Empecemos...
La joven se sobresaltó al sentirse suspendida en un vacío.
— ¡No permitas que el miedo te domine! ¡Respira! —le indicaba la voz de Erguth.
— ¿En dónde estoy? -preguntó, mientras no paraba de repetirse: «Tranquila, recupera el control». Por suerte, el ataque de ansiedad le duró tal vez un minuto.
— Llegaste a donde van todos los grandes maestros. Ahí estás en contacto con espacios donde el tiempo se detiene, en una especie de limbo. Ahí encontrarás respuestas. Te diré que la intuición es la percepción directa de la realidad sin que haya ninguna interferencia de los prejuicios o la ideología de la mente.
Es un «conocimiento que trasciende la lógica»; sólo aquellos que son capaces de trascender las limitaciones de la lógica y el análisis pueden responder creativamente a situaciones cambiantes. Solo hay una regla importante que te permite usar este poder, y que debes recordar siempre: Tus pensamientos son tu energía.
Debes mantener tu mente abierta para que puedas obtener las fuerzas de esta vibración. A veces puedes sentir cómo la intuición vibra en tu mente y en tu alma. No es fácil al principio, pues son muy sutiles para percibirlas e interpretarlas. Utiliza tu mente para visualizar lo que deseas crear.
— ¿Cualquier forma física?
Cualquiera.
— ¿Entonces puedo usar este poder para regresar a quienes han muerto?
Ejem...
— Has decidido convertir este tiempo en preguntas que aún no tienes la capacidad de analizar si son las correctas. Desconozco, Taỳr, si tienes o tendrás alguna vez ese poder de regresar el tiempo atrás. Pues todo suceso es creado por una onda de energía mediante el pensamiento. Pero antes de intentar algo así, deberías aprender...
— A veces me impaciento.
— ¿A veces? Eso es muy gracioso.
— De acuerdo. Sí, sí, ya lo sé. — Déjame ver si, usando tus "palabras", encuentro la forma para lograr algo en este momento.
— Ahí vas de nuevo...
— Perdón. Yo sé, pero me resulta difícil.
— Ahí es donde empieza el problema. Debes tener mucho cuidado con lo que dices y piensas. Mira, quizá llegue el momento en que quieras experimentar con algo más especial. No quiere decir que no puedas lograrlo, sino que la forma en que eliges demostrarlo tiene que ver en parte con tus vibraciones. De hecho, incluso si ahora puedes lograrlo, eso no indica que puedas volver a hacerlo de inmediato. Se requiere práctica, mucha práctica. Inicia con algo fácil y poco a poco avanzas.
— Está bien…Taỳr cerró los ojos y concentró sus pensamientos.
Era un día caluroso en el campamento, y Taỳr, ya harta de que Erguth le insistiera sobre el control de sus poderes, decidió que era momento de demostrarle que no necesitaba que le enseñaran más. Después de todo, ¿quién necesitaba instrucciones cuando ya tenía una princesa hechicera dentro de ella?
Erguth la miraba con paciencia, como si supiera lo que estaba por venir, pero no podía evitar frotarse las sienes al ver a Taỳr alejarse del círculo de entrenamiento. "Taỳr, por favor, no lo hagas..." murmuró, pero ella ya estaba demasiado concentrada en su objetivo.
"¡Voy a hacerlo a mi manera!" murmuró Taỳr, mirando el pequeño montón de piedras que había formado frente a ella. "Solo necesito concentrarme un poco..." dijo en voz baja, como si estuviera convenciendose a sí misma. Cerró los ojos y levantó las manos, intentando invocar una esfera de energía, tal y como le había enseñado Erguth.
Al principio, todo parecía ir bien. Un pequeño resplandor azul comenzó a formarse en sus manos. Su sonrisa se ensanchó mientras veía cómo se desarrollaba su hechizo. Pero, por supuesto, las cosas nunca son tan fáciles cuando Taỳr está involucrada.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal, y la esfera comenzó a crecer más rápido de lo que ella podía controlar. "¡No! ¡No era eso lo que quería!" gritaron sus pensamientos mientras la bola de energía se expandía desmesuradamente.
Antes de que pudiera hacer algo, la esfera explotó en una ráfaga de luz deslumbrante. El campamento entero tembló. En el aire, el sonido de algo cayendo acompañó la explosión, y en un parpadeo, las carpas comenzaron a volar por los aires. Una de las ollas de comida salió disparada, aterrizando con un estrepitoso plop en el barro, y las personas a su alrededor se dispersaron en todas direcciones, esquivando los restos de lo que parecía una tormenta mágica.
Taỳr, cubierta de polvo y algo de barro, miró alrededor atónita, mientras los ojos de Erguth, Jared y algunos rebeldes se fijaban en ella. "¿Te parece esto una buena manera de aprender?" preguntó Erguth, con el ceño fruncido, aunque Taỳr podía ver la lucha por no reír en su rostro.
"¡Lo tenía todo bajo control!" intentó defenderse, aunque su voz no convencía a nadie. En su mente, los hechizos solían ser mucho más simples. Después de todo, ¡era una princesa hechicera!
"Sí, claro, lo vi," murmuró Jared con una sonrisa ladina, acercándose mientras apartaba un trozo de tela rota de su rostro. "A juzgar por el caos que acabas de crear, definitivamente lo tenías todo bajo control."
"¡Esto no es divertido!" gritó Taỳr, pero no pudo evitar reírse también, viendo cómo algunos de los rebeldes se reunían alrededor de la zona destrozada, preguntándose qué había sucedido.
"Vas a necesitar un buen rato para limpiar esto," añadió Jared, aún con una sonrisa en su rostro mientras la miraba. "Y yo aquí pensando que la princesa hechicera siempre era tan perfecta..." bromeó, disfrutando del momento.
Taỳr, sintiendo un poco de vergüenza, intentó tomar un aire más serio y elegante, pero la imagen de las carpas flotando como velas por el aire la hizo estallar en carcajadas. "¿Ves? ¡Te dije que tenía todo bajo control!"
"Sí, claro... Todo bajo control," repitió Erguth, aunque su tono estaba teñido de sarcasmo. "Lo único que espero es que no destruyas el campamento entero antes de que terminemos."
Editado: 18.02.2025