La Montaña de los Tengu

Capítulo 15.- Ayari el Espíritu del Río.

 

 

 

Capítulo 15.- Ayari el Espíritu del Rio:

Trecientos años atrás:

¿Dioses o demonios? se han tenido muchas ideas acerca de los Shinigami, creo que solo ellos son conscientes de su verdadera naturaleza, su trabajo no puede ser encomendado a cualquiera, y la verdad es que la mortalidad de los humanos no es un tema recurrente entre dioses ¿la indiferencia es un crimen? al parecer para los dioses, lo es.

— Dios de los mares O-Wata-Tsu-Mi,  por muchos siglos fuiste un dios benevolente, sin embargo tus crímenes no pueden quedar impunes, serás degradado a espíritu protector.

 —¿Espíritu protector? — Miré a los dioses que me rodeaban como jueces con un poco de resignación y cansancio — ¿qué es lo que protegeré?

—Serás espíritu protector para los humanos que habitan el valle a orillas del río Kesshō.

—¿No es ese el río que nace en la montaña de Sōjōbō? —Pregunté intranquilo.

 «Mil años de castigo en el inframundo suenan mejor que ir a las tierras de un Tengu desquiciado» pensé fastidiado.

—Así es, y tu deber como espíritu protector es mantener la paz entre humanos y Tengus, no podemos permitir que lo que hizo el rey vuelva a suceder.

—¿Hay algo que yo pueda hacer para volver a mi palacio pronto? 

—Has protegido humanos con anterioridad ¿no es lo mismo protegerlos en esas tierras que protegerlos en los mares?

—Yo no quiero involucrarme con demonios, considero que he aprendido la lección, no será necesario enviarme a ese lugar — Comenzaba a perder la paciencia. 

— Watatsumi, puede que haya algo que puedas hacer — la diosa del sol a hablado mientras todos guardan silencio— Los Yokai de esas tierras han sido desterrados de la montaña gracias a la amargura de Sōjōbō, ve y has que vuelvan a su hogar, además, mi templo está en esa montaña, quiero que los humanos regresen a él, esa es tu encomienda Watatsumi.

—¿Mi encomienda es asesinar a Sōjōbō, rey de los Tengu? me temo que no entendiendo ¿no fue por algo similar que me están castigando? — Intentaba permanecer sereno ante los jueces, sin embargo, mi confusión y fastidio comenzaban a ser notorios.

—Matar no, te estoy encomendando la reconciliación entre humanos, Yokais y Tengus, ese rey no puede acaparar la montaña como suya, no si los dioses quieren lo contrario — Dijo la diosa del sol sin mostrar alguna emoción. 

—¿No sería más beneficioso enviar a un dios de la paz o recortar su vida para que libere la montaña?

—¡Te recuerdo que no estamos aquí para acordar a quien enviar, te estamos enviando a ti como condena! — Exclamó Hachiman, dios de la guerra.

—Bien, si así es como tiene que ser, iré a ese lugar y haré mi trabajo, pero yo les aseguro que realmente tengo claro en que me equivoque y no volverá a pasar.

—¿En realidad es así? — Dijo la diosa del sol — Creo que te falta mucho por madurar, como dios no puedes ir por ahí haciendo lo que te plazca a tu conveniencia, eso incluye omitir acciones mal intencionadas de alguien más con tal de proteger a esta persona ¿entiendes de que te hablo?

Sin alzar mi mirada respondí — Tengo claro de quien estás hablando, nunca más me volveré a relacionar con Shinigamis, por favor vuelvan a confiar en mí.

—Demuestra que eres digno de portar tal título, hasta entonces no te comuniques con nosotros, no queremos contaminarnos por culpa tuya — Dijo Fujin dios del viento.

Sin ánimos salí del lugar con destino al río Kesshō, tenía mucho por hacer y debía hacerlo lo más pronto posible para así volver a mi hogar, la opinión que esos dioses tengan sobre mí me importa poco, lo único que quiero es vivir tranquilo, ya tuve suficiente.

—¿No te fue bien? — La risa burlona que salía de la oscuridad era bastante familiar para mí.

—Ahora no estoy de humor, Tsukuyomi.

«Lo que me faltaba ¿acaso se les notificó a todos los dioses sobre mi juicio?» pensé.

—Si, así fue — Dijo sonriente.

—No escuches mis pensamientos, no es correcto— Gruñí arrastrando los pies.

—¿Tu diciéndome que es correcto y que no? — Se acercó a mí con rapidez — Dime ¿cuál fue tu castigo?

—Me enviaran a un lugar remoto en donde vive un pequeño grupo de humanos.

—Dime que no fuiste rebajado a protector de algún diminuto charco — Dijo entre risas.

—El río Kesshō no es un simple charco — En realidad para mi si se trataba de un simple charco, sin embargo, no podía darle a Tsukuyomi más motivos para burlarse de mi — Es el lugar que conecta a humanos, Yokais y Tengus.

—Entonces te enviaron a la montaña del Tengu loco — Soltó burlón.

Respiré profundo y exhalé con fuerza, él podía ponerme de mal humor con rapidez — Mira, si no vas a serme de utilidad desaparece de mi vista.

—No te enojes conmigo, yo no fui quien te sentenció a eso.

Respiré profundo intentando tranquilizarme, mi hermano no tiene la culpa de mis errores, y el no debería pagar por mi malhumor—Visítame de vez en cuando, no quiero perder la cabeza estando ahí solo — Nuestra conversación terminó con esas palabras, vi como Tsukuyomi se alejaba con una sonrisa — Solo debo ir con Sōjōbō y hacerlo cambiar de parecer.

Una vez en la montaña me dirigí a la aldea de los Tengu —Si anuncio mi llegada con anticipación probablemente no me permitan entrar — Me dije convenciéndome de ir directamente a con el rey. La entrada de la aldea estaba altamente custodiada — Cuatro guardias para una sola entrada ¿no es eso excesivo? — Les pregunté.

—Identifícate — Dijo uno de ellos ignorando mis palabras.

—Soy el dios O-Wata... — No puedo humillarme a mí mismo revelando mi nombre real — Soy Ayari, el nuevo protector de estas tierras.

—No está permitida la entrada de dioses.

—Ser un espíritu protector no me hace un dios — Dije con tranquilidad — No hay motivos para que desconfíen de mí, solamente quiero conocer al rey de la montaña.




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