La mentira del justo

Capítulo 7

Matías no fue a trabajar esa mañana.

Se quedó en casa, observando una y otra vez el video donde Martín hablaba con aquel desconocido. Lo había copiado en una unidad externa, pero sabía que no bastaba con guardarlo. Si alguien había podido entrar a su departamento sin dejar rastro, entonces no estaba seguro en ningún sitio.

Marcó el número de Laura. La voz al otro lado sonó alerta.

—¿Estás bien?

—Necesito verte. Hoy mismo.

Eligieron un café discreto, lejos del centro. Laura llegó con su mochila de siempre, el rostro serio. Matías no tardó en mostrarle el video. Ella lo miró en silencio, con los auriculares puestos. Cuando terminó, se quitó los audífonos y lo miró fijamente.

—Esto es dinamita.

—Lo sé.

—¿Y qué piensas hacer?

—No puedo llevarlo a Asuntos Internos. Martín tiene contactos por todos lados. Para cuando reaccionen, él ya habrá borrado todo.

Laura se cruzó de brazos.

—¿Confías en mí?

—Más que en nadie.

Ella asintió y bajó la voz.

—Tengo un contacto en un medio independiente. Alguien que podría ayudarte a sacar esto a la luz sin pasar por los filtros oficiales. Pero no va a ser fácil. Ni seguro.

Matías asintió sin dudar. Ya había elegido su camino.

Esa noche volvió a su apartamento solo para recoger algunas cosas. No quería dormir allí. No después de lo que había pasado. Mientras revisaba un cajón, encontró un sobre pequeño que no recordaba haber guardado. En su interior, había una nota con una caligrafía que reconoció al instante.

“Deja de buscar. No sabes con quién estás jugando.”

La amenaza era directa. No firmada, pero no necesitaba estarlo.

El sobre también contenía una fotografía: él, sentado con Carolina en el parque, el día anterior. Estaban siendo vigilados.

El teléfono sonó.

—¿Dónde estás? —Era la voz de Martín. Su tono era frío, cortante.

—En casa.

—No te vi en la oficina. Necesito hablar contigo. Urgente.

—¿Sobre qué?

—Sobre lo que encontraste. Sé que no has estado siguiendo órdenes.

Matías apretó los dientes.

—Entonces sabes que todo esto se acabó.

Hubo una breve pausa al otro lado. Luego, la voz de Martín bajó, casi susurrando:

—Todavía estás a tiempo de callar. No tienes idea del daño que puedes hacer, ni a quiénes.

—Estoy empezando a entenderlo.

Colgó sin esperar respuesta. Ya no había espacio para advertencias ni medias tintas.

Antes de dormir —en casa de Laura, improvisando un refugio temporal—, Matías tomó su libreta de notas y escribió una sola línea:

“Si caigo, que alguien lea esto.”

Porque sabía que en ese juego, los justos también pueden mentir.

Y él estaba decidido a revelar a uno.



#482 en Thriller
#357 en Detective

En el texto hay: detective, thriller, engaños.

Editado: 02.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.