La mentira del justo

Capítulo 2

El cielo de la ciudad estaba cubierto de nubes grises, presagiando una tormenta que nunca llegaba. Sin embargo, la atmósfera en la oficina de los detectives era mucho más pesada, cargada de preguntas no respondidas.

Martín Ortega ya había revisado cada detalle de las fotos del caso y había comenzado a analizar las declaraciones de testigos. Matías, por su parte, sentía una creciente inquietud, como si estuviera caminando por un estrecho pasillo lleno de puertas cerradas. Sabía que había algo más en el caso de lo que estaba viendo a simple vista, pero no podía encontrar la llave que abriera esas puertas.

"¿Has hablado con los testigos de la vecindad?" preguntó Martín sin levantar la vista de su escritorio. Su tono era tan sereno que parecía que todo a su alrededor era parte de una rutina diaria.

Matías, sin embargo, no podía concentrarse en los detalles más pequeños del caso. Tenía la sensación de que algo lo estaba distrayendo, algo que había comenzado a sembrarse en su mente desde que vio a Carolina Rodríguez. Cada palabra que ella había dicho, cada gesto suyo, ahora tomaba una nueva dimensión en su cabeza.

"Sí, pero hay algo raro," dijo Matías, mientras hojeaba las transcripciones de las entrevistas. "Nadie vio nada, nadie escuchó nada. ¿Cómo puede ser que un asesinato haya ocurrido en un edificio tan concurrido y nadie haya notado nada?"

Martín, por fin, levantó la mirada y lo observó con una calma inquietante. "A veces, la gente prefiere mirar hacia otro lado. No es tan extraño."

El joven detective no estaba satisfecho con esa respuesta. Algo en la forma en que Martín lo había dicho le dio la impresión de que su mentor ya sabía algo que él no sabía. Pero, ¿qué?

"¿Y Carolina? ¿Qué piensas de ella?" Matías preguntó, no sin cierto recelo. Había algo en la mujer que le producía una sensación extraña, como si jugara un juego que él aún no entendía.

Martín lo miró fijamente, sus ojos fríos como el hielo. "No tengo tiempo para suposiciones, Matías. Ella está ahí para ayudarnos. Es todo lo que importa."

Pero Matías no podía quitarse la idea de que Carolina sabía más de lo que decía. Había algo en sus palabras, algo sutil, que le había dejado una marca. Algo no estaba bien, y Matías no podía ignorarlo.

Decidió investigar por su cuenta. Esa tarde, después de que Martín se retiró para seguir con otro caso, Matías se dirigió a la escena del crimen. No tenía permiso, pero la curiosidad lo impulsaba, y la necesidad de comprender la verdad lo arrastraba hacia allí. Estaba convencido de que algo estaba siendo encubierto.

Cuando llegó al edificio donde ocurrió el asesinato, la atmósfera era aún más desconcertante de lo que había imaginado. La vecindad estaba en silencio, como si sus habitantes estuvieran esperando que algo más sucediera, pero ninguno se atrevía a hablar.

Entró al apartamento donde el crimen tuvo lugar. La escena parecía exactamente igual a las fotos: ordenada, casi perfecta. Pero algo en el aire le daba la sensación de que estaba en el lugar equivocado, como si no perteneciera allí. La luz que entraba por la ventana iluminaba un espejo roto, el único vestigio visible de alguna lucha. El resto era silencio.

Matías se acercó al lugar donde el cuerpo había caído, su mirada fija en una pequeña mancha de sangre que parecía haber sido limpiada de manera apresurada. A simple vista, no era nada importante, pero algo lo hizo detenerse. Ese detalle le resultaba raro.

De repente, escuchó un ruido en la puerta. Instintivamente, se dio vuelta, solo para encontrarse con Carolina. Estaba parada en el umbral, mirándolo fijamente, como si hubiera estado observando sus movimientos desde el principio.

"¿Qué haces aquí?" preguntó con una suavidad que, sin embargo, cargaba una amenaza implícita.

Matías intentó ocultar su sorpresa, pero no pudo evitar que su voz temblara un poco. "Solo revisando el lugar. Pensé que tal vez encontraría algo que se nos hubiera escapado."

Carolina se acercó lentamente, su presencia dominando la habitación. "El caso ya está cerrado, Matías. No necesitas hacer esto. Y, sinceramente, no es apropiado que vengas aquí sin permiso."

Sus palabras eran suaves, pero había algo en su tono que no podía pasar desapercibido. Matías se sintió incómodo, pero decidió no retroceder. "¿Por qué te interesas tanto en este caso? No parece ser de tu competencia."

Carolina no respondió de inmediato, pero sus ojos, fríos y calculadores, se fijaron en los suyos. "Porque en este trabajo, todos tenemos algo que esconder."

Antes de que Matías pudiera replicar, ella dio media vuelta y salió del apartamento, dejándolo con más preguntas que respuestas. Algo en su actitud lo desconcertaba aún más.



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En el texto hay: detective, thriller, engaños.

Editado: 02.05.2025

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