La Mia Metá

capitulo 1

Marcelo

Miro a mis padres sonreír entre ellos y como mi padre empieza acariciar a mi madre y ella escapa de sus brazos dándole pequeños golpes en sus manos mientras mi padre le susurraba obscenidades en su oreja. Ambos se comportan como dos adolescentes enamorados.

Suspiro. No veo la hora de encontrar a la mía metà. Mi otra mitad.

Salgo de la casa de mis progenitores y voy directo a la empresa. Necesito distraer mi mente o me volveré loco.

He visto como la mía metà ha hecho feliz a los miembros de mi familia. Mis bisabuelos, abuelos, padres y un tío. Mi familia tiene el privilegio de que casi todos ya lo hayan encontrado. Como mis bisabuelos, ellos tienen entre 108 y 106 años y al verlos aparentan 80 años ¿El motivo? Es porque cuando encuentras a tu mitad tardas en envejecer, es como si el amor absorbe las enfermedades y el paso del tiempo se detiene entre ellos.

No solo te da juventud y salud. Te sientes completo, irradias belleza. Tus ojos se iluminan. Tu cabello brilla. Tu cuerpo y todo en ti cambia.

Tu mitad es tu complemento. Es como si fuera el aire que necesitas para respirar. El agua para los peces. El latir que necesita un corazón. Lo es todo.

Por eso no me siento completo. Porque la necesito a ella.

Voy absorbido en mis pensamientos mientras manejo. El semáforo está verde y emprendo mi marcha y no logro andar ni un metro cuando una moto pasa por mi lado llevándose el espejo retrovisor. Maldigo deteniéndome y salgo del auto furioso, quiero matar al que ha golpeado mi hermoso vehículo y al hacerlo me quedo sin habla.

Una chica se quita su casco y me mira dándome una hermosa sonrisa.

—¡UPS! — Dice haciendo un puchero — Lo siento muñeco, por el espejo — Se tambalea en su moto para poder tomar el espejo del suelo y me lo lanza haciendo que lo tome en el aire — Veo que tienes dinero así que no tienes problema en hacerlo arreglar — Guiña su ojo y se vuelve a poner su casco y antes que pueda articular alguna palabra ha arrancado.

Tengo la boca abierta. 

Un escalofrío recorre mi cuerpo y la piel se me eriza. 

Bajo la mirada a mis manos que no dejan de temblar.

Sacudo mi cabeza al escuchar los otros autos, sonar el claxon para que me mueva. Me subo en el mío y aún me encuentro en shock.

Mi corazón late con fuerza, de prisa y solo hay una persona que es capaz de hacerme sentir lo que siento en este momento.

 La mía metà. Mi alma gemela. 

Con mis manos temblorosas enciendo de nuevo el vehículo y la busco con mi mirada, pero no encuentro nada de ella. Maldigo y golpeó varias veces el timón de mi auto y empiezo a buscarla, pero es imposible, ha desaparecido.

Estoy feliz, por un lado, porque la he encontrado. Ya es cuestión de tiempo de que el destino nos vuelva a juntar. Lo que me preocupa y desespera es tener que esperar y que algo le pase a mi chica en esa maldita moto.

 Lo primero que haré es deshacerme de ella.

Sigo mi camino, no debo interceder en lo que está escrito. Una vez que se encuentren volverá a suceder.  Mis padres me han explicado cómo son los pasos a seguir.

Una vez que se hace contacto visual, no podrás dejar de pensar en esa persona. Tanto de ella como de mi parte. Cuando tocas su piel, una fuerte corriente atraviesa con más fuerza el cuerpo de ambos. Cuando la besas, es como si sintieras descargas eléctricas cada vez más fuertes, como dice mi madre; pequeños espasmos orgásmicos. En ese momento no solo la piensas, la sueñas y cada vez la desesperación de volverla a tener entre tus brazos se hace más fuerte.

Cuando hacen el amor por primera vez es como si tu alma volviera a tu cuerpo, puesto que siempre sentirás el vacío si ella no está a tu lado. Es algo que no se puede describir y con esa termina la conexión y es que cuando ambas mitades se unen en una sola.

Sientes lo que sientes la otra. Si la lastiman, si sufre, si está feliz o triste. Todo lo siente uno lo siente el otro. Por eso te esmeras en hacerla feliz.


Esteban

No sé por qué mi hermano piensa que encontrando a su otra mitad será feliz. 

Es un fastidio, no abandonaría mi soltería por nada del mundo. Ni siquiera por la mía metà.

Mi hermano y yo nos encargamos de la empresa familiar desde que nuestro adorado padre no soportaba estar lejos del culo de nuestra madre. Eso es a lo que voy, estar todo el día detrás de una mujer y solo con ella dormir y despertar me provoca náuseas.

No puedo negar que mis hermanos y yo hemos tenido una infancia increíble con el amor de nuestros padres. Ellos siempre han estado ahí para nosotros, pero eso nos quitaba que cada vez que entras a la cocina, al cuarto de aseo o alguna parte de la casa encontrarás a nuestros padres follando como conejos. Ni siquiera podía llevar a mis amigos porque no quería que alguno se llevará la sorpresa de ver el trasero bronceado de nuestro padre o los rebotes de los senos de mi madre mientras ...

Mierda... De nuevo esas imágenes vienen a mi mente. Creo que ellos son los culpables de que sea un adicto al sexo. Pero eso sí, jamás, pero jamás me quedo con una sola mujer. Me encanta follar y duro y jamás repetir con la misma mujer.

Tengo solo dos reglas básicas en mi vida.

1. Nunca besó en la boca. Eso haría conexión con mi otra mitad.

2. Jamás dejo que me toquen, y cuando lo hago no dejo mis guantes.

Así evito que mi la mía metà me sienta.

 

Nicolás

Camino por el campus en paso lento escuchando música con mis audífonos puestos.

Soy un hombre solitario, no me gusta llamar la atención, pero gracias a mi físico lo hago.

Como odio hacerlo.

Por eso visto de negro. Me camuflo con mi capucha y ando con gorra y como hace mi hermano Esteban, nunca dejó de utilizar guantes. No tengo amigos, no hablo con nadie y así evito que las personas se acerquen a mí.



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En el texto hay: almasgemelas, destinos, hilorojo

Editado: 06.09.2024

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