La Misteriosa Chica Del Piso 14 - Finalizado

CAPITULO DIECIOCHO – EL FIN DE LA PESADILLA

Natasha

Joel lleva dos días en el hospital después del acontecido con mi padrastro. Joe estuvo al borde de la muerte ya que el disparo daño parte de sus órganos internos. Sin duda alguna es como un milagro que él haya sobrevivido. Como dijo el cirujano: “la fuerza de voluntad de Joel lo hace vivir, será lenta su recuperación pero saldrá adelante”.

La madre de Joe se veía devastada y temía que después de lo sucedido, su madre me alejara del chico que cuido de mí. Sin embargo su madre me agradeció por estar todo ese momento junto a él y no dejarlo solo. Por otra parte Charlotte la hermana mayor de Joel me dio un gran sermón y del porque no nos alejamos de mi padrastro. Bueno termine por contarle todo lo sucedido y ella acepto a regañietas que su hermano es intrépido en proteger lo que él quiere.

(…)

Joel despertó hace unas horas me siento emocionada; aun balbucea un poco por lo medicamentos que le han medicado, pero ahora parece más vivo que antes (irónicas mis palabras verdad). Al despertar dijo algo como: “Hey, apaguen esa música”, creo a ver visto ese chiste en alguna parte del Internet pero lo ignore, solo quería verle sonreír.

Luego de estar en el hospital por varias horas, la mamá de Joel me envió a descansar a mi casa, pues dijo en un comentario sarcástico que mi piel blanca y pecosa se había marcado dos grandes ojeras y que no le parecía bonito en una chica tan guapa. Sentí sonrojarme como nunca, pero a la vez me sentí feliz, había pasado mucho tiempo desde que me sentí de aquella manera, había olvidado la felicidad y termine encerrándome en la timidez y el silencio.

Cuando llegue hasta mi apartamento, iban a ser casi las cinco de la tarde, y el portero del edificio se mostraba entusiasmado, no pregunte el motivo de su felicidad y me limite a sonreírle y a su vez me entregaba un sobre de color amarillo, tenía un pequeño cello que decía: “Universidad de Zúrich”

La carta contenía lo siguiente:

Estimado estudiante:

Me complace informarle que ha sido aceptada/o para cursar estudios en la Universidad Zúrich como estudiante de INTERCAMBIO durante el próximo curso/semestre. Le informamos que la carta de aceptación oficial firmada y sellada será enviada próximamente al coordinador/a de su Universidad de origen y/o a usted. (Si no la ha recibido ya).

Una semana antes del comienzo del curso/semestre se realizan unas jornadas de recepción a los estudiantes internacionales en las que se informa de todos los trámites a realizar y de todos los servicios que ofrece la Universidad de Zúrich.

Me sentí  en shock y a la vez impresionada, hace más de medio año atrás envié una solicitud de intercambio con la Universidad de Zúrich pero no había recibido respuesta alguna así que lo olvide por completo.

(…)

Habían ya transcurrido tres días desde que recibí la carta de aceptación y hoy “Lunes”. Joel era dado de alta del hospital. Es un chico realmente fuerte pero a la vez era muy quejón. Cada broma que decía lo hacía con una mueca en su rostro, también fue la primera vez que hablaba por largo tiempo con Verónica y me conto un secreto de Joel. Según sus palabras, Joe, tenía miedo a los truenos y que por eso él se cubría los ojos cada vez que había uno. Fue extraño pero a la vez interesante conocer aquello y viniendo de Verónica, de alguna manera creí que me odiaría por… bueno aún no sé qué siento por Joel, pero lo que se, es que él me hace sentir feliz y sin temores.

Pero ahora que debería hacer, debería optar por quedarme junto a Joel o aceptar mi intercambio en Suiza. Mi cabeza cada vez estaba perdida en aquellas dos opciones.

— Conozco aquella mirada, algo te molesta ¿verdad Nath? fue una pregunta repentina, de esa manera deje las uvas que estaba lavando y voltee a verle.

— Joe  debo decirte alg… fui interrumpida por un repentino beso — ¡pero…!

— Debes ir fue su respuesta con una sonrisa y con hilo en su voz continuo — se de tu aplicación al intercambio universitario.

— ¿Cómo es que lo sabes? pregunte sorprendida y sonrojada a la vez.

— Fue hace unos meses atrás, tardaste en la cocina y sin querer vi en tu laptop un formulario de aplicación. Disculpa por meterme en tus asuntos.

— ¿Pero cómo sabes que me aceptaron?

— El sobre que está en tu mesa de té me guio con su mirada hasta la mesita de té.

— ¡Ay! Olvide guardarlo fui tan descuidada que olvide guardar el sobre en qué pensaba.




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