La Máscara Perfecta

Capítulo 29: Desconocido

Clarens salió de la prisión con una sonrisa indescifrable.

El aire fresco de la noche lo envolvió cuando subió a la limusina negra que lo esperaba en la entrada. No necesitaba mirar atrás; sabía exactamente lo que había dejado dentro de Blackridge.

Miller estaba atrapado en su trampa, en un infierno que él mismo había construido con precisión quirúrgica.

La ciudad lo creía culpable. La policía lo creía culpable. Incluso él mismo empezaba a dudar de su propia inocencia.

Y ese era el verdadero triunfo de Clarens.

La victoria no estaba en destruir a un hombre.

Estaba en hacer que ese hombre se destruyera a sí mismo.

Un visitante inesperado

El vehículo avanzó en silencio hasta un rascacielos en el centro de la ciudad. Clarens entró por el lobby privado y subió hasta el último piso, donde lo esperaba su invitado.

El despacho era amplio, con ventanales que mostraban la ciudad extendiéndose hasta el horizonte. En el centro, un hombre de cabello gris, con un traje elegante y una presencia imponente, lo esperaba con un vaso de whisky en la mano.

—Llegas tarde, Clarens.

—El arte de la perfección toma tiempo —respondió Clarens, con una sonrisa ligera.

El hombre lo miró con ojos fríos.

—El problema con los artistas es que se vuelven demasiado confiados en su obra. Y tú estás jugando un juego peligroso.

Clarens se sirvió un trago sin pedir permiso y se sentó frente a él.

—Todo está bajo control.

El hombre dejó el vaso sobre la mesa de caoba.

—¿Miller sigue vivo?

—Sí. Pero no por mucho tiempo.

El visitante se recostó en su silla.

—Si sigue vivo, significa que no todo está bajo control.

Clarens sonrió.

—Miller es un experimento. No basta con matarlo. Quiero verlo desmoronarse. Quiero verlo convertirse en lo que juró destruir.

El hombre suspiró, con un dejo de impaciencia.

—Tienes recursos, contactos y poder. Y lo usas para jugar con un hombre acabado.

Clarens giró su vaso, observando el líquido ámbar.

—Porque no es solo un hombre. Es un símbolo. Y cuando destruyes un símbolo, la gente deja de creer en él.

Se inclinó hacia adelante.

—Miller era un héroe para esta ciudad. Pero cuando salga de Blackridge… si es que lo logra… será un monstruo.

El hombre lo estudió en silencio.

—Tienes una obsesión peligrosa, Clarens.

Clarens se encogió de hombros.

—Todos necesitamos un pasatiempo.

El visitante se levantó.

—Solo asegúrate de que este pasatiempo no te consuma.

Clarens observó cómo se alejaba.

Cuando la puerta se cerró, su sonrisa se desvaneció.

Por primera vez en años, sintió algo que no había sentido en mucho tiempo.

Incertidumbre.

Miller había demostrado ser más resistente de lo esperado.

Tal vez, solo tal vez…

El juego aún no había terminado.

---------

Clarens miró a través de los ventanales hacia la ciudad iluminada, pero no podía dejar de pensar en las palabras de Crowley. "Tienes una obsesión peligrosa." Había una chispa en su mente que no lograba apagar, un ligero atisbo de duda que no le era familiar. Siempre había considerado la duda como una debilidad, pero ahora se le presentaba como una sombra que no podía ignorar.

En su mente, había logrado orquestar una serie de movimientos tan perfectos que se sentía casi imbatible. Cada detalle había sido cuidado con precisión, desde el momento en que había decidido usar a Miller como su peón, hasta la ejecución de cada uno de los pasos del plan. Sin embargo, el hecho de que Miller estuviera resistiendo más de lo esperado le dejaba una sensación extraña, como si el hilo que sostenía todo estuviera comenzando a rasgarse.

Clarens siempre había confiado en su habilidad para manipular a las personas, pero en este caso, algo no estaba yendo como había planeado. El hombre que había considerado como el único obstáculo en su camino parecía estar quebrándose lentamente, pero con una fuerza interna que no podía predecir. Esta resistencia inesperada era algo que no podía subestimar.

El pensamiento de Crowley seguía rondando en su cabeza. "No te dejes consumir por esto", había dicho. Clarens no era de los que escuchaban consejos, especialmente no de alguien como Crowley, cuya obsesión por los números y el poder legítimo lo había llevado a alejarse del caos que Clarens tan bien dominaba. Sin embargo, había algo inquietante en las palabras del hombre.

Clarens recorrió la habitación con la mirada, deteniéndose en sus recuerdos, en sus logros. Había hecho cosas que la mayoría de las personas no se atreverían ni a imaginar. Había destruido imperios, manipulado gobiernos, arruinado vidas, y todo en su búsqueda incansable de control absoluto. Para él, todo estaba en juego, pero ahora se encontraba ante una pregunta que nunca había contemplado.

¿Estaba perdiendo el control? ¿Había un límite para todo lo que podía hacer?

La guerra que había comenzado como un juego de poder ahora parecía ser más que eso. Había personas que realmente lo temían, pero también había otros que lo desafiaban de maneras inesperadas, y Miller, con su resistencia imprevista, era solo una de las muchas piezas que todavía no entendía completamente.

Clarens se quedó allí, en silencio, observando el horizonte. Algo en su interior le decía que estaba a punto de entrar en una fase mucho más peligrosa.

Quién es este misterioso visitante? Y porqué conoce los planes de Clarens?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.