La mentira del justo

Capítulo 8

El contacto de Laura aceptó reunirse al día siguiente. Trabajaba para un medio digital que había expuesto varios escándalos políticos en el pasado. Se llamaba Tomás Valenti. Desconfiado por naturaleza, citó a Matías en una estación de tren, entre la gente, sin cámaras. No quería correr riesgos innecesarios.

—Laura me habló de ti —le dijo mientras caminaban—. Pero necesito pruebas sólidas. No rumores.

Matías le mostró parte del material en una tablet. El video. Algunas capturas. El nombre de los implicados.

Tomás frunció el ceño.

—Esto no es sólo un caso de corrupción. Es una red entera. Si esto sale a la luz, más de un fiscal va a perder su carrera. O su vida.

—Entonces entiendes por qué no puedo hacerlo solo.

—Te ayudaré —aceptó Tomás—, pero quiero acceso a todo. Y protección para mi equipo.

—Lo tendrás. Pero necesito que muevas rápido.

Se estrecharon la mano. Matías sintió por primera vez en semanas que algo avanzaba. Que no estaba peleando en vano.

Pero la sensación no duró.

Esa misma tarde, recibió un mensaje desde un número desconocido. No tenía texto. Solo un archivo de audio. Al reproducirlo, reconoció la voz: era Carolina. Gritaba. Pedía ayuda. Sonaban golpes de fondo. Luego, silencio.

Matías se quedó inmóvil.

Marcó su número. No respondió.

La había puesto en peligro. Y no sabía si era real o una trampa.

Sin perder tiempo, volvió al parque donde la había visto por última vez. Preguntó en los alrededores. Nada. Fue hasta su apartamento. Forzó la cerradura. Estaba vacío, como si nadie hubiera vivido allí en semanas.

Pero encontró algo.

Un mechón de pelo. Y sangre, apenas perceptible, en una esquina del piso.

Sintió que el estómago se le encogía.

Llamó a Laura. Le explicó todo. Ella no dudó.

—Esto es de Martín. Te está advirtiendo. O peor: está actuando.

—Si le hizo algo a Carolina…

—No te precipites. Necesitamos pruebas. Si haces algo sin pensar, él gana.

Matías colgó. No podía quedarse quieto. Volvió a mirar la nota anónima que había recibido. Y entonces lo entendió: Carolina no era solo una amenaza para Martín. Era la única que sabía todo. Y él, Matías, la había expuesto.

Pero ya no se trataba sólo del caso.

Ahora era personal.

Y Martín lo sabía.



#482 en Thriller
#357 en Detective

En el texto hay: detective, thriller, engaños.

Editado: 02.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.