Las chichas corrían de un lado para otro, querían que todo quedara perfecto, que no dijeran que en el castillo de Kusadasi no sabían hacer fiestas, usando sus mejores atuendos las jóvenes entraron a dar vida al gran salón. Elizabeta fue con Akira…
-Tenemos un problema.
- ¿Qué pasa?
-Salma se dislocó un tobillo.
- ¿Cómo está?
-Bien, pero nos falta una en el baile.
-Pues bailen sin una – dijo algo disgustada.
-Sabes que Salma es la que dirigía a las demás, tienes que hacerlo tú.
-Está bien – Akira accedió a regañadientes.
Cuando las jóvenes que iban a bailar aparecieron en el salón, Aslan se dio cuenta que Akira estaba vestida con un lujoso sari.
-Pensé que no bailabas – le dijo en tono de reproche, tomándola por el brazo.
-Solo cuando me obligan – le dijo entre dientes, para que no se dieran cuenta que le estaba respondiendo el reproche, hizo un movimiento para liberarse de su agarre.
Las jóvenes comenzaron a bailar, el baile que tanto le había gustado a Aslan, música y danzas hindúes, las chicas moviendo los brazos, las caderas, los saris color oro brillando a la tenue luz, y la mirada de Emir fija en Akira, que de todas era la que más destacaba por sus movimientos coordinados perfectos, que enamoraban a cualquiera, Lyssa estaba indignada, pero no como Aslan que notó perfecto que su hermano ni parpadeaba al ver los contoneos de su pantera. Tuvo que respirar profundo cuando las chicas terminaron el baile y Emir se levantó aplaudiéndoles, las jóvenes se inclinaron agradeciendo los aplausos.
Las jóvenes se mezclaron entre los invitados, todos estaban extasiados por sus sonrisas.
-Esto no hubiera sucedido en el castillo de Topkapi, las concubinas mezclándose con los nobles.
-Esto no es Topkapi – dijo Aslan, que estaba junto a Akira, disfrutando de su presencia, Lyssa con ese sexto sentido que tienen las mujeres de saber cuáles son las inclinaciones de los hombres, se dio cuenta que Aslan estaba entusiasmado por la morena.
-Esta noche te ves especialmente hermosa – le dijo acercándosele.
-Lusco igual a todas – le dijo porque los saris de sus compañeras eran muy parecidos.
-No, tú luces especial, más bonita – le dijo casi al oído, ella le sonrió, Emir que no había dejado de mirarla se acercó a ellos.
-Hermano ¿Quién es la joven? – Aslan apretó los labios, le disgustó que le echará a perder el encuentro, y más porque quería que lo presentara.
-No creo hermano que te interese conocerla – le dijo con voz grave.
- ¿Y por qué no? – dijo clavando su mirada en Akira, Aslan se volvió a ver a su hermano con la quijada apretada tratando de contenerse, ella de inmediato notó la tensión.
-Hasta mañana príncipe, estoy cansada, discúlpeme si me retiro temprano – Aslan le sonrió.
-Hasta mañana – le dijo Aslan, mientras que los dos se le quedaron viendo mientras se retiraba.
-La quiero en mi cama – le dijo sabiendo que él era superior en rango, pero Aslan se le quedó viendo con la mandíbula apretada y respiración entrecortada.
- ¡NO! – fue su simple respuesta.
-Es solo una concubina.
-Ella es libre, junto con todas las damas aquí presentes, te pido que las respetes – le dijo con voz grave y puso distancia entre ellos, si no lo hacía, golpearía a su hermano, y los dos sabían que Emir terminaría mal herido.
Pero Emir no era un hombre que se diera por vencido tan fácil, buscó a Akira por todos lados, hasta en su propia habitación, pero no la encontró ahí, si no en el balcón que usaba como observatorio.
- ¿Pensé que se había retirado a descansar? – le dijo acercándose, ella despegó el ojo del telescopio, mirándolo acercarse, sabía que no sería fácil huir – no lo puedo creer, le gusta mirar el cielo.
-Yo, me gusta, y si ya me retiro – le dijo tranquila tratando de ir a las escaleras.
-No te puedes ir, no cuando el príncipe está presente – ella dio un respiro.
-No creo que al príncipe le importe si lo dejo solo.
-Si me importa – dijo tomándola por los hombros, Akira respiró profundo visiblemente enfadada.
-El príncipe está confundido, esto no es Topkapi para hacer lo que quiera – le dijo forcejeando para zafarse de su agarre, pero él se fue contra ella con más fuerza, estaban forcejeando, Akira sabía defenderse y le dio un puñetazo, él dio un paso atrás sorprendido por lo que acababa de pasar, se llenó de rabia y sin poderlo esquivarlo, Akira recibió otro puñetazo justo en su ojo, la dejó medio desmallada, se fue contra ella y la tumbó en el suelo, poniendo todo su peso sobre ella, sometiéndola, trató de quitárselo pero era muy fuerte, la estaba besando a la fuerza y mordisqueando sus labios, a punto de llegar más allá cuando Lyssa apareció.
- ¿QUÉ ESTA PASANDO AQUÍ? – gritó, Emir se detuvo por la sorpresa, Akira respiraba entrecortada del cansancio, él se levantó, Akira rápido también lo hizo, cuando quiso escapar la detuvo Lyssa.