La Misteriosa Chica Del Piso 14 - Finalizado

CAPITULO ONCE – CAMINANDO ENTRE LAGRIMAS

La noche se volvió colorida con cada local abierto y ofreciendo distintas actividades. Bares, video juegos, comida y un pequeño teatro junto a un cine y al final una pequeña plaza donde las personas se reunían a disfrutar de artistas callejeros que prendían la diversión con música o actividades teatralizadas. Cerca de la pileta un hombre vendía algodón de azúcar, una larga fila lo custodiaba, aquel ambiente era coreado por un cover de Linkin Park. Me hundí en mis pensamientos había estado casi tres días sin hallar noticia alguna de Nath, de pronto mis pensamientos son interrumpidos por el dulce aroma del azúcar desleída y vuelta algodón, decidí por comprar un algodón azúcar de color rosa que llevaba algunas chispas de chocolate; me coloque en la fila mientras tanto revisaba mi celular, en ese instante sentí que rosaron levemente mi pierna sentí curiosidad por regresar, mi vista hacia tras y comprobar de quien se trataba ya que la voz melódica de una niña me llamo la atención, al darme vuelta. Mis ojos se encontraron con unos labios en forma de corazón, su cabello oculto tras la capucha de su chaqueta, sus ojos verdes resplandecían bajo la luces del parque, de su mano una niña con cabello café intenso que me hizo tambalear, mi primera intuición fue decir que eran hermanas pero yo en el fondo supe que era Natasha…

— ¿Nath? aquella chica regreso a verme con sus ojos de color verde y me regalo una simpática sonrisa.

— ¡Siento  no ser la persona que buscas! respondió con tono vacilante y la vez se retiraba su capucha.

— Oh, perdóname, siento a verle confundido sentí que mis mejillas se ruborizaban.

— No eres de aquí verdad. Hola mucho gusto soy Samantha y ella es mi hermana Karol.

— Mucho gusto, soy Joel puedes llamarme Jo, discúlpame si te ofendí.

— Mmm… su mirada se desvió y por un momento me sentí incomodo pero de pronto tomo mi mano y respondió te perdono si me compras un algodón — sonrió.

— Vale trato hecho.

Es curioso como la vida te juega ilusiones y luego te rompe esas esperanzas, Samantha tenía un parecido a Nath o solo mi mente quería ver eso, pues había pasado por malas experiencias que estaba desistiendo en su búsqueda.

Samantha me conto cosas muy interesantes del pueblo y del parque y su tradición nocturna, Samy como pidió que la llamase me dijo además que estaba de visita en el pueblo ya que ella estudia en Europa y que se marchaba en dos días.

(…)

Había amanecido muy pronto apenas había podido dormir, no dejaba de pensar en Nath o en su padrastro y por qué termine golpeado…

Salí del hotel temprano en la mañana con un último objetivo. Ir a la casa de su madre, pero antes de que tomara la decisión una llamada de mi hermana me detuvo.

— Hola hermana al otro lado del teléfono se escuchaba muchas personas a la vez hablar.

— Debes venir pronto a la ciudad, es papá, está en el hospital su voz era trémula

En cuanto dijo que mi padre estaba hospitalizado regrese a la ciudad. Mientras retornaba, el moverse de los árboles y las montañas alejarse me llenaba de desdicha. Había emprendido un viaje sin resultados.

(…)

Aquel día jamás lo olvidare,  fue una mañana fría y una leve llovizna cubría el asfalto, Charlotte me había llamado por mi padre.

Varios años atrás mi padre había sufrido dos ataques al corazón algo que preocupo a mi madre al extremo de pedir que papá estuviera en casa, él era terco y con su típica frase de “mujer debo cuidar de mi familia y principalmente de ti”, se despidió aquella mañana.

Sentado en una esquina sosteniendo una fotografía de cuando gane el campeonato de futbol mi padre me sostenía en sus hombros con una sonrisa de felicidad, ahora mi padre estaba en un mejor lugar, sus años de aventura se apagaron con una sonrisa. Mi madre me dijo varias veces que me concentrara en la universidad que ella estaría bien.

Ha pasado tres meses, Charlotte llamaba cada viernes, Natasha, bueno no he sabido nada de ella desde entonces.

 

Lunes en la mañana debía estar en la universidad a las once de la mañana así que tenía un poco de tiempo para lavar algo de ropa que había acumulado como de costumbre, de pronto el timbre de mi puerta sonó, sentí que sería Verónica tratándome de sacar arrastras de mi apartamento para que le acompañase a donde ella quería ir. Fui decidido a la puerta a decirle un no rotundo.

Al abrir la puerta estaba allí, su cabello caía en sus hombros en sus manos sostenía una pequeña canasta de manzanas, llevaba puesto sus pequeños lentes y algo descuadrados de sus ojos.




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