La Montaña de los Tengu

Capítulo 11.- El Refugio de los Espíritus

Hanako me llevó a una pequeña casa en el centro de la aldea — Bienvenida a tu nuevo hogar, espero que el tamaño no sea un inconveniente.

—Es muy linda — Dije conteniendo las lágrimas.

—¿Sucede algo malo? — Preguntó confundida —¿algo te duele?

—Vuelvo a tener un lugar al que puedo llamarle mi hogar, solo estoy demasiado feliz.

—Todos deberíamos tener un lugar al que podamos llamar hogar, seamos Yokais o humanos, la soledad no le sienta bien a nadie — Dijo con su cálida sonrisa.

—La soledad no le sienta bien a nadie — Repetí para mí misma recordando a Kurama.

—Te preocupas por el Tengu— Afirmó.

—Todos dicen las peores cosas de los Tengu, sin embargo, Kurama me demostró que ellos no son unos monstruos, solo necesita compañía para que su corazón no se amargue tanto.

—No creas que puedes cambiarlo — Hanako me miró con una seriedad abrumadora — No sacrifiques tu felicidad por alguien que no tiene la intención de mejorar, si él quiere odiar déjalo que odie y míralo de lejos.

—¿Cómo logro que alguien cambie? — Pregunté sosteniéndome de ella.

Ella me miró durante unos segundos, parecía preocupada, sin embargo, continuó sonriendo — Mírate, estás agotada.

—No lo estoy — Dije convencida — No estoy cansada, para nada — Mientras continuaba hablando mi cuerpo comenzó a debilitarse, mis rodillas temblaban; No pude permanecer más con los ojos abiertos, finalmente caí.

—No cariño, nadie puede cambiar a un Tengu — Le escuché decir antes de quedar completamente inconsciente.

Sentí como era arrastrada por ella hasta que me dejó sobre cobijas en el suelo, la habitación que en un principio era cálida, comenzaba a sofocarme; Las horas pasaron, me era imposible saber si era de noche o de día, dentro de la cueva todo estaba animado, las luces de la calle entraban por la ventana y el bullicio se escuchaba claramente — Ayuda — Dije sin tener éxito, mi voz era débil, casi inaudible — Alguien, ayúdeme por favor — Suplique luchando por respirar.

—¿Este lugar siempre estuvo debajo de mi montaña? — Kurama apareció frente a mí.

—Ayúdame, por favor ayúdame — Con lo que me quedaba de fuerzas comencé a arrastrarme hacia él — Estoy muriendo, ayúdame.

—Muriendo — Dijo con una gran sonrisa — ¿A dónde irás si mueres aquí? este es el refugio de los espíritus, tu espíritu estará a salvo en este lugar, en el caso de que no desees transicionar.

—Kurama, quiero vivir — Supliqué mientras mi vista se nublaba cada vez más.

—No puedo ayudarte, fuiste tu quien decidió venir a este lugar— Se inclinó hacia mi — Pensaste que yo era el ser más despreciable de este bosque, ahora aprenderás por las malas que no puedes confiar en nadie, en el mundo de los dioses y demonios nadie es sincero.

—Ellos prometieron protegerme — Las lágrimas corrían por mi rostro.

—Ellos te usaron — Levantó mi rostro con su mano — Te usaron para traerme a este lugar.

—Necesitábamos respuestas Kurama-san — Hanako entró a la habitación dando una reverencia — Espero que nos perdones Yuriko, pero esta era la única oportunidad que teníamos para reunirnos con el príncipe de los Tengu.

—El príncipe de los Tengu está muerto — Los ojos de Kurama se encontraron con los míos — Ella no tiene nada que ver conmigo o con ustedes, no debieron involucrarla de esta manera.

—¿Ahora te importa lo que pase con una mujer humana? — Haruki entró detrás de su hermana — Ella quebrantó la ley del rey Sōjōbō ¿no es tu deber ejecutarla?

—Yo no sigo las ordenes de ese anciano — Kurama me levantó y me puso sobre su hombro — Tampoco tengo porque responder a sus preguntas, no los delataré así que podrán seguir escondiéndose en este agujero como las ratas que son.

—No te la lleves Kurama-san, ella no pertenece a ese lugar — Escuché a Hanako suplicarle para que me bajara.

—Ella ya no pertenece a ningún lugar, y estoy seguro de que ya no quiere estar aquí así que me la llevaré ya que ella fue quien me llamó.

—Llévala contigo, ella encontrará la forma de volver a este lugar — Haruki interrumpió la discusión — Ayari me dijo que ella no confía plenamente en ti ¿quién podría hacerlo? los humanos son creaturas delicadas, al primer error que cometas huirá de tu lado.

Kurama ignoró las palabras de los Yokais y salió de la cueva conmigo en sus brazos.

— ¡Hitotsume-Kozo! — Exclamó Hanako.

El Hitotsume-Kozo entró a la habitación con su lampara en mano.

—Síguelos, ese espíritu necesitará que lo guíes de regresó a su hogar — Hanako le dio órdenes y este se marchó.

—Necesitaremos ser menos pasivos si queremos respuestas — Haruki daba vueltas por la habitación molesto — ¡el maldito Kurama nos debe respuestas, ya esperamos bastante! 

—Hermano debes aprender a ser paciente, si nos apresuramos arruinaremos esta oportunidad y puede que sea nuestra última oportunidad — Hanako detuvo a su hermano y lo sujetó suavemente de los hombros — Hemos esperado poco más de un siglo para esto, pero estoy segura de que Ayari recuperará su estatus y nosotros podremos salir de este agujero, los Tengu ya no nos detendrán.

—Prométemelo Hanako, porque yo ya no puedo más — Haruki cubrió su rostro conteniendo sus lágrimas.

—Ahora sabemos que Kurama tiene una debilidad, esa mujer humana nos servirá, te prometo hermano que saldremos de aquí — Hanako lo abrazó con fuerza — Te lo juro por mi vida, que lo haremos.

 

 

 




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