NATASHA
Es cierto, cuando tenemos un secreto y tratas de evitar que todos se enteren pero al final se vuelve difícil y debes vivir bajo las miradas acusadoras, es así como cierras tu corazón y finges que todo está bien con una sonrisa mediocre; respondes a los demás diciendo que todo va estar bien o que todo anda bien que nada sucede, que simplemente es una caída que podrás levantarte y seguir. Que incauta es la gente que dice hacerlo y al final se hunden más en sus problemas, que se ahogan en un vaso de agua, que una gripe la vuelven una enfermad incurable, que los problemas sociopolíticos es un problema de todos cuando no a todos les interesa, que la mierda de políticos que tenemos son todos una basura pero puede ser que al menos uno de ellos pasa la noche solo en su cuarto buscando la manera de sacar adelante a su país. Hay tantas cosas que quisiera decir, tantas y dejar de lado este sentimiento tan absurdo y que lastima cada día.
Nací en el seno de una familia amable, cariñosa, que el golpe más duro que vivió mis padres fue mi hermanito que nunca nació, que mis padres seguían siendo fuertes pero de nuevo nos azota la tristeza y mi padre nos dice adiós.
Cuando creí que mi vida sería normal y que mi madre saldría adelante, conoció a un vil canalla que solo finge ante ella, que su amor por él la volvió ciega hasta el punto de verme como su competencia, ¡su peor competencia!
No sé si todas las chicas piensan lo mismo que yo, pero nunca me gusto como mi cuerpo cambio con los años. Me gustaba ser una flaca pero no fue así, mi padrastro en vez de cuidarme me vio como un pedazo de carne; cuando quise olvidar todo eso, el único chico que me quiso, me amo como soy; fue golpeado por él. Ahora que todo cambio y que hui de casa como una cobarde vuelve aquel chico amable del cual me enamore.
Joel, cuando lo vi, mi corazón se detuvo. Me hablo como si fuese única, me sentí como la niña que fui.
Caminar junto a él, conocer sus aventuras, Adrián había cambiado, un chico sin rencores, ni odios, jamás me odio, jamás… o eso es lo que quise llegar a pensar.
Quiero que sepas algo, pero no culpo si tienes una idea distinta de mí. El día que me viste con él no era lo que te imaginas. Suena cliché decir esto pero recuerdo que estuve con él en una cafetería, tome un café y unas golosinas pero luego me sentí mal, muy mal, solo quería volver a casa y él con una buena obra del día me llevo a casa. De todo lo sucedido solo tengo recuerdos vagos y borrosos, de cómo dijo que vomite y que tengo mi ropa manchada. Le pido que me ayude a cambiarme, él saca de mi armario mi pijama favorita pero la deja sobre la cama, siento que él retira toda mi ropa, trato detenerlo pero no puedo no tengo fuerza. Odio esto, odio que me vea desnuda, se ríe de mi a cargadas y se burla de mi cicatriz, mi maldita cicatriz, escucho que dice, “después de todo, si es verdad la que se comió a su padrastro”, es mentira, una maldita mentira. Tengo frio, mi cuerpo tiembla del frio, tiembla por lo que va a suceder, tiembla al verle quitarse su ropa, tengo mucho miedo. Los recuerdos vuelven de las manos que me apresan en mi cama el cómo tocan mi cuerpo, como se ríen de mí, escucho risas fuera de mi habitación, mis lágrimas se van, y él, el chico lindo y amable, ahora era alguien extraño, alguien que deseaba que se fuera para siempre, pero de pronto se sienta en el borde de la cama, saca una pequeña cámara y la pone sobre unos libros. Cierro mis ojos, solo espero que suceda, de pronto escucho un fuerte golpe. Y allí estas, como un vengador, agarrando a golpes a ese extraño en mi habitación, ¿pero qué sucede?, tus ojos a cambiado, están lleno de ira, odio, y temo que cometas un error. Mi cuerpo toma fuerzas me levanto y cubro mi cuerpo con la sabana que hay en mi cama. Te abrazo por la espalda, sé que no notaste pero en tu mano tenías en un adorno de mármol, si lo golpeabas te perdería, no sabría qué hacer, por eso te detuve. Sentí que todo acabaría allí. Adrián tomo sus cosas y a tropezones salió de mi apartamento como una rata a punto de ser capturada por un feroz gato.
Es mi verdad, pues no me sentiría mal si al final decides no creerme…
JOEL
Cuando termino de contarme lo sucedido, comprendí, muchas cosas, y el porqué de su rencor hacia su padrastro, por qué muchas veces se mostró tímida y distante. Admito que después de haber hablado con Liana aún seguía sin creer.
Nath murmura tenues frases de consuelo, trata de darse ánimos pero cada día se debilita, y aunque funcione, veo angustia en sus ojos, rabia en sus labios, y cicatrices en su corazón.
Por sus mejillas delicadas lágrimas de cristal descienden. Confuso y temeroso me arrodillo ante ella y la abrazo, siento su cuerpo tan cálido, su aroma es tan dulce que llevo mis dedos a sus mejillas, y con delicadeza seco sus lágrimas, y a la vez, como un niño torpe beso sus labios. Un beso que deseo que sea eterno. La miro a sus ojos, le prometo que no me alejare de ella.