La Melodía del Beta

Capítulo 3


 


Me siento en la cama y me dejo caer; viene a mi mente uno de los consejos de mi hermano mayor.

"Si hay personas a mi alrededor hacer todo el ruido que pueda para atraer su atención y que me ayuden"

Pero aquí ya no puedo hacer nada, ya estoy perdida. 
Busco en la habitación algo para defenderme, pero no hay nada, solo cosas personales. Abro con dificultad la puerta de vidrio que da al balcón, pero estamos en el segundo piso

—Si salto de aquí no quedó ni para tamales —susurro a la nada.

Tampoco se trata de hacer estupideces, si salto de aquí y me quiebro una pierna, él siempre volverá a atraparme y allí mis posibilidades de escapar reducirán drásticamente ¿Qué haría con una pierna rota? Y eso es siendo positivos, pues si caigo de cabeza, hasta ahí llegue.

Me paro frente a la puerta, grito, pataleo esperando que abran, pero nada funciona. Nadie abre, en este momento odio a Natalia ¿Por qué me dejó con ese loco? Todo es su culpa.

¿Pará qué me quiere aquí? Es una de las dudas que más carcome mi mente. 
¿Qué hará conmigo?

Me siento en la esquina de la habitación, abrazo mis piernas y comienzo a llorar, siento mis lágrimas deslizarse por mis mejillas, esperando que esto solo sea un mal sueño.

Debí ayudar a cocinar a mamá, debí abrazar más fuerte a Adam cuando me despedí de él, debí decirle a papá que lo amó aunque casi nunca lo vea, debí tratar de conversar más con Nathan, supongo que si muero eso será lo que mas me dolerá, morir sin conocer bien a mi hermanito, sin ser yo quien lo consuele cuando tenga su primera ruptura amorosa.

Abrazo más mis piernas al sentir que él dolor de cabeza se intensifica; cierro los ojos con fuerza y me quedó así, esperando que el dolor disminuya.

                  *************

Siento varias caricias sobre mis mejillas y mi cabello, me muevo sin abrir los ojos, pero las caricias no se detienen, abro los ojos a regañadientes, veo al castaño con sus dedos sobre mis mejillas, parpadeo varias veces para asegurarme que no es una ilusión. 
Al ver que no es así apartó su mano de un manotazo.

Por su rostro cruza un gesto de dolor
¿Tan duro le dí?

—Por favor no hagas eso —dice tomándome las manos —eres lo único que le da sentido a mi vida.

¿Ahhh? ¿Qué diablos?

Me quedo quieta sin siquiera respirar, quiero jalar mis manos, pero si quiero salir de aquí con vida, tengo que aguantar.

—Por favor quédate conmigo, no me tengas miedo —acaricia mi rostro, yo cierro lo ojos con fuerza, queriendo alejarlo —yo nunca te haría daño —susurra

Mi respiración se agita, tengo que actuar ahora.

—¿Tienes una pastilla para el dolor de cabeza? —cuestionó tratando de sonar normal

El sonríe y asiente, se levanta y comienza a caminar hacia la puerta.

—Puedo traerte algo de comer ¿Tienes hambre? —pregunta feliz volteándose, yo asiento forzando una sonrisa —bien —sonríe cerrando la puerta

Espero escuchar el sonido de la puerta siendo cerrada con llave, sin embargo eso no sucede, creo que olvidó poner llave. Me levanto rápido y veo que las cintas de mis zapatos estén bien atadas, pues tendré que correr muy rápido.

Espero algunos minutos y salgo de la habitación, camino rápido por el pasillo pasado por varias habitaciones, hasta que llego a las escaleras, desde allí se ve la salida, comienzo a correr casi saboreando mi libertad, siento la adrenalina correr por todo mi cuerpo.

Estoy por cruzar la puerta cuando escucho algunas cosas romperse, volteo y veo al chico parado junto varios platos rotos; corro lo más rápido que mis piernas me lo permiten, corro sin importar que casi no puedo respirar, puedo escuchar sus pasos siguiéndome, volteo para asegurarme que no esté cerca.

El castaño para y me ve directo a los ojos, su cuerpo comienza a hacer ruidos extraños, para luego tomar una forma diferente, pasa de ser un humano a un ¡Perro gigante!

Mis piernas se enredan haciéndome caer, quiero levantarme, pero mi cuerpo no responde y mi respiración cada vez es mas agitada.

El se acerca a mi, haciendo que toda la adrenalina que minutos antes corría por mis venas ahora se transforme en terror.

¡¿Qué está pasando?! ¡¿Qué es todo esto?! ¡Seguro me drogo y esto no es real! Tuvo que ser así.

El se acerca aún mas mi lanzando un gruñido, lágrimas salen de mis ojos sin control y no intento detenerlas, quien diría que moría siendo comida para perro.

Retrocedo y comienzo a correr de regreso a la mansión, ciento los pasos siguiéndome, pero no entiendo por qué no salta y me devora de una vez, no me detengo a pensar eso y corro más rápido, si sobrevivo tendré tiempo para pensarlo.

Cuando ya me encuentro adentro me permito respirar con más tranquilidad, pero aún así me mantengo alerta ¿Qué paso con él lobo? O con lo que sea que haya sido. 
Volteo hacia ambos lados y no hay señal del loco, ni del lobo.

—Bien, vamos Melody, es tu oportunidad para escapar—me hablo como si fuera otra persona.

Camino despacio hasta la puerta nuevamente, veo hacia fuera asegurándome que no haya nada, estoy por seguí caminando cuando escucho su voz detrás de mi.

—Es mejor que no des un paso más, Melody —dice molesto, todo mi cuerpo se tensa al escucharlo.

¡Vamos Melody, debes correr ahora! ¡No seas idiota y corre!

Respiro profundo y estoy lista para correr cuando siento que me toma por la cintura.

—Te dije que pararas —susurra en mi oído

Trato de alejarme, pero él es mas fuerte.

—¡Suéltame! —grito y lo hace, cosa que me sorprende.

Él chico solo va vestido solo con un pantalón, dejando su torso desnudo.

—Vamos a la habitación, hablaremos allí —habla de forma calmada, la cuál es fingida, eso hasta yo lo noto.

—No iré contigo a ningún lado —digo alejándome y cruzando los brazos, él levanta una ceja divertido

¿Qué le divierte? ¿Tengo cara de payaso? Porque de lo que menos tengo ganas es de contar chistes.




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