Abrí mis ojos con pesadez. Mi cuerpo aun temblaba por el frio, lleve mis manos hacia mi rostro tratando de detener el sangrar de una cortada en mi mejilla. Camine por un callejo oscuro sin un rumbo fijo aun torpe por los golpes, en mi mente solo yacía la mirada de aquella chica que perdí por mi dudar.
(14 horas antes)
Inicie el día con una visita inesperada, Charlotte había viajado a Italia el año pasado por estudios y casi no sabía de ella, las pocas veces que platique siempre fue cortante y poco concejera, desde que hace cuatros años atrás golpeara a su novio en el rostro. Si es verdad no soporte el tipo de trato que él le daba, aunque ella negase todo.
Ahora más que nunca me sentía prisionero. Su presencia significaba mil problemas en mi vida, ella evitaría a toda costa que dejase el edificio o inventaría alguna excusa para que este con ella todo el día ¿acaso esto es un plan de Verónica o de mi madre?, temí hacer preguntas erróneas y atraparme en estas cuatro paredes.
De repente sentí la necesidad salir corriendo, pero el solo hacerlo causaría más problemas así que solo la seguí hasta mi apartamento.
— Dime que paso, ¿porque no estas con Verónica?
— Acaso debo darte explicaciones de lo que haga o no con mi vida le dije de mala gana.
— Hey, tu jamás me respondías de esa manera se acercó y me sostuvo de mis hombros
— Te fuiste hace un año sin decir un adiós o un hasta pronto y luego vuelves a reclamarme de lo que hice. Que irónica verdad hermanita retire sus manos y camine hasta la cocina simule tomar un vaso de agua.
— ¿Estás bien? pregunto mirando alrededor de mi habitación.
— Me veo tan mal para que me hagas esa pregunta como detener una discusión absurda.
— Quieres que hablemos, puedo ayudar con Vero… la interrumpí
— Creo debes irte a casa, yo debo resolver un asunto primero mentí, no deseaba hablar con Verónica, si debería hacerlo será en otro momento.
— ¿Al menos dime como es ella? acaso sabia de Natasha o solo lo adivino.
— ¿Quien?
— Entonces si hay alguien dime como es la chica, al menos quiero saber si es una buena persona.
— Acaso tiene eso importancia, deberías meterte en tus asuntos hermanita.
— ¡Déjame acompañarte! Eres mi hermanito y no sé qué estupidez puedes llegar a cometer
— ¿Te dijeron algo?
— ¿Qué golpeaste a un tipo? No, no me han dicho
— Grrrr guarde silencio mirando al techo — sabes lo resolveré yo, no te metas en este asunto, te lo pido.
Sabía que Charlotte no se daría por vencida, haría hasta lo imposible por saber que sucede o a donde iba a ir, pero en el instante en que me resigne a contarle todo fui salvado por una campana. Recibí un correo por parte de la universidad en el cual detallaba que debía presentarme a las once de la mañana en la facultad. ¿“es el momento perfecto”?.
— Debo ir a la universidad, regresa a casa, dile a mamá que hablare y responderé todas sus preguntas incluidas las de ti, pero por favor hoy no es el momento, estaré ocupado.
— Que terco, pero está bien. Te esperare en casa, aún tengo una semana antes de regresar a Italia.
— Bueno, me marcho, cuídate.
— Joe. Mmm… no tiene importancia, hablaremos más tarde
Fue así como logre evitar que me retuviera más tiempo, aun no sabía a donde debía ir o que debía hacer. El día avanzaba y no tenía una pista asegurada, no supe donde vivía… creo que jamás pude conocer más de Natasha, siempre fuimos tímidos al platicar o darnos a conocer.
Salí corriendo del edificio y tome un taxi, mi corazón latía a mil por hora por saber la dirección de sus padres.
Tarde menos de una hora en estar en la facultad de arte, buscaba con esmero algún conocido un amigo alguien. Pero cada vez parecía imposible dar con alguien, de pronto entre el grupo de estudiantes que salían una chica en particular me llamo la atención; su vestimenta clásica y algo anticuada para la época actual distrajo mi mirar entre los estudiantes, sin pensarlo mucho me acerque a ella y pregunte por Natasha.
(…)
Es curiosa la situación ya que hace unas dos horas me hallaba platicando con una chica muy graciosa. El solo decirme una dirección tardo más en explicarlo que recordarlo.