03| ¿Como el cometa?
Halley:
Aquella mañana me había levantado temprano para ir a la universidad. Iba en bicicleta y el trayecto duraba más o menos quince minutos, pero merecía la pena, porque era una manera de hacer ejercicio y, además, solo me gustaba utilizar el coche cuando no me quedaba otra opción, esto es porque destruyen el planeta con aquellos gases tan contaminantes que además de ser responsables del cambio climático son nocivos para la salud humana y presentan millones de consecuencias negativas a nuestro planeta.
Soy estudiante de ecología lo que hace más fácil entender mis trayectos en bici todos los días, algo que a la mayoría de los estudiantes de la universidad les parecía surrealista ya que la mayoría escogía el coche al ser un medio de transporte más cómodo y veloz.
Después de recibir mis primeras clases, me encontré con Halle en uno de los jardines del campus. Estaba sentada en el césped y tenía la espalda apoyada en el tronco de un árbol, se estaba toqueteando el pelo antes de darle un sorbo a lo que supuse que era un granizado y continuar observando su móvil con el ceño fruncido. Di unos pasos más hasta situarme por completo frente a ella.
—Joder, menos mal que te veo, desde que te perdí ayer no he hecho más que llamarte, ¿es que acaso no entiendes el concepto de descolgar? —dijo preocupada mientras suspiraba y me sentaba a su lado.
—Lo siento, cuando llegué a casa era tarde y yo… Solo me fui a la cama, no tenía ganas de pensar demasiado, ni siquiera he mirado el móvil —me disculpé mientras llevaba mis rodillas a mi pecho y observaba las puntas de mis zapatillas.
—Menos mal que estás bien. No tenía ni idea de que iba a pasar lo de ayer, de verdad, no investigué mucho, pero había comentarios reales y la página parecía fiable. Simplemente no sé qué ha pasado —susurró agobiada.
—No pasa nada, por suerte no ha pasado algo peor.
—Intenté tirar de ti cuando vi que la poli se acercaba, pero te quedaste ahí petrificada y la multitud tiró prácticamente de mí. Cuando salí de todo aquello no paré de llamarte, me asusté mucho —continuó hablando afectada antes de dirigirme una mirada.
Así que era cierto lo que dijo aquel chico, que iban a cogerme por culpa de mis patéticos reflejos…
—Oye, ¿y qué es eso de que llegaste a casa tarde? ¿Qué estuviste haciendo? —Frunció el ceño antes de sonreírme de lado en una mueca picaresca.
—Antes de que digas nada, no sé nada de Kev, así que, si dio la casualidad de que salió anoche, no es la persona de la que hablo —aclaré señalándola con el dedo y ella me respondió frunciendo el ceño. De todas formas iba a contarle lo del desconocido así que, cuanto antes empezase con eso, mejor.
Aquel rubio de ojos azules no ha salido de mi cabeza desde anoche y no me gusta eso.
—Ah, ¿no? ¿Y entonces de quién se trata? Quiero todos los detalles, y no te hagas de rogar, que te conozco —dijo señalándome acusativa con el índice.
Siempre le podía la curiosidad…
Agarré su dedo y lo aparté de mi clavícula justo antes de dar una bocanada de aire y comenzar con mi explicación:
—Un chico me agarró del brazo y me metió en su coche —expliqué sin tapujos mirándome las puntas de los pies y entrelazando mis dedos—. Después de eso me dijo que llegaba tarde a trabajar y que no podía llevarme a casa, así que me llevó con él y regresé tarde. Intentó ayudarme antes de que un policía me cogiera, pero yo estaba enfadada con él y no le hice mucho caso al principio…
—¿Enfadada con él? ¿Por qué? —preguntó la morena un poco indignada.
Seguro que ya había identificado al guitarrista como un atractivo material de novio.
—¿Que por qué? Pues porque me metió en su coche sin más, no me dijo su nombre y encima no podía llevarme a casa, pensé mil cosas horribles en cuestión de segundos. Además, su tono de voz algunas veces… Era como si no le importase haberme asustado, es decir, eso parecía más bien un secuestro que una ayuda, tenía miedo, Hall, ¿qué quieres que te diga? —expliqué antes de mirarla.
—Pues es una mierda porque ese chico tiene razón, si no te hubiera metido en ese coche anoche habrías dormido en prisión, he leído los titulares del periódico digital esta mañana, no se habla de otra cosa…
Genial, ahora me sentía mal por haberle hablado así aquel chico desconocido.
En realidad, había estado pensando en eso desde que llegué a casa anoche.
Como si eso mejorase la situación, Halley.
—Pero bueno, te entiendo, no todos los días alguien te mete en su coche así de repente y acaba llevándote al sitio donde trabaja —dijo riendo por lo bajo—. Dios, esto es tan surrealista… ¿Por qué siempre te pasa a ti todo lo interesante?
—De interesante nada, ahora me siento mal por haberme comportado como una antipática —respondí jugueteando con mis dedos. Acababa de recordar lo que aquel chico había dicho sobre mí y, reproduciéndolo todo en mi cabeza me estaba dando cuenta de que otra vez, él volvía a llevar razón.
—Pues ve a hablar con él —solucionó en unos segundos. La miré y alcé una ceja preguntándole si iba en serio, pero al ver que no iba de farol me vi obligada a arruinarle la fiesta.
—Ni siquiera me dijo su nombre, no sé nada de él. Es misión imposible, Hall…
—Nah, ah. —Negó con la cabeza—. De eso nada, sabes dónde trabaja, por ahí podrías empezar, sé buena como tú eres y pídele perdón, Halley, porque aquel chico se lo merece, te libró de un antecedente penal —me recordó levantándome la barbilla para mirarla.
Suspiré antes de apoyar mi cabeza en su hombro.
—Está bien, iré, aunque tenga que coger el coche…
—¿Tan lejos está aquel lugar? —pregunto incrédula ante mis palabras. Hacía varios meses que no utilizaba el coche y eso la había descolocado.
—Prácticamente a las afueras de la ciudad.