La mariposa con el ala rota

Prólogo

ஐ MUCHOS AÑOS ATRÁS ஐ 

 

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El pequeño Darren corría por el hermoso jardín de su madre. Reía feliz ante la explosión de color de las hermosas flores que llenaban el lugar. Se detuvo junto al pequeño estanque y se sentó sobre el pasto, feliz de ver revolotear cientos de coloridas mariposas a su alrededor. 

Darren amaba la magia de ese lugar. Sabía que era diferente a todos los demás sitios fuera de esa casa, y que no debía platicar nada a sus amigos o compañeros de escuela. Su amada madre siempre le había enseñado que, “El jardín de hadas” como le llamaban en casa, era algo que se debía cuidar mucho y que, entre menos gente lo conociera, era mejor. 

Soltando una pequeña carcajada, se dejó caer de espaldas sobre el pasto y suspiró feliz. Un leve movimiento cercano llamó su atención. Giró la cabeza y descubrió, sobre una flor junto a él, una hermosa mariposa azul. Era tan bella y le pareció tan diferente a las demás que, sin pensar, estiró su mano y la tomó por las alas. 

― ¡Darren no! ― El grito de su madre lo asustó y, con algo de brusquedad, soltó la mariposa, dañándole el ala. 

Oonagh, su madre, corrió preocupada a revisar a la pequeña criatura. Darren la veía azorado, sin entender lo que había hecho. 

El resto de las mariposas volaron furiosamente a su alrededor. Todas parecían estar atentas a la mariposa azul que su madre confortaba delicadamente. 

― ¡Oh querida Anjana! ― Musitó Oonagh con tristeza. ― No fue su intención dañarte, lo siento mucho.  

Sus hermanos, y su padre, alertados por los gritos, corrieron a ver qué sucedía. Al ver la pequeña mariposa con el ala rota, en las manos de Oonagh, su padre tomó al asustado chiquillo en brazos y lo llevó a la casa.  

― ¡No la quise lastimar! ― Sollozó Darren escondiendo su rostro en el pecho del papá. ― ¡De verdad no la quise romper! ¿Va a estar bien? 

― Mamá está haciendo lo posible por curarla. ― Dijo el hombre con calma, tratando de tranquilizarlo. ― Sé que puede hacerlo. 

Darren giró el rostro hacia el jardín y, totalmente horrorizado, descubrió a una niña de cabellos negros, vestida de azul, sentada sobre el pasto, llorando, mientras Onaagh revisaba con delicadeza su brazo, donde una horrible herida se alcanzaba a ver desde donde Darren estaba. No había más mariposas en el jardín, en su lugar, decenas de jóvenes miraban preocupadas a Onaagh tratar de curar a la pequeña. 

― ¿Quién es ella? ― Preguntó asustado. ― ¿Es la mariposa? ¿Yo la lastimé? 

Sin poder decir nada más, rompió a llorar inconsolablemente. 



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En el texto hay: familia, romance, magia hadas fantasia

Editado: 14.02.2022

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