Dos

—¿Qué te pasa? Parece que acabas de ver un fantasma.

—No era precisamente un fantasma, pero si un fantasma del pasado—respondí.

Ver a Ryan por los pasillos de MicroServ literalmente me bajo el azúcar. He tenido que venir a la cafetería por algo dulce.

Aquí me encontré a Eric, también había venido por un café.

—¿Fantasma del pasado? ¿Un ex novio tuyo?

—Pff, no. Un ex de una amiga.

—¿Te pones así por el ex de una amiga tuya?

—Me pongo así porque sé que ella le va a dar un infarto cuando lo vea.

Ambos caminamos hasta llegar a en una mesa vacía. En realidad toda la cafetería y comedor está inhabitado. Eric romo asiento frente a mi por lo que pude apreciarlo mejor.

—Menos mal, casi pienso que compartiste ex con esa amiga tuya.

—Ni en mil años me fijaría ese hombre, mis gustos no son tan exigentes.

—¿Ah, no? ¿Cómo son tus gustos?

Buena pregunta.

Me había enfocado tanto en mis estudios que olvidé esa parte de mi vida. No había tenido nada formal con nadie por eso, si tuve mis cosas con algunos chicos, pero ninguno de ellos llegó a ser suficiente para mi.

—No tengo ni idea—fui sincera.

Eric comenzó a reír.

—¿En serio no lo sabes?

—No. He estado tan enfocada en mi carrera que no he tenido tiempo de siquiera pensar en una relación.

—Vaya, eso sí que es triste—murmuró sin borrar la sonrisa.

Verla frente a mi me recordó aquel día que me dijo que renunciaría. De verdad creí que lo haría, han pasado unos meses y aquí sigue. Sinceramente eso me alegra.

—Tiene sus ventajas ser soltera, nadie me reclama, hago con mi dinero lo que me da la gana y no le rindo cuentas a nadie, excepto a mi madre.

—Sí, a veces es mejor estar solo—coincidió.

—Vez, en eso estamos de acuerdo.

—Aunque también tiene sus desventajas—siguió recargando su peso en el respaldo de la silla—. A veces llego a casa y el silencio me aturde. He pasado noches pensado en que quisiera tener una familia. A veces la soledad quema como no tienes idea.

—Tienes razón, no tengo idea—admití—afortunadamente tengo a mi madre conmigo, y siempre que puedo estoy con Allyson y Jake.

—A veces me dan ganas de tener un hijo.

—Qué repentino.

—Lo sé, veo a Allyson como ha logrado tanto en pocos meses, y su única motivación ha sido Jake.

Reí al entender lo que quiso decir.

—¿Quieres un hijo solo para tener una motivación?

—Sería una buena razón para no pensar en renunciar cada que Jamie no valora mi trabajo

Ah, si. Aun no le daban ese ascenso qué le han prometido desde hace meses.

—Sí, un hijo es una buena razón.

Recordé a mi madre trabajar tanto tiempo y tantas horas solo para poder llevar un plato de comida a mi mesa. Como se esforzó tanto por pagarme mis estudios. Ahora comprendo todo el esfuerzo que hizo por mi.

Gracias a Dios logré lo que tanto quería, y ahora ella ya no tiene que desgastarse más.

—En fin, algún día llegará una buena chica con quien pueda tener a ese bebé.

—Espero que llegue pronto.