La Mirada De Un Asesino

capítulo 3:el origen de mi lado oscuro

Narra el asesino

De seguro querrán saber como fue que empezó toda mi fracturada vida bueno todo comenzó desde que que tenía 15 años, iba en tercero de secundaria además tenia un hermano casi idéntico a mi excepto que tenia los ojos de color cafés claros y yo los tenia azules pero eso no era lo que hacia que lo odiará, sino era que él le agradaba insultarme y golpearme junto a sus amigos sin importarle que era su hermano pero así fue cómo inicio mi locura.

Era un día común para mi mala suerte hoy iba a la secundaria (casi no me gustaba ir porque mi hermano y sus amigos me molestaban). Me dirigía por el pasillo de la escuela, cuando los amigos de mi hermano me acorralaron y me preguntaron —¿a dónde vas?

—al salón —dije. —estaba algo nervioso en ese momento

ellos se empezaron a reír hasta que vino mi hermano su nombre era Daniel y dijo —vaya, vaya, vaya hermanito lindo por lo visto vas a llegar tarde a clases

—¡ya deja me en paz, maldito imbécil! —grité

—te arrepentirás haber dicho eso —me amenazó

yo preferí ignorarlo sin embargo este me lanzó hacia los casilleros haciendo que cayera al piso, para mala suerte mía me había lastimado mi tobillo. Entonces esos maldito me comenzaron a dar patadas sin parar por varios minutos (inclusive me habían roto la nariz y eso que también tenia una hemorragia algo leve) hasta que se cansaron y me dejaron en paz. Yo me levanté lentamente del suelo además apenas podía sostenerme así que empecé a brincar de un pie para salir de ese infierno, ya que me encontraba afuera fui a un lugar alejado de la escuela (era detrás de un arbusto) y simplemente me senté, me limpié la sangre que tenía en mi rostro con mi playera de secundaria, traté de contener mi tristeza sin embargo no me fue posible y sólo lloré sin parar luego de un par de horas decidí regresar a casa (de seguro creen que mis padres son los que protegen a sus hijos de todos estos problemas, pues no sólo se enojan de como llegó y otras cosas). Llegué a la casa, mi madre estaba sentada en la sala y me preguntó —¿que te ocurrió a ti?

—pues recibí una paliza —conteste

—tú, siempre metiéndote en problemas pero que hacerle, esa es tu naturaleza —comentó mi madre sin mucha importancia

—¡no es cierto, además el maldito de tu hijo me hizo esto!—grité con todas mis fuerzas

—¿Porque tratas de inculpar a tu hermano sobre tus problemas? —se preguntó

—es que ese mal nacido ha provocado todos mis problemas —reclamé

mi madre sólo se río de mí, yo me sentía un maldito estúpido porque le explicaba a una pared mis problemas y le comenté irónicamente —sí, quieres a la próxima llego adentro de un ataúd para que me creas que mi hermano me golpea

—eres tan exagerado —dijo

yo me retiré a la cocina por suerte ahí se encontraba esta Ana la empleada doméstica (era la única que le interesaba mi bienestar) y me preguntó —¿que te paso?

—pues mi hermano y sus amigos me golpearon nuevamente en la escuela —respondí mientras me secaba las lágrimas

—aún no puedo creer que su madre no se preocupe por usted —comentó

—lo sé, pero sí yo le hago algo a Daniel te aseguro que me castiga —dije

—no te preocupes mi niño, a cada uno de nosotros dios nos juzgará por nuestras acciones y nos hará pagar por todo lo malo —mencionó; mientras traía el kit de primeros auxilios

—sabes, eres la única persona que le importo —dije

Ana sólo me miró con nostalgia y lástima pero aún así tenía una sonrisa en su rostro y respondió —yo te quiero como si fueras uno de mis hijos y nunca te dejaré sólo

yo sin dudarlo fui a abrazarla (ya no me importaba sí mi nariz estuviera sangrando) y le recalqué —por eso te quiero

—yo igual pero hay que arreglar te un poco porqué estas hecho un desastre —indicó

después de detener la hemorragia en la nariz, subí a mi habitación (ya estaba más calmado) sólo me senté en el suelo, cuando una voz en mí cabeza me dijo —¿porque todos te odian?

yo volteé a todos lados para ver quien era sin embargo no había nadie así que decidí ignorarlo pero está volvió a insistir —¡no me ignores!

—¡te puedes callar de una maldita vez!—grité

—lo siento, pero odio cuando me ignoran sin embargo eso no es lo importante sino tu salud —comentó

—¿ahora que me dirás? —pregunté algo fastidiado

—pues se que tú hermano te golpea y tus padres te ignoran —dijo

—¿y? —dije

—bueno, es que yo vengó a protegerte de ellos —respondió

—pero sí sabes que no existes, ¿verdad? —le comenté

—claro que si —contesto muy contento



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En el texto hay: venganza y mentiras, odio, muerte

Editado: 13.01.2020

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