La más vieja del harén

CAPITULO 18

Harald y Akira paseaban por los jardines del palacio, cuando no muy lejos de ahí vieron a Aslan y a Hella haciendo lo mismo.

-La princesa Hella, es mi prima en tercera generación – le dijo él, ahora Akira conocía la que iba a ser la esposa de Aslan, era muy diferente a ella, de piel tan clara como alabastro, cabello largo platinado, cuerpo menudo y una carita tan tierna como de niña, tragó saliva y no pudo evitar poner su mirada triste.

-La princesa es hermosa – Harald no estaba muy de acuerdo, una jovencita tierna como ella, no era atractiva para él. Hella que quería saludar a su primo, jaló del brazo a Aslan.

-Primo Harald.

-Princesa – dijo él inclinando la cabeza, luego miró a Akira.

-Le presento a Akira – los ojos azules se fijaron en los enormes ojos negros – Akira es una excelente astrónoma.

-Astrónoma, que interesante, ¿le gusta mirar el cielo?

-Estudio los objetos celestes, sus distancias y trayectorias – le dijo Akira seria, al ver que la princesa estaba minimizando o definitivamente no sabía de qué se trataba su trabajo.

-Es una maestra en la materia – dijo Harald.

-Es más que eso, solamente alguien con las capacidades de Akira puede llegar a comprender como funciona su mente – agregó Aslan, Hella ahora estaba con la boca abierta.

-Tiene razón – dijo Harald haciendo una media sonrisa, cuatro miradas se estudiaban unas a otras – tener a Akira como compañía, es estar aprendiendo siempre – un poco más de sal a la herida de ambos.

-Espero que disfruten también de la fiesta, esta noche es nuestro baile de compromiso, ¿no se lo perderá? – les dijo Hella.

-Creo que estaré encantada en acompañar a Harald – lo miró dedicándole una media sonrisa, Harald le devolvió la sonrisa, y Aslan tuvo que respirar para no irse contra él y tumbarlo de un buen golpe. Las parejas se cruzaron y siguieron sus caminos, los cuatro algo tensos respiraron.

No es que Akira fuera vanidosa, pero esa noche quería lucir hermosa, se puso en vestido lehenga bordado con oro y plata, formando hermosas figuras de elefantes en la parte inferior, el choli como era usual de llevar, le llegaba abajo del busto, dejando ver una parte de su abdomen, llevaba su cabello suelto, se lo había cepillado hasta que quedó brilloso, se puso un tocado a un lado justo arriba de la oreja con forma de luna y una estrella, el escudo de los otomanos. Cuando Harald llegó por ella, se quedó con la boca abierta, era hermosa pero ahora estaba deslumbrante, se sintió orgulloso cuando le dio el brazo para que ella lo tomara, cuando ella le sonrió su corazón le dio un vuelco, Harald también lucia muy atractivo vestido todo de negro, los lujosos atavíos europeos no le agradaban, por lo tanto siempre vestía sesillo y sobrio, pero le quedaba muy bien, resaltando su cabello rubio y piel blanca, cuando le devolvió la sonrisa Akira vio los hoyuelos en sus mejillas.

Entraron al gran salón, todo estaba finamente decorado, flores, adornos, candelabros con velas iluminaban todo, Akira vio a lo lejos a la sultana Valide, seguramente no la reconocería, y así fue, cuando la presentaron como una astrónoma se le quedó viendo con admiración, pero nada que develará que ella hacía años había sido una esclava de las esclavas.

La hermosa morena no pasó desapercibida para nadie, todos más que mirarla la admiraban, Elizabeta y Mustafá llegaron a saludarla.

-Dios santo Akira, estas más hermosa que nunca.

-Tú también luces muy bien – Elizabeta también había elegido un atuendo ruso, para recordar su país.

Aslan vio acercarse a Akira hacia él, tuvo que tragar saliva para contener el remolino de sentimientos, los ojos negros de ella lo miraban sin ningún tipo de contemplación, y eso lo estaba matando.

-Nuestras felicitaciones, su enlace traerá prosperidad al pueblo danés y al gran imperio otomano, teniendo conexiones en Europa – fue la felicitación de Harald para la pareja.

-Gracias primo – dijo Hella, al ver que Aslan no le respondía la felicitación, por tener los ojos puestos en Akira.

-Felicidades princesa, príncipe – dijo Akira, que quería salir lo más pronto de la fulminante mirada de Aslan.

El baile estaba en pleno, todos los presentes disfrutaban la velada, no Aslan que se la pasó toda la noche buscando a Akira, ella de vez en cuando lo sorprendió viéndola, y trataba de disimular, Hella intuida el mal humor de su futuro esposo, y al notar su mirada clava en Akira se imaginaba por donde iba la cosa.

La miraba platicando con Elizabeta, Harald y Magnus, les sonreía y en ocasiones soltaba risas, la vio bailar con Harald, su respiración estaba entrecortada, cuando lo veía feliz teniéndola en sus brazos.

-Este vestido ilumina tu piel, y tus pupilas brillan – le dijo Harald cuando bailaba con ella, teniéndola entre sus brazos, ella le sonrió, no podía negar que los ojos azules del hombre le encantaban, disfrutaba con su compañía, comprendía que no podría encontrar otro hombre con los mismos intereses.

Aslan los fulminaba con la mirada, solamente la interrupción de una que otra persona que se le acercaba para saludarlo o decirle algo, lo llegaba a sacar por momentos de su mal humor. La sangre se le calentó cuando vio que el velo que cubría sus hombros de Akira se le cayó, Harald muy atento, se lo acomodó en sus hombros muy lentamente, gozando rozar sus hombros, ella le dio las gracias con usa sonrisa, Aslan ya no lo soportó más, se levantó hecho una furia directo a donde estaban, le tomó la mano ante la sorpresa de todos.




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