“Era el año 1715 en el pueblo de Nuevo Baztán, en España, el cual estaba habitado por obreros de una fábrica de vidrio. Alondra Puerta había venido con sus padres desde Mallorca para trabajar allí. Ella tenía 32 años, era soltera, vestía corset y polleras largas acompañadas de altos peinados, era muy pálida y hacía floreros de vidrio que eran su especialidad. Lamentablemente era adicta al opio y esto la convertía en una persona depresiva. Ella no era capaz de ver lo bueno en las circunstancias porque sus ojos veían todo gris aunque sí tenía algo a favor: le interesaban las aves. Reconocía sus cantos a la vez que coleccionaba plumas de variados colores que pegaba en una carpeta con el nombre correspondiente. Un domingo salió a caminar bajo unos árboles de acebo así podía fumar sin que la vieran cuando de repente un ruiseñor se posó en una rama y cantó. Alondra se extrañó que un pájaro de esa especie anduviera por allí pero más raro fue entender lo que el ruiseñor decía. Le dijo que no se dañara el cuerpo con drogas, que no esté más triste, que buscara la luz en lo que la rodeaba y que a partir de ese día tendría comunicación con todas las aves. De ese modo, Alondra dejó todo aquello que la dañaba así que su vida cambió de manera crucial. Los pájaros le traían noticias de otros lugares a veces buenas otras malas, a veces traían alertas para la población y ella empezó ayudar haciendo de intermediaria. Más adelante, Alondra conoció a un apuesto muchacho de un pueblo vecino con el cual se casó y dejó la fábrica de vidrio para estudiar a sus amigos los pájaros. ”
por Valeria O.
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Escrito el 08/07/2019
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