Henry, pude hacer algo, pero no...-El nudo volvió a impedirle hablar, la mirada firme de Henry fue lo que no la dejo perderse en el dolor de su mente.
-Por lo que se, ella te protegió, Anny, te protegió con su vida como lo haría cualquier madre. -Dejo caer la frente en el hombro de Henry y soltó un suspiro, instintivamente se llevó la mano al collar. –Sé que prácticamente no ha pasado mucho tiempo, y pedirte que lo dejes o lo superes es algo muy rudo, pero te pido que intentes verlo por el punto de tu madre, ella prefirió morir por ti. –Le levanto el rostro y le dio una caricia en la mejilla. –Ella te amaba demasiado, piensa en eso en lugar de arrepentirte por algo que no hiciste.
-...¿Cómo no puedo arrepentirme? Pude salvarle la vida, pude hacer algo, si hubiera sabido la manera de romper el campo protector...-Henry la atrajo a un fuerte abrazo, esta correspondió pasando los brazos por su cuello, su cuerpo temblaba, sus ojos se volvían vidriosos por las lagrimas que quería derramar y sus fuerzas se iban de su ser, solo quería dormir.
-Escuchaste a Obielus, su magia ya estaba saturada y aunque lo intentaras no hubieras podido hacer nada, aunque para serte sincero, no entendí muy bien a lo que se refería. – Apretó la camisa de Henry por los hombros y trago saliva mientras temblaba, eso le dolía, no entender directamente la razón por la cual no hubiera podido salvar a su madre en ningún caso. – Sé que tú eres fuerte, Anny, que eres poderosa, pero contra dos lo más probable es que hubieran logrado su cometido.
-Mi mama me dijo que me amaba, que amaba a Ryo. No entendí por qué declaro que lo amaba, y ahora siento un hueco en el corazón, ella murió amando a mi padre confiando en que el también la amaba, lo cual fue cierto, pero no puedo evitar sentirme culpable, me siento la razón por la cual su felicidad nunca pudo ser, ¿tengo merecido sentirme así?
-Es un momento difícil, mi noches, y la verdad tanta información y sentimientos encontrados puede tenerte muy confundida. Tu madre era alguien increíble, recuerdo cuando jugábamos con ella de pequeños, o las veces que nos regañaba cuando rompíamos cosas. –Levanto el rostro y vio como lagrimas se deslizaban por las mejillas de Henry con una pequeña sonrisa.
–También me afecta, ella cuidaba de mí, llegué a verla como una madre, pero nunca se lo pude decir. –Un sollozo y un suspiro triste salió de él, se limpió las lágrimas e intento mostrar firmeza, pero tenía unos ojos tristes que lo delataban. –Y ahora estamos aquí, nos intentaron matar y estamos en un lugar que parece en medio de la nada.
-Tu no pareciste dudar de venir conmigo ¿Por qué? –Henry se sorprendió por la pregunta, pero luego una sonrisa cariñosa se formó en su rosto, pensaba que era algo obvio para la chica, pero entendió que su mente estaba en otro lado.
-Tu lo deberías saber perfectamente, Noches, te quiero demasiado como para estar lejos de ti, y verte así me indico que debía seguirte, no dejarte sola como no lo he hecho desde que somos unos niños.
-Vamos, Hen, esto es diferente, una guerra puede surgir y estamos expuestos a que nos maten, tú lo sabias perfectamente, y decidiste venir conmigo a pesar de saber que no podrías volver. No me dejaste, aunque ahora no parezco mi yo de seis años...-Era claro que se refería a su cabello y sus ojos, aunque estos últimos solo cambiaron el color de su esclerótica. -¿Tanto me quieres como para dejarlo todo? –pregunto un tanto burlona, tratando de aliviar la situación, pero al ver la mirada seria de Henry supo de inmediato que no debía de haber bromeado.
-Lo hago, lo sabes perfectamente. –Desvió la mirada algo herido, haciendo que Anny se arrepintiera de inmediato de lo que dijo.