Melody Hall :
—Hola Melody —dice y sonríe, siento un ligero temblor en mi cuerpo al escuchar su voz, yo asiento en forma de saludo.
Me quedo parada sin saber que hacer, mi escudo de falsa seguridad se desmorona al verlo sentado en el sofá con una pierna cruzada, mi corazón palpita con fuerza casi abriendo un agujero en mi pecho.
—Puedes sentarte, si quieres —dice con una sonrisa nerviosa, hago lo que me dice y me siento en la esquina de la cama agradeciendo que no esté tan cerca. —No sé cómo comenzar, nunca pensé que tendría que explicarle esto a alguien —sonríe y me ve con fascinación —creo que debería comenzar por disculparme ¿cierto? —yo levanto los hombros restándole importancia —¿Tan indignó soy para no merecer tus palabras? ¿Tanto me odias? —pregunta triste
—¿Qué quieres que te diga? —cuestionó sin entender, si lo sabe para que quiere que se lo repita.
—Que no, que no me odias —lo observó analíticamente —por favor dime que no lo haces —súplica levantándose con intensión de acercarse
—¿Sobre qué querías hablar? —pregunto evadiendo el tema, pues tampoco quiero mentir
—Aún tenemos un tema pendiente —suspira y vuelve a sentarse
—¿Ahh si? ¿Cual? —pregunto mordiéndome el labio nerviosa
—Lo que viste hace unas horas no fue una ilusión, yo soy un licántropo —frunzo el ceño sin comprender a lo que se refiere, aunque eso ya lo había dicho hace un rato—Y como ya te había dicho tu eres mi mate—relata observándome a los ojos, analizando cada una de mis expresiones, como temiendo perderse algo.
—¿Qué? —susurro desconcertada, esto cada vez se está poniendo más loco. —¿Qué es eso? ¿Se come?
—Si, bueno, a veces —dice nervioso y divertido a la vez —mate es lo tu eres para mí, mi alma gemela—frunzo el ceño a mas no poder —Cada licántropo tiene una.
—Por favor dime que esto es un broma —ruego —como mencioné hace unas horas no creo nada de lo que me estas diciendo —comentó frustrada
—¿Qué quieres que haga para que me creas? —cuestiona desesperado.
—Bien, digamos que te creo y que toda esta locura tiene sentido —digo señalando a mi alrededor —aunque creo que necesitas terapia, voy a escucharte. —asiente un poco molesto
—Primero tienes que saber que todos los licántropos vivimos en manadas, con un líder y otros al cargo —relata
—¿Cómo un gobierno? —cuestionó curiosa, uniéndome a su estúpido juego.
El asiente
—Si, solo que a nuestro líder lo llamamos Alpha y las otras dos personas son llamados "Beta" y "Delta" —me observa esperando a que pregunte algo, pero no lo hago —también hay más puestos, hay guerreros, que son los que cuidan las fronteras y se encargan de la seguridad de la manada, también hay omegas que se encargan de muchas cosas, hay muchos puestos, luego si quieres te los digo —yo asiento, sin saber que decir o como actuar.
Ambos nos quedamos en silencio incómodo esperando que el otro hable.
—¿No quieres saber qué puesto ocupo? —pregunta rompiendo el silencio.
—No, en realidad no me importa —digo restándole importancia, si tengo curiosidad, pero no voy a admitirlo. El asiente dolido.
—Pensé que tendrías curiosidad —responde cabizbajo, con una sonrisa forzada, y sigue explicando— cada hombre lobo tiene a su mate u alma gemela, quien nos completa y es la única persona que nos puede hacernos feliz, con la que sentimos una conexión muy fuerte, que con ninguna otra persona sentimos y está se distingue por un característico aroma
—¿Y se supone que yo soy parte de esto? —él asiente —¿Por que? Yo soy "humana" —digo haciendo énfasis en esa palabra
—No lo sé, no suelen haber muchos casos así, pero los hay, nosotros somos un ejemplo. —yo niego
—Esto no puede ser real —hablo sin fuerzas
—¿Crees que inventaría un mundo de fantasía solo para tenerte atada a mi lado? —pregunta molesto—Si al final no me crees puedes preguntarle a Camily o Ethan, e incluso a Natalia —dice, me tensó al escuchar su nombre.
—¿Natalia sabe de todo esto? —comentó dolida, él asiente
Me duele que ella supiera todo esto y aun así me haya dejado con él, no es como que fuéramos inseparables, pero la consideraba mi amiga.
Las lágrimas de tristeza, decepción y enojo se juntan en mis ojos, no sé cuántas veces he llorado el día de hoy, pero seguramente han sido mucha, me sorprende que aún tenga lágrimas.
—Ella sabía que eres mi mate —comenta —de hecho ella pertenece a nuestra manada.
Me quedo un momento tratando de procesar lo que acaba de decir, quizá ¡Ay! Ya no se me ocurre nada más, me estoy creyendo toda esta farsa. Creo que pronto colapsaré si sigo así.
Algunas lágrimas caen de mis ojos siento que el colchón hundirse a mi lado.
—Por favor no llores, se me rompe el corazón verte llorar —dice mientras limpia mis lágrimas con sus pulgares —pídeme lo que quieras, lo conseguiré, no importa si tengo que ir al fin del mundo —habla con un tono que demuestra sinceridad.
—Déjame ir, es lo único que quiero —digo con la voz quebrada
—Melody por favor —habla con la voz quebrada —sabes que no puedo hacerlo
—¿Qué mas querría que no fuera mi libertad? — lágrimas se deslizan por su rostro y eso me hace sentir un poco culpable, pero ese sentimiento es remplazando por la ira. —Sabes que yo también tengo una vida ¿no? También tengo familia la cual seguramente está preocupada, pero no, tu eres tan egoísta que solo piensas en ti. —digo mordaz
—Prométeme que si te dejo ir, no te enamoraras de nadie, ni siquiera pensaras en alguien que no sea yo ¿Lo harías? —pregunta angustiado, yo asiento, aunque se que es mentira.
—Créeme que con el trauma que me estas causado, no podré olvidarte aunque así lo quisiera —respondo mordiéndome la lengua para no decir cosas que vayan a perjudicarme.
Connor se acerca más a mi y acaricia mi mejilla suavemente haciendo que varios escalofríos viajen por mi cuerpo.