Comenzaba a recuperarme del aturdimiento causado por Hanako, era consciente del lugar donde me encontraba, sin embargo, no entendía lo que había sucedido.
—Esos malditos Kitsunes me tendieron una trampa — Dijo Kurama con rabia mirando por las ventanas — Ahora que han rebasado sus propios límites son capaces de cualquier cosa, quebrantar cualquier ley, son capaces de subir mi montaña y contaminar mi templo.
kurama se escuchaba paranoico —¿tienes miedo de ellos? — Pregunté arrestando mi lengua.
—¡¿Miedo?! — Exclamó claramente ofendido — ¿por qué un Tengu tendría que temerle a un par de Yokais errantes? ni siquiera teniendo al lamentable protector del río de su lado podrán hacerme algo, ellos nunca podrán llegar a la cima de esta montaña, no si estoy yo para evitarlo.
—¿Por qué evitarías que ellos subieran a la cima? — Con dificultad me puse de pie — Entiendo que quieras evitar que Hanako suba, pero ¿por qué evitar que Haruki suba? él no es humano ni mujer, dime la razón.
—Es mejor si te mantienes ajena a todo esto, es un problema que comenzó mucho antes de que nacieras ¿por qué habrías de involucrarte? cuando ya no estés más aquí seguirá siendo un problema.
—Si es un problema tan grande tienes que solucionarlo, no aplazarlo hasta que se vuelva algo irremediable.
—¿Qué vas a saber tú que eres una simple humana? — Kurama cerró las ventanas cubriéndolas con madera — No sabes lo problemáticos que pueden llegar a ser los Yokais errantes.
—¿El problema tiene que ver con que ellos vivan dentro de la montaña?
Kurama me observó sin ninguna expresión en su rostro —¿qué es lo que te dijeron?
—Ellos no me dijeron nada.
—¿Entonces por qué enviaron al Hitotsume-Kozo a este lugar?
—¿Cómo sabes que enviaron a Hito? — Pregunté sorprendida cuando el sonido de la puerta me interrumpió.
Kurama se apresuró a abrir la puerta — ¿has venido por la humana?
El Hitotsume-Kozo extendió su mano libre y en esta apareció un bolso.
—¿Qué es eso? — Preguntó Kurama molesto; el Hitotsume-Kozo continuaba con su mano extendida —¿es para ella? — Tomó el bolso y me lo lanzó — Ábrelo y dime que es lo que te han enviado esas ratas.
Abrí lentamente el bolso, temía que fuera una trampa que terminaría dañándome, sin embargo, me percaté que solo se trataba de ropa — Es ropa de mujer y zapatos nuevos.
—Ve, regresa pronto con esa Kitsune y dile que no permitiré que siga con su juego.
El Hitotsume-Kozo negó con la cabeza.
—¿Pretendes quedarte en mi montaña? — Kurama comenzaba a perder la paciencia —No puedes quedarte aquí, pronto amanecerá tienes que irte.
El Hitotsume-Kozo negó nuevamente.
—¡Es tu decisión, si quieres quedarte y morir al amanecer es tu problema! — Exclamó irritado y cerró la puerta de golpe.
—¿Hito morirá al amanecer? — Pregunté horrorizada.
—Esas cosas no pueden andar libremente de día — Dijo saliendo de la habitación.
—No puedo dejarlo solo ahí afuera — Rápidamente me dirigí a la puerta y dejé que Hito entrara — Él no quiere más visitantes en su templo, Hito tienes que esconderte hasta que vuelva a ponerse el sol.
Hito caminó hasta mi habitación y entró por su cuenta al armario.
—Kurama no entrará a este lugar, no hagas ruido para que no note tu presencia — Cerré las puertas del armario y me dirigí al patio del templo.
«Debo actuar con naturalidad para que Kurama no sospeche nada» Me dije a mi misma «No puedo permitir que algo malo le pase a Hito por culpa mía»
Continue caminando alrededor del patio del templo intentando respirar aire fresco para calmar mis miedos —Los días pasan tan rápido desde el día en que lo perdí todo — Me dije a mi misma mientras paseaba por el patio del templo — Kurama decía la verdad, nadie baja a este lugar, el hielo ya se derritió y solo han bajado una vez a inspeccionar ¿qué hizo para ser expulsado de su aldea? — Continúe caminando sin rumbo hasta llegar al límite, un gran cerco cubierto de enredaderas y arbustos rodeaba el lugar — Hay algo en esta zona — La curiosidad me ganó y decidí mover algunas ramas para ver qué es lo que estaba detrás de ellas — Esto es...
—Me parece grosera la forma en que hurgas en donde no te llaman — Kurama me estaba vigilando desde lo alto del cerco — ¿todos los humanos son así de fisgones?
—No fue mi intención ser grosera, solo tengo curiosidad.
—La curiosidad te llevó a arriesgar tu vida, no hagas que pierda la poca confianza que tengo en ti — Bajó del cercó y me apartó del lugar — Ahora no podrás estar en esta zona, si quieres dar un pasero irás al lago.
—Kurama-san.
—No hagas preguntas.
—¿Por qué esa tumba no tiene lapida?
— Te he pedido que no hagas preguntas — Al entrar al templo cerró la puerta al patio con cerrojo — Es mejor así.
—¿Quién está sepultado ahí? — Pregunté una vez más — No quiero ser grosera, solo tengo curiosidad — Kurama se fue sin responder a mis preguntas — Debe ser la tumba de alguien importante para él, no me permitió verla con más detalle, su madre está sepultada en el cementerio, y los Yokais dijeron que él era el hijo del rey, quien al parecer aún vive ¿quién puede ser?
Algo tiró de mi manga, al girarme vi a Hito parado al lado mío, no tenía su lampara con él y apuntaba a la puerta.
—¡¿Qué estás haciendo aquí?! — Por la sorpresa olvide que Kurama se encontraba dentro del templo — Espero que no me haya escuchado — Susurré.
Hito negaba con la cabeza y continuaba apuntando hacia la puerta.
—No entiendo que es lo que quieres decir — Continuaba susurrando mientras veía al rededor para asegurarme de que el Tengu no nos descubriera — Tienes que regresar a mi habitación, él te echará del templo y morirás al salir.
Hito se negaba a avanzar — Por favor, tienes que ocultarte — Le rogué durante unos minutos mientras intentaba empujarlo —¿por qué no quieres regresar a mi habitación? — Hito negaba con la cabeza y apuntaba hacia la puerta —¿quieres irte? — Pregunté confundida.