Llego la mañana. El ambiente es tranquilo, el cielo es tan hermoso; despejado y lleno de color, por primera vez en tantos días me sentía como una persona distinta. Lleno de energía, lleno de ilusiones, lleno de felicidad.
Habían transcurrido varios días desde que encendí mi computador, y como cualquier persona abrí mis tres páginas favoritas: YouTube, Facebook y PayBook. Busque una banda adecuada para poder arreglar mi habitación, por cosa de magia, como recomendaciones salió Mago de Oz y lo coloque. Seguí en mi búsqueda de algo interesante en Facebook pero todo parecía rutinario, varios mensajes de entre amigos y familia, algunos mensajes decían sobre las tareas de la Universidad y otros de mi hermana que vendría de visita el mes que viene. Lo que más me llamo la atención fue varios mensajes de Verónica; es cierto ya han pasado varios meses desde que rompí mi relación con ella. Por mi mente pasaban varias ideas como: <<mejor los borro>>, <<será que los leo, debe ser algo importante>>. Entre mi debate en si hacerlo o no, opte por leerlos. Muchos de los mensajes eran imagines, memes y otro como: “estaré para ti”, “no olvides tus clases, los libros”. Fueron mensajes que en una parte de mí, hicieron extrañarla, sentirle cerca de mí, tantos años Verónica fue mi fuerza para seguir adelante, en si fue una persona especial. Pero ahora mi corazón pertenece a alguien distinto, alguien que en realidad me marco desde el primer día que la vi.
Mientras organizaba mis cosas en casa, vi el sobre con las entradas a la obra, admito era algo nuevo para mí. En el díptico que me entregaron decía que sería un musical y a la vez melodrama con comedia. Según el guion o más bien toda la obra fue escrita por un estudiante de una universidad de España pero el autor era un ecuatoriano amante de la literatura. En lo más profundo de mi ser sentí que esto reanimaría a Nath.
No espere mucho, salí de mi apartamento y fui al de Nath. Le comente sobre la obra, su trama y que deseaba llevarla junto a ella. Al principio sentí que no le había gustado pues no sonreía y la vez le note triste. Como un tonto sentí que había metido las patas al comprar las entradas de la obra sin antes preguntarle si le gustaría sin embargo antes de disculpar me ella dijo que será fantástico que la esperaba con muchas ansias desde su anuncio pero que no podría ir por que las entradas eran muy caras y en verdad sí que lo fueron pero valía la pena. Así que acepto mi invitación y cambio su expresión de tristeza a una alegría increíble, hasta nuestra vecina comento: “el amor de jóvenes es maravilloso, inocente y a la vez misterioso”.
Ambos algo sonrojados nos miramos y sonreímos a la par. La obra seria a las seis de la tarde hasta entonces tendríamos más de siete horas para hacer algunas actividades como caminar por el vecindario, cocinar o algo debía venirnos a la mente.
Optamos por algo sencillo, jugaríamos algunos video juegos y luego iríamos a la obra teatro.
Luego de media hora Nath estaba lista, vestía un vestido de flores acampanado, su cabello simulaba estar desarreglado pero sentí que era un estilo hippie y único. Note que su cabello churoso poseía un color castaño muy claro, sus ojos dejaban ver un brillo tímido y coqueto, sus lentes la hacían lucir curiosa y misteriosa a la vez. Creo que esta palabra “MISTERIOSA” la he dicho tantas veces que se volvió natural en; también fue la primera vez que dejaba notar su rosa sobre su hombro. Conocía la historia, sabía que su vida, su infancia fue difícil, tal vez las palabras no pueden contar todo lo que sucedió, toda su verdad pues nuestra mente trata de borrarlas como un modo de protección, no hablo en modo general, pues cada uno de nosotros somos un distinto pensar, todos tenemos distintos modos de huir o protegernos, somos un mundo lleno de misterios; somos un libro por descubrir.
Llego la tarde, cruzamos la calle con un par de helados a medio terminar habíamos reído tanto que nos dolía las mejillas. Fue gracioso pues en medio de nuestra caminata en una acera sin percatarnos terminamos resbalándonos y cayendo de trasero, la gente nos miraba con picardía. Yo estaba acostado en el suelo riendo a carcajadas mientras tanto Nath trataba de evitar que su vestido se levante y decía cosas como: “espera mi ropa interior es de abuelita, la gente se burlara”, eso causo aún más gracia a nuestra desgracia.
Mientras caminábamos lleve mi mano a su cintura y con hilo de preocupación le pregunte si el golpe aun le dolía, pues en ocasiones tendía a cojear, su respuesta fue rápida y concisa — la verdad si me duele un poco, pero no es nada grave, solo es el golpe, aparte tú te golpeaste la cabeza, yo debería estar preocupada por ti — y si era verdad, pues aquel golpe no dejaba de dolerme. Íbamos como heridos de guerra a una función de teatro.
Llegamos al salón. Era tan grande y daba un aire de imaginación, fantasía y una mezcla de sueños por cumplirse. Buscamos nuestros asientos; Natasha por su parte estaba muy emocionada, hablaba del escritor de la obra. Soy sincero pues Nath es de pocas palabras pero aquel día era distinta. Note su alegría por doquier.