La Máscara Perfecta

Capítulo 17: El laberinto de espejos

El almacén abandonado se erguía como un monumento a la decadencia, un laberinto de sombras y ecos del pasado. El juez yacía inerte en el suelo, una sombra más en el laberinto de sombras que Clarens había creado. La ausencia de pruebas concretas no significaba que Miller se hubiera rendido; era un depredador paciente, acechando en la oscuridad, siguiendo el rastro invisible de la verdad, aunque este fuera casi imperceptible.

Miller, a pesar de la falta de evidencia tangible, sentía la presencia de Clarens en cada rincón de la ciudad. La imagen borrosa en la grabación de seguridad, aunque insuficiente para un arresto, era una confirmación de sus sospechas. Clarens estaba ahí, en algún lugar, tejiendo su red de justicia paralela, un juego peligroso que Miller estaba decidido a detener. La frustración lo carcomía, la impotencia le apretaba el pecho. No había pruebas, ni testigos, ni conexiones claras. Solo un instinto persistente que le gritaba que Clarens era el responsable.

Clarens, consciente de la proximidad de Miller, se movía con cautela, anticipando cada movimiento del detective. Sabía que el tiempo se agotaba, que la partida de ajedrez estaba llegando a su fin. Debía actuar con rapidez y precisión, o Miller lo acorralaría. La tensión era palpable, un juego de ajedrez en el que cada movimiento podía ser el último, un baile peligroso en la cuerda floja.

Sarah, atrapada en un torbellino de dudas, repasaba mentalmente cada conversación con Clarens. La frialdad en su mirada, la convicción en sus palabras, todo encajaba con el perfil de un justiciero implacable. Pero, ¿hasta dónde llegaría su sed de justicia? ¿Sería capaz de cruzar la línea que separaba al justiciero del asesino? La duda la consumía, la incertidumbre la atormentaba, como una pesadilla recurrente.

El teléfono de Sarah sonó, sacándola de sus pensamientos. Era un número desconocido. Dudó un instante antes de contestar, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.

"Sarah, necesito hablar contigo", dijo una voz grave al otro lado de la línea. Era Clarens.

Sarah sintió un vuelco en el corazón. "¿Dónde estás?", preguntó, su voz temblaba, pero intentaba mantener la compostura.

"En un lugar seguro", respondió Clarens. "Necesito que me creas, Sarah. Todo lo que he hecho, lo he hecho por una razón. Necesito que entiendas".

Clarens le contó a Sarah sobre su pasado, sobre la corrupción que había presenciado, sobre la impotencia que lo había llevado a tomar la justicia por mano propia. Le habló de su convicción de que la sociedad necesitaba un filtro, alguien que limpiara la escoria que otros ignoraban. Le habló de su dolor, de su rabia, de su sed de justicia. Pero, una vez más, omitió los detalles más oscuros, los asesinatos, las desapariciones, los secretos que podrían condenarlo.

Sarah escuchó atentamente, tratando de discernir la verdad entre las palabras de Clarens. La sinceridad en su voz la conmovió, pero la duda persistía, como una sombra que se negaba a desaparecer. ¿Podía confiar en él? ¿Podía creer en su versión de la justicia? La decisión era un laberinto, un camino sin salida.

"Necesito pruebas, Clarens", dijo Sarah, su voz era firme, pero temblaba ligeramente. "Necesito saber que no eres un asesino. Necesito entender cómo justificas lo que haces".

"Las pruebas están ahí, Sarah", respondió Clarens. "Solo tienes que abrir los ojos. Solo tienes que ver la verdad".

Clarens colgó el teléfono, sabiendo que había sembrado la semilla de la duda en la mente de Sarah. Ahora, solo quedaba esperar. Miller no tardaría en llegar, atraído por el rastro de la verdad, como una polilla a la luz. Clarens se preparó, sabiendo que el enfrentamiento era inevitable, que la hora de la verdad había llegado.

Miller llegó al almacén abandonado, cauteloso, con el arma en la mano. La oscuridad era densa, espesa, ocultando los secretos que Clarens había enterrado. Sabía que el enfrentamiento era inevitable, que la hora de la verdad había llegado. La tensión era palpable, como una cuerda tensa a punto de romperse, a pesar de la falta de pruebas.

¿Qué secretos se revelarán en la oscuridad?




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