La mentira del justo

Capítulo 11

Corrió hasta que las piernas no le respondieron.

No supo cuánto tiempo había pasado desde que cortó la cinta y logró abrir la puerta trasera del depósito. Usó una palanca oxidada como palanca y la suerte de que no hubiera más de un guardia vigilando. El golpe fue rápido, preciso. No se detuvo a comprobar si respiraba.

Sabía que no tenía margen para dudas.

Ahora estaba a más de tres kilómetros del lugar, escondida entre los arbustos de un parque abandonado. Tenía los pantalones rasgados, la chaqueta manchada de sangre y tierra, y una herida en la ceja que no dejaba de sangrarle lentamente. Pero estaba viva.

Y libre.

Sacó el chip que había ocultado en la suela del zapato. Lo había sellado con cinta impermeable y pegamento. Con las uñas sucias y doloridas, lo retiró. Había solo una copia de lo que sabía: nombres, documentos, fechas. Pruebas.

Pruebas de lo que Martín Ortega había hecho.

De lo que era.

Tomás no se había ido por voluntad propia. Había descubierto un vínculo entre Martín y un entramado de corrupción policial, desapariciones forzadas y tráfico de información clasificada. Se lo dijo a Carolina semanas antes de desaparecer. Fue lo último que supo de él.

Desde entonces, había buscado la verdad. Y la encontró. Pero también la encontró Martín.

Sabía que no podía confiar en nadie. Ni siquiera en Matías.

No todavía.

Él le agradaba. Quizás demasiado. Pero si Martín lo estaba usando como anzuelo, todo se vendría abajo. El audio fue su forma de advertirle, de alejarlo. Pero si Matías era tan terco como creía, pronto estaría tras sus pasos.

Necesitaba actuar antes.

Fue a un locutorio y alquiló una cabina vieja. Colocó el chip en un adaptador USB. En la pantalla apareció la carpeta. Lo comprobó todo. Estaba intacto.

Envió una copia a una dirección segura. Un contacto. Viejo. De confianza. Uno de los pocos que no había desaparecido o traicionado.

Y dejó otro mensaje.

Para Matías.

Solo un nombre y una hora. Un lugar donde encontrarse.

Si él aparecía, quizás le contaría la verdad.

Si no… seguiría sola.



#730 en Thriller
#446 en Detective

En el texto hay: detective, thriller, engaños.

Editado: 10.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.