La Montaña de los Tengu

Capítulo 1.- La montaña

Las cenizas caían como lluvia, el penetrante aroma del humo me sofocaba, pero no podía detenerme a respirar, el pueblo ardía en llamas y sus risas venían detrás de mí, no había donde esconderme solo tenía una opción, si quería vivir tenía que subir a la montaña, para esconderme en el templo.

Nadie ha tenido el valor de subir a ese lugar...

Una vez llegué al pie de la montaña subí como pude, me aferré con manos y pies con desesperación, corría entre los árboles en el monte inclinado; La noche me protegió mientras subía la montaña, tenía que aprovechar esa ventaja y llegar pronto a mi destino, seguí sin detenerme hasta llegar al templo a mitad de la montaña.

—Ellos no subirán a este lugar— Me dije segura.

El templo en la montaña es visto como un lugar maldito, para mi es tan sagrado que no puede ser tocado...

Mi abuelo solía contar historias a los niños del pueblo, su favorita era la leyenda del rey de los Tengu. Cuenta la leyenda que una mujer subió a la montaña y se encontró con el rey de los Tengu, este, cautivado por su belleza decidió raptarla y tenerla para él por la eternidad, sin embargo con el tiempo ella naturalmente falleció, haciendo así que el rey Tengu odiara profundamente a los humanos y los maldijese por su efímera existencia, sin querer ver a un humano más, decidió prohibirles visitar el templo, haciendo a la montaña un lugar sagrado, jurando matar a todo aquel que subiera al monte y entrara a su preciado templo, lugar en donde su amada perdió la vida y de esa forma el rey Tengu vivió por los siglos con el corazón roto y lleno de amargura.

La voz de mi abuelo invadió mi mente, decidí ignorarlo, no necesitaba recordar un cuento de mi niñez en momentos como ese; observé el enorme templo antes de entrar en él

 «Nunca había imaginado que tan grande seria, mi pueblo entero cabría en este lugar» Tomé aire mientras escuchaba a los peces nadar en el tranquilo lago frente a la entrada del templo.

—Este lugar es hermoso ¿cómo no tuve el valor de subir antes? — Me pregunté con pesar, avancé arrepentida de mi cobardía. 

Quienes suben al monte y entran al templo son brutalmente asesinados por unos seres de maldad llamados Tengu, los guardianes de la montaña, mitad hombre, mitad ave, con grandes picos rojos y garras que lo cortan todo, hija debes recordar que...

La leyenda se repite en mi cabeza, sin embargo, no logro recordar el final de esta.

«¿Estaré olvidando algo importante?» Pensaba intranquila.

Al entrar al templo abandonado me percaté de que esté se encontraba en perfectas condiciones.

—Esto es extraño, se supone que debería estar abandonado, nadie ha subido aquí en eras — Dije con temor— En este momento lo último que necesito es que esas historias resulten ciertas.

Decidí recorrer el templo y ver si de verdad estaba inhabitado, tomé una lámpara con poco aceite y la encendí; Mientras inspeccionaba el lugar, la puerta principal se abrió de golpe, apagué el fuego de inmediato cuando una silueta negra entró al templo.

—¡Todo aquel que se atreva entrar a mi sagrado templo será sacrificado, ningún humano mortal es digno de tocar esta montaña! — Vociferó con furia.

El temor invadió mi cuerpo, solo un pensamiento rondaba en mi cabeza...

«Voy a morir»

 

 




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