La Mia Metá

capitulo 6

Laura

Termino de organizar los documentos pendientes para la reunión que tengo en unas horas. Mi jefe y yo tuvimos que viajar, odio hacerlo de un momento a otro y más tener que dejar a mis hermanas y a Pedro que ha estado delicado de salud.

Definitivamente ayer no fue mi día. Primero, esa estúpida reunión donde un idiota se creía el rey del mundo.

Todo empezó cuando llegamos a la reunión en el restaurante. Mi jefe y yo entramos y me sorprendí de encontrar tres hombres realmente apuestos esperando por nosotros. Bueno por mi jefe.

Yo solo conocía a uno de los tres caballeros y cuando mi jefe me presentó a los otros dos, uno de ellos amablemente respondió a mi saludo estrechando mi mano, pero el otro cretino me dejó con la mano extendida, ni siquiera se presentó, solo me miró de arriba abajo y se sentó a mirar su celular.

Moría de rabia pero no le quise dar importancia y me concentré en la reunión con los otros dos y mi jefe.

Pero por más que quería dejar de pensar en él, no podía. Había algo que me atraía, como un imán.

Poco a poco me fui sintiendo más nerviosa, más intranquila hasta el punto que pedía permiso a cada rato para ir al baño y poder despejarme.

Sentía su mirada por todo mi cuerpo, como si fuera un lobo hambriento por su presa.

Mis manos sudaban. Mis piernas se contraían. Sentía hasta mi ropa interior empapada, no sabía que pasaba hasta que no aguanté más y me quedé un largo rato en el baño hasta que recibí la llamada de Juana.

Salí disparada, le dije a mi jefe mi situación y ella me dio libre. Solo me recordó del viaje del otro día.

Me despedí de los hombres y me sorprendí al no encontrar aquel sujeto. No le di importancia y salí hacia el hospital.

Ahora me encuentro en otra ciudad. Por más alejada que esté, no dejo de pensar ese rubio de ojos azules y mirada penetrante.

Clara

Al escuchar esa palabra mi corazón se agitó con fuerza. Lo primero que hice fue buscar con mi mirada al chico oscuro.

¿Dónde estará?

Cuando caímos de la moto lo vi salir con su familia pero no lo vi ingresar. Me desilusionó no encontrarlo.

Cuando mi hermana se fue por el pasillo vi como la mujer consolaba a su hijo y le decía que tuviera paciencia. Se me encogió el corazón al ver su rostro de tristeza y salir de la casa.

Esto no iba a ser fácil. No por Sarah, mi mente viaja a Laura. Ella se opondrá a todo.

Me disculpo de todos y salgo de la casa con la esperanza de encontrarlo pero son nulos. Lo que me sorprende es ver al chico mate de mi hermana dar unas órdenes a unos hombres y subir la moto de mi hermana a la parte de atrás de una grúa.

Vaya mierda. Esto será épico, mejor me voy antes que mi hermana se dé cuenta y se forme la tercera guerra mundial.

Salgo caminando por las calles de mi barrio. Desde que tengo uso de razón vivimos en este lugar. Es un lugar tranquilo y todos nos conocemos.

Saludo a unos vecinos y antes de llegar a mi edificio siento un escalofrío y como si alguien me estuviera siguiendo.

Mi corazón empieza a latir con fuerza a cada paso que doy es como si esa persona también estuviera cerca. Tomo aire y con disimulo saco el gas pimienta que me ha regalado Laura. Tomo fuerza y volteo empuñando mi mano lista para expulsar el gas y me sorprende ver al chico oscuro delante de mí.

—¿Por qué me sigues?— Pregunto y puedo ver como muerde el aro que tiene en sus labios —Contesta —

—Quería saber que llegarás bien a tu casa — Su voz suena ronca, rasposa.

— ¿Porque te preocupas por mí?— Mi pregunta lo sorprende porque mira hacia otro lado.

— No lo hago — Susurra y se da la espalda y empieza a caminar.

—¡Espera!— Grito y cuando trato de tocarlo el me esquiva como si me repudiara.

—¡No me toques!— Grita y yo retrocedo asustada — Por favor... No me toques — Susurra más despacio como si le doliera decirlo.

—Eres tú... — Susurro con voz entrecortada — La mía metá — Me mira y se da la vuelta y corre y se aleja de mí, dejándome un vacío en mi corazón.

Sarah

—¿Te puedes calmar?— El bombón se me acerca una vez más para tocarme y yo rehuyo a su toque. Parecemos dos niños jugando a que te atrape.

—¿Dónde está mi moto?— Preguntó detrás del escritorio.

—Esa cosa ya debe ser chatarra — Abro los ojos.

—Ni se te ocurra hacerle algo a mi bebé —lo señaló con mi dedo— y el imbécil sonríe —pues... pues...—

—¿Pues qué muñequita?— Trata de acercarse por un lado y yo me corro al contrario.

—Yo Sarah Grathn, te rechazo a ti como mi maté— Suelta una fuerte carcajada.

— Eso no funciona así: muñequita — Dice y cruza sus brazos sobre su pecho.

Miro su escritorio y tomo unas tijeras. El bombón me mira preocupado y empiezo a mover las tijeras por todo mi cuerpo como si tratara de cortar algún hilo invisible. Escucho un pequeño quejido del bombón y luego lo veo tambaleándose y cayendo al suelo.



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En el texto hay: almasgemelas, destinos, hilorojo

Editado: 06.09.2024

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