La Melodía del Beta

Capitulo 26

Melody Hall:

—Claro— digo asegurándome de tener  mi celular y dinero en mi bolsillo trasero.

—Gracias —dice haciéndose a un lado para que cierre la puerta con llave.

—¿Qué tal tu semana? —cuestionó caminando junto a él por el pasillo.

—Genial, aunque un poco estresante —comenta sonriente

—¿Por que? —cuestionó curiosa

—Porque mañana tengo que viajar y volveré hasta el martes de la otra semana —suspira —lo que significa que no te veré por dos semanas, no se como  estaré cuerdo sin ti dos semanas —dice exagerando.

—No es para tanto —río

—¡Son dos semanas! —alega haciendo muecas —¡Dos semanas! —repite cruzando los brazos, suelto una carcajada sin poder evitarlo.

—Solo falta que te pongas a dar saltitos para completar el berrinche —digo entre risas, parece un niño —Shh, shh, no llores te voy a comprar un juguete ¿sí? —digo aguantandome la risa y saltando brevemente para palpar su cabeza.

—¿Qué tipo de juguete? —dice sonriendo de forma pícara.

Ruedo los ojos y vuelvo a caminar.

—No seas pervertido Connor —advierto, y camino más rápido escuchando su carcajada de fondo.

—Oye, espérame —dice tomandome por la cintura y pegándome a su cuerpo, jadeo de la sorpresa.

Como puedo me volteo y le regreso el abrazo, aferrándome a su cintura, no podría negar que últimamente amo estar con él, y su contacto ya no me incomoda como al principio, ahora me complace tenerlo tan cerca,pero eso me da miedo.

¿Que pasará luego? ¿Es verdad lo de que me va ha amar por siempre? Yo no creo, no creo que un sentimiento dure tanto.

—Hay que darnos prisa —murmura besando mi cabello.

Nos dirigimos al auto donde el abre la puerta de mi lado y rodea el coche para entrar en el lado del conductor.
Comenzamos nuestro trayecto en silencio, cada uno en su mundo hasta que viene a mi mente la conversación que tuve con Natalia hace rato.

Pego la cara al vidrio, amo ver por la ventana cuando voy en auto, siento que puedo pensar con más claridad.

—¿Connor? —pregunto luego de un momento sin despegar la cabeza de la ventana

—¿Si?

—¿Que pasará con nosotros al terminar los ocho meses? —volteo en su dirección, él apreta con más fuerza de la necesaria el volante.

No me responde de inmediato, piensa antes de responder.

—Pasará lo que tu quieras que pase —responde con tono neutro.

—No puedes dejarme toda la responsabilidad a mí —digo del mismo tono —deberíamos hablarlo y ver a que solución llegamos juntos —digo comenzando a subir el tono — no puedes poner el futuro de ambos sobre mí.

Me molesta que no opine y me deje la decisión a mí, quiero saber que quiere él también, no todo el tiempo se trata de lo que yo quiero.

—Melody, yo haré lo que tú me pidas; si me pides que me quede, lo haré, me quedaré a tu lado —dice viendo hacia la carretera, suspira antes de volver a hablar — y si me dices que me vaya lo haré; si me pides tiempo para pensarlo te lo daré, si luego de un tiempo me dices que ya no quieres seguir conmigo, lo entenderé y respetaré tu opinión.

Mierda, no se que responder.

—Pero... —me humedesco los labios nerviosa sin saber que decir —¿Que quieres tú?

—Sabes lo que quiero —habla entre dientes.

—Si lo supiera no te lo estaría preguntando —reprocho

—Quiero ser el causante de la mayoría de tus sonrisas, quiero que envejezcas a mi lado, que cuando necesites a alguien me llames a mí. —responde con algo de dificultad, para luego aclararse la garganta. —Quiero estar contigo Melody. —lo observo sin decir nada, él se dedica a observar la carretera mientras se muerde el labio con fuerza.

Muy pocas veces me quedo sin palabras, y esta vez es una de ellas.

—También te quiero —murmuró por lo bajo sin saber que decir, me volteo nuevamente hacia la ventana.

Puedo sentir su mirada sobre mí , haciendo que los vellos de mi cuello se ericen, pero siento que estoy demasiado roja para devolverle la mirada, es la primera que le digo que lo quiero; y ni siquiera iba de acuerdo a la conversación, pero sentí la necesidad de hacerlo.

Vamos Melody, es solo un te quiero, ya sé lo has dicho a más personas, como a Adam por ejemplo.

Ay, pero eso no quita el hecho que me sienta bien al decirlo.

Luego de un momento ambos vamos en  silencio bastante tenso, solo se escuchan nuestra respiraciones.

Aguanto la respiración cuando siento su mano en mi rodilla, apretandola suavemente; lo veo por el rabillo del ojo  y lo encuentro sonriendo.

Que bipolar es, primero me hace un berrinche, luego se enoja y luego sonríe.

¿Qué falta? ¿Qué me besé?

Siii

¿Qué?

Digo, no.

¡Este hombre hará que me dé un infarto si sigue haciendo que el ritmo corazón cambie tan drásticamente!

Si muero voy a regresar al mundo de los vivos solo para aruñarle los pies.

—No quiero ni imaginar que estas pensando para poner esa sonrisa malvada —dice con una pequeña sonrisa, ese pequeño comentario hace que el ambiente se aliviane más.

—Estaba haciendo planes para cuando muera —respondo simplemente

—Claaro —dice alargando la palabra —lo común ¿no? —asiento.

—Si te sirve de algo, tu estás en mis planes —levanta las cejas sonriendo —serás una de mis víctimas.

—No podría quejarme ¿A ver que me harías? ¿Susurrarme "Buu"? —bromea.

—Claro que no, voy a poseer tu cuerpo y comenzaré a bailar la Macarena — digo cruzando los brazos. Connor sonríe divertido y yo lo imitó.

—Creo que hay cosas mas divertidas para hacer mientras se posee un cuerpo  que bailar la Macarena —dice divertido.

—¿Ahh si? ¿Cómo que? —cuestionó curiosa.

—Cómo bajar las escaleras con el cuerpo torcido —dice simplemente, niego riendo.

—Que poco original —agrego —es mejor mi idea —alardeó

—Si, como no —dice con ironía, pongo los ojos en blanco.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.