La mariposa con el ala rota

Capítulo 4

ஐ〰ฺ・:*:・✿ฺ ஐ〰・:*:・・:*:・✿ฺ ஐ〰・:*:・・:*:・✿ฺ ஐ〰・:*:・ 

 

Esa noche, luego de la celebración y que todo mundo se retirara. Darren y Anjana permanecían sentados sobre el pasto, junto al estanque. 

― Eres... Eres muchísimo más hermosa de como te imaginaba. ― Le dijo Darren mirándola con adoración.  

Anjana se sonrojó y bajó la mirada. 

― Temía asustarte. ― Admitió apenada. ― Y que, al verme, te alejaras de mí. 

― ¿Por qué habría de hacer algo así? ― Preguntó él sorprendido. 

La joven sólo se encogió de hombros. Él tomó su mano y examinó la herida con cuidado. 

― Quisiera lograr hacer algo para poder sanar tu herida del todo. ― Dijo con pesar. ― Y que puedas volar por ti misma. 

Anjana soltó un suspiro. 

― Si te soy honesta, no lo he intentado. ¿Puedo preguntarte algo? 

― Pregunta lo que gustes. ― Dijo él con una sonrisa complacida. ― Siempre era yo quien hablaba, ahora quiero escuchar tu voz. Pregúntame todo, cuéntame todo. Quiero conocerte bien. 

Anjana sonrió tímidamente. 

― ¿Por qué estudiaste medicina si tu papá y tus hermanos son abogados? 

Darren la miró un momento con seriedad. 

― Por ti. ― Admitió. ― Me sentí tan mal el día que te lastimé... Me dolía tanto ver tu ala rota que, no lo sé, quería hacer algo para poder remediarlo. No poseo la magia que tiene mi madre, pero pensé que quizá, en el campo médico, pudiera encontrar algo que te ayudara. 

― Lamento que hallas vivido tantos años con ese cargo de conciencia. ― Dijo ella con tristeza. ― Créeme que, en realidad, nunca te he culpado. Sé que no fue intencional. 

― Es que... eras tan bonita. ― Dijo él con la mirada baja, cargada de arrepentimiento. ― En serio, cuando te vi, me pareciste la más hermosa criatura que había visto jamás, y no pude evitar querer tocarte para ver si eras real. Y bueno, te lastimé... Lo siento, en realidad lo siento mucho. 

Anjana no respondió, lo miró con los ojos muy abiertos dejando escapar un suspiro involuntario. 

Darren soltó una pequeña risa. 

― Tengo que compensarte todos estos años de encierro. ― Le dijo decidido. ― A partir de mañana, te mostraré el mundo. ¿Te parece si, cuando salga del hospital, vengo por ti y te llevo a cenar a un buen restaurant? ¿Qué te interesaría probar primero? 

Anjana sonrió. 

― ¿Comida china? ― Dijo luego de un momento. ― Tengo curiosidad por los palillos de madera que dices que se utilizan para comer. 

Darren soltó una carcajada. 

― Comida china será. ― Dijo luego de reír. 

 

ஐ〰ฺ・:*:・✿ฺ ஐ〰・:*:・・:*:・✿ฺ ஐ〰・:*:・・:*:・✿ฺ ஐ〰・:*:・ 

 

A partir de ese día, todas las tardes Darren iba por Anjana y la llevaba a la ciudad a pasear y a conocer todas las cosas de las que le había conversado. 

Charlaban mucho, muchísimo; aunque él, inteligente y sutilmente, lograba hacer que la joven fuera quien hablara y expusiera sus dudas e ideas, y él la escuchaba fascinado.  

Luego de unas semanas, la reina Oonagh mientras paseaba por el jardín descubrió a Anjana junto al estanque y se acercó a ella. 

― Majestad. ― Dijo la joven, haciendo una reverencia, en cuanto vio a la mujer. 

― Querida Anjana. ¿Cómo estás? ― Le preguntó la mujer. ― ¡Qué gusto me da verte aquí, conviviendo con todos! 

― Estoy muy bien majestad, gracias. ― Asintió la joven con una sonrisa. ― Perdí mucho tiempo, lo lamento, pero ya me estoy poniendo al día y estoy aprendiendo de las demás cómo cuidar todo esto. 

Oonagh sonrió complacida. 

― ¿Has intentado volar? ― Le preguntó luego de un momento. ― Es lo único que te falta para poder cumplir tu misión. 

Anjana se ruborizó sutilmente.  

― Tengo miedo. ― Admitió. ― Le confieso que no lo he intentado aún. 

― ¿Quieres que te ayude? ― Le preguntó Oonagh solícita. 

― ¿Ahora? ― Preguntó Anjana sorprendida. 

― Si no es ahora... ¿Cuándo? ― Respondió su majestad con una sonrisa traviesa. ― Los niños te esperan, no lo olvides. 

Anjana asintió y, luego de sopesar un momento la situación, se convirtió en la mariposa azul. 

Todas las demás hadas detuvieron lo que hacían y se acercaron a mirar. 

La joven movió tentativamente sus alas y, luego de un momento intentó alzar el vuelo. Sólo logró levantarse unos centímetros y volvió a bajar para recuperar su forma humana. 

― Lo siento. ― Musitó jadeante y temblorosa. ― Me asusté mucho. 

Oonagh se acercó a abrazarla. 

― Lo hiciste bien, cariño. ― Dijo con una sonrisa complacida. ― Lo hiciste muy bien. Pronto estarás volando por todo el jardín. Ya verás. 



#1155 en Fantasía
#184 en Magia
#1665 en Otros
#356 en Relatos cortos

En el texto hay: familia, romance, magia hadas fantasia

Editado: 14.02.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.