La Máscara Perfecta

Capítulo 5: La Línea Peligrosa

El amanecer trajo consigo una sensación de inquietud en la universidad.

Los pasillos estaban más silenciosos de lo normal.

Las miradas eran esquivas.

El miedo seguía latente.

Y entre todo ese caos, Eva no dejaba de pensar en Clarens.

Porque cuanto más intentaba ignorar su instinto, más fuerte se hacía la sensación de que algo en él no encajaba.

Era como una sombra perfectamente dibujada en medio de la luz.

Algo que nadie más notaba…

Pero que ella no podía dejar de ver.

Eva no solía obsesionarse con las cosas.

Pero desde que Matthias había sido asesinado, su mente no podía dejarlo ir.

Y ahora, su atención no solo estaba en el caso.

Sino en Clarens.

Porque mientras todos los demás parecían estar atrapados en la histeria colectiva, él seguía igual.

Inmutable.

Indiferente.

Demasiado tranquilo.

Demasiado perfecto.

Y eso la aterraba.

Porque ¿qué pasa si el verdadero asesino no es alguien sospechoso?

¿Y si el monstruo no tiene colmillos ni garras?

¿Y si el verdadero peligro… es alguien que sabe exactamente cómo esconderse?

Esa mañana, Eva tomó una decisión.

Si su instinto le decía que algo no encajaba, seguiría su instinto.

No importaba si no tenía pruebas.

No importaba si estaba equivocada.

Tenía que averiguar la Verdad.

Tenía que averiguar más sobre Clarens.

Así que, por primera vez, lo siguió.

Desde la cafetería hasta la biblioteca.

Desde la biblioteca hasta los jardines de la universidad.

Siempre con el mismo patrón.

Siempre con la misma calma.

Nada en él parecía extraño.

Nada en él parecía fuera de lugar.

Siempre irradiaba tranquilidad.

Y, sin embargo, Eva no podía sacudirse la sensación de que algo no estaba bien.

Porque ¿quién puede vivir en medio de tanto caos sin reaccionar?

¿Quién puede ver cómo la universidad se desmorona y seguir con su vida como si nada?

A menos…

Que ya sepa exactamente lo que pasó.

Esa tarde, Eva se encontró con Clarens en el campus.

Y, como siempre, él la vio primero.

Y, como siempre, él sonrió.

—Pareces distraída —comentó con su tono relajado.

Eva respiró hondo.

—Tengo muchas cosas en la cabeza.

Clarens ladeó la cabeza.

—¿Todavía pensando en Matthias?

Eva sostuvo su mirada.

—¿Tú no?

Clarens tomó un sorbo de su café antes de responder.

—No veo el sentido en obsesionarse con algo que no puedo cambiar.

Eva sintió un escalofrío.

Su voz era demasiado calmada.

Demasiado… ensayada.

Demasiado Tranquila, sin una pisca de temor.

—Pero si pudieras cambiarlo —dijo en voz baja—, ¿lo harías?

Por primera vez, vio algo en los ojos de Clarens.

Algo que nunca había visto antes.

Una sombra.

Duró menos de un segundo.

Pero fue suficiente.

—No entiendo la pregunta —respondió con su sonrisa perfecta.

Eva sintió cómo su corazón latía con fuerza en su pecho.

Porque ahora lo sabía.

No tenía pruebas.

No tenía evidencia.

Pero su instinto no podía estar equivocado.

Clarens no era solo un estudiante más.

Clarens no era un simple espectador de este caos.

Clarens sabía más de lo que decía.

Y tal vez…

Él era el verdadero asesino.

Mientras Eva se alejaba, Clarens la observó en silencio.

Ya no había dudas.

Ya no había margen de error.

Ella lo estaba investigando.

Y eso la convertía en una amenaza.

Clarens nunca había dejado cabos sueltos.

Nunca había permitido que alguien viera más allá de su máscara.

Pero Eva…

Eva estaba demasiado cerca.

Demasiado cerca de la verdad.

Y en su mundo, eso solo significaba una cosa.

Eva tenía que desaparecer.

No hoy.

No mañana.

Pero pronto.

Solo esperaré un poco.

Mientras mas espera, mejor es la planificación.

Pero solo esperaría el momento perfecto.

Porque en su juego, no había lugar para los errores.

Y mucho menos para los testigos.




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