La Montaña de los Tengu

Capítulo 10.- Los Espíritus del Bosque

—¿Quién era ese hombre? — Pregunté. Kurama tiraba fuerte de mi brazo apurando mi paso — ¡suéltame! — Exclamé adolorida.

—Yo solo te brindo refugio, no tengo porque responder cada una de tus preguntas — Dijo con molestia.

—¿Se trataba de un dios? — Pregunté — ¿Es por eso que huiste de él, le temes?

—¡¿Temerle?! — Preguntó ofendido — No le temo a ningún dios ¡mucho menos a un dios exiliado!

—Si él fue exiliado entonces se encuentra en la misma situación que tú, Kurama-san.

—¡Ahí vas de nuevo! — Soltó mi brazo para golpear el tronco de un pino al lado suyo —¡Deja de compararme con seres inferiores a mí!

—¡¿Un dios inferior a ti?! — Exclamé furiosa — Te tienes en muy alta estima para atreverte a afirmar algo así, aun si él fue exiliado, los dioses lo controlan todo desde el inicio de los tiempos, aún antes de que tú, Tengu engreído haya sido siquiera planeado, y continuarán controlándolo todo y manteniendo el mundo en equilibrio millones de eras después de tu muerte, eres un pequeño grano de arena comparado con lo que ellos son, tal vez los demás Tengu quisieran acercarse a ti si no fueras tan orgulloso e insoportable ¡¿qué tenemos de inferior Ayari y yo?! — No permitiría que nadie me hablase así, él había rebasado el límite de mi paciencia — Tienes serios problemas de ira y ese es problema tuyo no mío, gracias por darme refugio estos últimos meses, pero me temo que ya no podré volver al templo contigo, eres una mala persona Kurama-san, desconozco si los demás Tengu tengan el mismo mal carácter que tú, y honestamente es algo que no quiero averiguar jamás.

—¡Defiendes a los dioses porque nunca has conocido a uno, ellos son los seres más egoístas que existen! — Gritó enardecido — ¡Si no quieres regresar a la montaña no lo hagas, mejor para mí, así me evito los problemas que me traerías de ser descubiertos! No podría soportar escuchar nuevamente un discurso como ese, él día en que le estorbes a un dios o que hagas algo que no les agrade, por más mínimo que sea eso, te arrepentirás de haberlos defendido con tal pasión.

—Sabes, Kurama-san en verdad esperaba que llegáramos a ser buenos amigos, es una lástima que no sepas relacionarte con los que te rodean, ya veo porque te exiliaron de tu aldea — Sin decir una palabra más di la vuelta y me alejé de él, la oscuridad no me permitió dar más de dos pasos —  Kurama-san como ultimo favor ¿podrías encender una antorcha para mí?

—Arréglatelas tu sola — Al siguiente segundo desapareció.

—¿A dónde se ha ido? — Me dirigí al río, no podía permanecer en ese lugar por mucho tiempo —Según Ayari el bosque está por ser invadido por creaturas horribles, ahora no concibo la idea de que existan seres peores que Kurama — La luz de la luna se reflejaba sobre el río, lo que me permitió saber que ya había llegado a mi destino, camine al rededor buscando al protector del río Kesshō.

Una lampara se encendió frente a mi — Ayari estaba buscándote, necesito... — La lampara se alzó dejándome ver quien la sostenía; Un solo ojo y una larga lengua salían de la oscuridad.

—No grites, es inofensivo — Ayari apareció de pie al lado mío.

—¿Es una costumbre de los espíritus del bosque el aparecer de la nada? 

— Estuve aquí todo este tiempo, tus ojos de mortal no te permitían verme — Ayari dijo sonriente — Sigue al Hitotsume-Kozo, él te llevará a un lugar seguro.

—¿Cómo sabes que necesito un refugio? 

— Cualquier humano solo en un bosque lleno de Yokais necesita un refugio — Avancé hacia el Hitotsume-Kozo desconfiada, decidí ir con él ya que no tenía otra opción — Me alegra que hayas dejado al Tengu.

—Me canse de que tratara como su inferior.

— Tomaste la decisión correcta — Dijo con seriedad para luego desaparecer en la oscuridad. 

Continué mi camino junto al Yokai de un ojo, el bosque se encontraba muy silencioso así que decidí romper el silencio— ¿tienes un nombre propio? — Pregunté sin obtener una respuesta — ¿debo llamarte Hitotsume-Kozo?  es algo largo— Continuaba sin responderme — ¿puedo llamarte Hito? 

 El Yokai se detuvo y me miró sin decir una palabra, solo asintió.

— Entonces te llamaré Hito — Dije con alegría; Caminamos un par de kilómetros rodeando la montaña hasta llegar a una cueva.

Hito señaló con su mano para que entrara en esta — ¿es realmente un lugar seguro? —  Pregunté confundida, él asintió con su cabeza — Esta montaña es de los Tengu ¿estás seguro de que podemos entrar ahí? —  Volvió a asentir. 

Entramos a la oscura cueva y continuamos nuestro camino por un par de metros, Hito colgó su lampara de una roca y continuó caminando.

—Hito no puedo ver por donde camino ¿por qué has dejado tu lampara atrás? —  El continuó caminando y yo lo segui.

— ¿Eres tú Hitotsume-Kozo? — Una dulce voz salía del fondo de la cueva — ¿quién es la dama que te acompaña?

—Mi nombre es Yuriko, me he quedado sin hogar y necesito un lugar seguro para dormir.

—Una humana — Dijo la voz — ¿Ayari te dijo de este lugar?

—Si, fue Ayari quien me envió aquí, espero no ser molestia señora.

—Los amigos de Ayari, son amigos nuestros — Al decir esto se encendieron lámparas a lo largo de toda la cueva; La noche ocultaba un pueblo entero debajo de la montaña, casas, tiendas, hasta grandes templos, sus residentes paseaban con tranquilidad por las calles iluminadas.

—¡Una aldea de Yokais! — Exclamé con asombro —¿estuvo aquí todo el tiempo?

—Hemos vivido aquí por un par de siglos — La mujer de la dulce voz se acercó a mí con una cálida sonrisa — Los Tengu aún no han encontrado nuestro pueblo, es absurdo ya que estamos bajo sus narices, al parecer ese es el truco — Sonrió y guiñó su ojo.

—¿Por qué se esconden de ellos? 

—¡¿Quién no se escondería de ellos?! — Exclamó molesto un Yokai verde con un extraño plato en la cabeza — Solo un Oni se atrevería a ver uno de frente.




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