La Melodía del Corazón

Capítulo 2

No tardamos en tomar un vuelo pri

 Me siento destrozada, no sé cuánto tiempo ha pasado desde que Leandro salió de la habitación totalmente enojado.

Limpio mis lágrimas, levantándome del suelo. Decido irme, definitivamente fue una mala idea en venir a este lugar. Abro la puerta y me detengo al observar a Leandro sentado en el suelo del pasillo, tiene las rodillas levantadas y sus manos sobre ella, mientras su rostro está metido en medio de sus manos.

Carraspeo y Leandro levanta su cabeza, su mirada es de tristeza y decepción. No soy capaz de sostenerle la mirada, bajo mi rostro y camino por el pasillo dejándole la puerta abierta de su habitación. Con mis manos entrelazadas temblando, logro pulsar el botón del ascensor, pero antes que abra las puertas; siento un fuerte jalonazo en mi mano izquierda haciéndome tambalear hacia un lado. Volteo para mirar asustada e identifico que es Leandro quien sostiene mi brazo haciéndole una fuerte presión lastimándome, forcejeo y este me jala hacia su cuerpo, caigo con brusquedad sobre pecho y este aprovecha para pasar su mano por mi cintura y empieza arrastrarme hacia su habitación, trato de soltarme, pero Leandro me aprieta más contra él.

Cuando entramos a su cuarto, azota la puerta de una patada y me arrastra hasta donde está su cama y me tira con brusquedad sobre ella, trato de levantarme, pero Leandro se posiciona encima de mí, sosteniendo mis manos por encima de mi cabeza, mi cuerpo tiembla y puedo jurar que él mismo puede sentir mi corazón desbocado sobre su pecho.

― ¿Acaso pensabas irte después de tremenda revelación? ― Mi miedo aumenta al ver su rostro. Sus ojos parecen inyectados de sangre, su mandíbula está a punto de desencajar por la fuerza que hace en apretar sus dientes, y la vena que sobresalta su frente, se ve que está a punto de estallar.

―Suéltame... Me lastimas― Susurro al borde del llanto. Lo veo suspirar y me suelta sentándose en la cama.

―¿Cómo pudiste hacerme algo así? ¿Acaso esta es tu venganza? ― Sobo mis muñecas donde ha dejado una enorme marca roja.

―Sabes muy bien que no soy de venganza―

― ¿Entonces por qué lo hiciste? Ocultarme a mi hijo no te parece bajo―

―Más bajo fuiste tú al abandonarnos― Le recrimino bajando de la cama.

―Ni se te ocurra salir por esa puerta― Dice levantándose de la cama.

―No te tengo miedo sabes― Lo reto.

―Pues deberías― Se para delante de mí ―No soy el mismo chico que conociste―

―Lo mismo te digo― Cruzo mis brazos para poder establecer espacio entre ambos.

―¿Dónde está él?― Pregunta ―¿Dónde está mi hijo?― De inmediato el dolor se apodera en mi corazón y empiezo a llorar, Leandro trata de acercarse, pero al parecer se arrepiente porque se aleja mientras yo tapo mi rostro con mis manos, me siento en la cama y no puedo controlar mi llanto. Leandro sale de la habitación y al poco tiempo entra con una botella de agua en su mano, la destapa y me la pasa. Bebo hasta agotar la última gota.

―Él.... Está internado en el hospital departamental de Denver― Susurro conteniendo más mi llanto.

― ¿Qué pasó con él, porque enfermo? ―

―Le cayó una bacteria en los riñones y necesita un tratamiento completo para que no pierda uno de sus riñones, ni tenga que hacer diálisis― Bajo mi rostro mirando mis manos.

― ¿Supongo que vives en Denver? ― Asiento.

―Si― Contesto sin mirarlo.

― ¿Dime dónde tienes tus cosas? ― Se acerca a la mesa de noche de la habitación y saca un móvil ―Mandare a traer tus cosas, esta misma tarde viajaremos a Denver―

―Yo puedo ir por ellas― Digo levantándome de la cama dispuesta a salir, pero Leandro me detiene.

―Si sales por esa puerta...― Volteo mi cuerpo y lo observo. Tiene los ojos cerrados, sé que se está conteniendo ―Tú te quedas acá― Muerdo mis labios para oprimir tener que gritarle que no me manda, pero por el bien de mi hijo me abstengo.

―Saldré un momento― Dice tomando una chaqueta que está encima de un asiento ―más te vale que no te vayas y me esperes― Suspiro resignada ―Iré a suspender mi gira y a organizar todo para que mi hijo lo vea los mejores especialistas del país― Un sollozo escapa de mis labios ―No te preocupes, nuestro hijo se pondrá bien― Dice esto último antes de salir de la habitación.

De inmediato caigo sobre la cama y empiezo a llorar con más fuerza.

vado e ir hacia donde estaba mi hijo internado. En todo el camino



#3690 en Novela romántica
#1111 en Chick lit

En el texto hay: familia, drama, amor

Editado: 16.11.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.