Narra Anaís
Hoy era el gran día que con tantas ansías lo esperaba, porque todo ese trabajo que hice lo valdrá la pena, por estos últimos días el asesino personal de todos no ha dejado ninguna carta y eso es bueno porque ya dejo de perseguirnos y ahora hay que divertir nos.
Narra Gabriel
Pues hoy es el baile, había pasado una semana desde que Keira no me habla al igual que Fred, mi asesino personal no me escribe más, trato de conocer más a Anaís y muchas más cosas. Estaba en mi habitación, cuando vi una carta en un sobre de color negro, entonces la agarré y decía -¡hola! Por lo visto te alegra saber de mí, solo te diré que nos vemos a fuera del gimnasio de la escuela y finalmente conocerás mi rostro.
Pdt: debes de estar sólo.
-tu asesino personal.
Después de leer esa carta, no sabía sí era estúpido verme en un lugar que hay mucha gente o algo extraño para mi gusto, pero iré a ver a ese imbécil y a saber como termina todo esto.
Narra el asesino
Era el día que terminaría con todo lo que había temido, estaba tan feliz y contento por eso hoy tendré que ver al psicólogo y decirle lo que quiere escuchar. Llegué al consultorio y lo saludé -¡hola! Es un gran gusto volverlo a ver -tenía que verme lo más alegre posible
-igualmente y ¿como te ha ido? -dijo. -iba directo al grano y eso es lo que me gusta
-bien... Sólo trato de estar en tranquilidad y no escuchar la voz -dije. -trato de fingir un poco mi verdadera personalidad
-¿como te va con tu amiga? -preguntó. -en ese instante quería decirle que para mí era más que mi amiga, era el amor de mi vida
-¡genial! Ella le importo mucho y... -en ese momento me quede en silencio y no termine lo que iba a decir.
-supongo que has descubierto algo más y no es nada bueno -mencionó sutilmente el psicólogo. -ya lo había descubierto
-¡ELLA AMA A OTRA PERSONA! ¡Y NO A MÍ! -grité muy enojado
-tranquilo, suele pasar pero no te debes de enojar sólo porque te rechazó -dijo. -al anotar algo en su libreta
-¡ELLA DEBE AMARME! Lo merezco... Por una vez en nuestra amistad... Yo siempre he estado con ella y... Ya es justo que me tomé en cuenta -dije. -mi voz se quebrada más al punto que había perdido el sentido de las cosas y después rompí en llanto
-puede que tú creas eso, pero realmente ella solo te quiere como un amigo y dudó mucho que pases más allá de esa amistad -explicó el psicólogo.
-¿ahora que? -pregunté. -lo más raro que había cambiado mi actitud rápidamente
-no tengas esperanzas de que ella te amé... Y por cierto ¿que te paso a ti? Estas muy golpeado -dijo. -creo que no podía esconder mi aspecto más tiempo
-un chico de la universidad me golpeó tres veces -conteste. -debía revisar me la cabeza, por si me la dejo más afectada de lo que ya esta
-¿que hiciste? ¿Estas bien? No te hizo daño -dijo. -se miraba muy preocupado por mi
-pues casi lo corren de la uní pero intervine para que no lo hicieran, estoy bien y sólo fueron unos golpes nada de consideración -respondí. -era raro que alguien se preocupara por mí
-sabes me es muy extraño que fueras amable con esa persona y eso es bueno porque ya estas recuperando la razón -mencionó
-sí... Además hoy es el baile sé que no me gusta asistir pero haré mi mejor esfuerzo e iré -dije. -prácticamente estaba fingiendo toda mi alegría
-antes de que te vayas, sólo quiero decirte que estás mejorando mucho en cada sesión que tenemos y eso es tan satisfactorio para mi que he decidido que dejes de venir un tiempo a verme -me dio las buenas noticias. -al parecer había caído en mi juego... Pero algo me inquietaba y eso impedía que bajara la guardia
-le agradezco mucho por todo lo que hizo por mi -dije. -el psicólogo estaba tan orgulloso de mí y eso me hacia sentir un poco mal, porque todo lo que le decía era una mentira.
Salí del consultorio, tenia una sonrisa en mi cara a pesar de mi tristeza pero era la hora de llegar a la segunda fase de mi plan y mi regreso a la vida...
Narra Anaís
Era la noche, estaba arreglando me cuando alguien toco la puerta, así que fui a ver quien era pero no era nadie sólo había una carta en el piso y la recogí sin dudar lo, luego la abrí y decía -Hola...
Supongo que te alegra saber de mí, ¿verdad? Han pasado tantas cosas después de mi breve desaparición y por lo visto me has extrañado. Pero no te preocupes, ya estoy de vuelta y dispuesto a terminar mi trabajo; ahora solo te digo que todo tu esfuerzo que invertiste en la preparación del baile salga bien.
Editado: 13.01.2020