Caminaba como un niño sin rumbo fijo. Sostenía una pequeña mano tibia y melancólica, Nath, caminaba apresurada como huyendo de un mal presagio, de un mal momento, de los malos recuerdos que su alma guardaba. Su mirada perdida en el lejano abismo de los recuerdos, lagrimas como destellos de estrellas se perdían al bajar por sus mejillas.
Caminamos a lo largo de la avenida, a nuestro alrededor estábamos rodeados por coloridas tiendas, pequeños restaurantes y el olor a comida nos envolvía, nos distraía de nuestros pensamientos.
Camine junto a ella hasta un pequeño centro comercial, la noche estaba por llegar y nuestro silencio tendió a ser un poco incómodo.
— El tiempo camina algo distinto verdad, siento que hemos caminado pocas horas, pero ya casi son las siete de la noche comente a manera de romper el silencio que nos envolvía.
— Sí, creo que sí. regreso su mirada a mí, por un momento titube y sentí ruborizarme.
— Nath, puedo preguntar ¿qué paso?
— Hay cosas que es mejor mantenerlas bajo llave, no es el momento oportuno para hablar de eso, tal vez otro día.
— Uummm… entiendo, perdona mi pregunta.
— Son solo preguntas, en cualquier momento pueden ser respondidas, somos curiosos es normal.
— Si… Nath quieres comer algo, es algo tarde y sé que tienes hambre sin querer pude percibir como el olor a comida le hacía agua su boca. Mis palabras fueron atropelladas, pues también conseguí que se sonrojara.
— ¿Soy tan obvia?
— No lo eres o bueno un poco, ven vamos.
Comimos un par de hamburguesas con papas a la francesa, no teníamos mucho dinero para un gran banquete. A Natasha no pareció importarle, yo solo quería borrar esa melancolía que su rostro poseía.
Nuestro edificio estaba al menos a ocho cuadras de donde estábamos, así que solo caminaríamos, la avenida de la Universidad que así se la conocía no era peligrosa ya que por ella muchos universitarios caminaban por las noches. Nath caminaba con sus manos detrás de ella. En la noche su vestido le hacía parecer una pequeña hada. Llegamos hasta una pequeña tienda donde vendían artilugios chinos. La miraba como atónito pero a la vez miraba una pequeña marca que llevaba en su mejilla, aquel golpe que recibió debió marcarla.
Junto a la tienda se encontraba una librería, en uno de los exhibidores habían varios libros, Nath los observaba con curiosidad cuando de sus labios salieron algunas palabras “lo extraño”.
— ¿Perdona? Creí escucharte.
— Ah. Si, hace dos años, bueno creo que fueron hace dos años que perdí un libro.
— En verdad y ¿cuál es?
— El libro pequeño de color rosa, su título es “Esos ojos”. sentí a ver lo visto antes pero no recuerdo del todo, tal vez lo vi en alguna otra librería y por esa razón tenía esa divagación.
Después de un par de minutos llegamos hasta el edificio. Yo por mi parte no quería encontrarme con su padrastro y una patrulla listos para llevarme a un calabozo por a ver lo golpeado.
Después de a ver platicado un momento en la entrada de su apartamento me despedí como un pequeño niño, había olvidado mis problemas y de alguna manera había ayudado a escapar a la chica que vivía en mi piso. El piso catorce que hace unos meses era tan normal que ahora, se me hace extraño sentirlo en calma.
Al estar dentro de mi apartamento un triste sentimiento recorrió mi cuerpo, las lágrimas volvieron a mi ojos, sentado en una esquina de mi frio apartamento sollozaba en silencio, solo deseaba sacar aquel remordimiento infantil que guardaba muy dentro de mí, sentía ganas de destrozar todo lo que encontraba en mi camino, pero todo esto era detenido por alguien, Natasha, de alguna manera ella evitaba que hiciera tal acción.
(…)
Al día siguiente desperté con un sentimiento aún más de vacío, ¿pero esto estaría relacionado a Verónica? Intente despejar mi mente poniendo algo de música en YouTube, pero antes que lo hiciera recordé las palabras de Nath, sobre su pequeño libro que lo perdió. Recordé que hace más de dos años una muchacha se durmió en el metro junto a mí, ella llevaba en sus manos un pequeño libro. Lo primero que hice fue pensar, si sería la misma chica o solo era una mera coincidencia. Camine hasta mi librero busque entre mis libros que los atesoraba. Allí estaba “Esos ojos”.
Lo tome entre mis manos, hacía mucho tiempo que no lo leía, al abrirlo un pequeño dibujo en una hoja que se encontraba algo desgastada, cayo del libro, la tome con curiosidad, antes lo había visto, era una chica muy bonita, alguien o un buen artista la había plasmado con tanta realidad que por días se volvió mi musa en mis estudios. Al abrir la hoja que estaba doblada mis ojos mi mente, mis labios, todo en sí de mí no podía creerlo, era Natasha, la chica misteriosa del dibujo era Nath, como un ángel.
Pasaron algunos minutos y desesperación desayune y me puse lo primero que encontré en mi armario. Tome el dibujo y el libro y casi a tropezones salí de mi apartamento. Toque su puerta varias veces, presione el timbre pero no hubo respuesta. Algo extrañado me dirigí a hasta la puerta principal del edificio y me acerque al guardia.