La Montaña de los Tengu

Capítulo 17.- Yuriko la humana.

Después de la discusión entre Ayari y Kappa, los tres guardamos silencio, nos dirigimos a la aldea de los Yokai, a pesar de no entender por completo los problemas entre Tengus y Yokais, estoy segura de que es lo que Ayari está pensando en estos momentos —Él pondrá fin a esto, Ayari...no, Ayari en realidad es el dios de los mares, O-Wata-Tsu-Mi— Dije para mí misma, necesitaba recordar su verdadero nombre.

—¿Quieres saber cómo fue que lo descubrí? — Al parecer Kappa me escuchó, caminaba detrás de mí y estaba segura de que no me escucharía —No necesitas seguir actuando, no frente a mí, tienes curiosidad sobre esta deidad caída, también sobre los Tengu pero nadie te dice nada por ser una humana, no te sientas mal esa condición no es para siempre, pronto serás una de nosotros.

—¿Qué fue lo que hizo para ser castigado? — Pregunte entre susurros esperando a que Ayari no escuchara nuestra conversación mientras caminaba a unos metros frente a nosotros.

—Se relacionó con los seres equivocados — Dijo mirándolo fijamente.

—Creía que los Oni y los Tengu eran los seres a los que debes evitar ¿se trata de alguien peor? 

—Peor para los que tienen un corazón palpitante— Soltó una sonora risa mientras pateaba una piedra y caminaba al mismo tiempo — ¿cómo le llaman a eso que pasa con los humanos cuando su corazón deja de latir?

Con temor respondí — Muerte.

—La muerte — Dijo lentamente — Eso mismo.

—¿Qué tiene que ver eso con Ayari? — Estaba cansada por el camino y mi cabeza dejaba de pensar con claridad —¿acaso estás insinuando que él mató a alguien?

Nos acercábamos al río y Kappa tomó con sus manos la piedra que pateaba anteriormente para lanzarla a este, la piedra dio tres brincos, dos largos y uno corto para después desaparecer en el fondo del río Kesshō — Creo que no estas entendiendo lo que te quiero decir — Dijo con serenidad, una serenidad que no había visto de parte de Kappa quien siempre parece estar irritado por algo.

—No, no estoy entendiendo que es lo que quieres decir, por favor se más claro — Alcé mi voz sin pensar en que Ayari podría escucharnos, ambos giramos rápidamente al frente para cerciorarnos de que él no nos escuchara, sin embargo, él ya no estaba ahí.

—Supongo que tendré que guiarte hasta la aldea — Dijo Kappa de nuevo con su tono irritado — El maldito de ha ido.

—¿A dónde ha ido? — Miré a todas direcciones buscándolo, pero fue en vano.

—Tal vez está planeando como burlarse de nuevo de nosotros o algo peor.

—Deja de pensar lo peor de él, no le das la oportunidad de contar su versión de la historia —Dije molesta.

—¿Su versión de la historia? — Kappa me miró con furia — Alguien con el pasado de Ayari no tiene derecho a contar su versión ¿no ves que fue castigado por los mismos dioses? para mi todo lo que haga ese maldito es sospechoso.

—Aun no me has dicho que fue lo que hizo, no puedo emitir un juicio sin conocer todas las versiones de la historia y por qué lo hizo.

—¿Qué harás cuando te enteres? — Preguntó burlón — No tienes alguien en quien puedas confiar ¿a dónde irás?  estás completamente sola.

—Desde que perdí a mi familia he vagado del templo de Kurama a la aldea de los Yokai, dependiendo totalmente de otros, tal vez ya es tiempo de buscar mi propio camino, quizá este me lleve lejos de todos ustedes, puede que no vuelva a encontrarme con otro humano, pero ¿es tan mala la soledad?

—Los humanos no saben vivir en soledad, necesitan con desesperación la compañía de otros, son débiles.

—Tu realmente nos odias — Afirmé.

Kappa guardó silencio durante unos segundos, mirando hacia otro lado —¿cómo no odiarlos?

—Nosotros no somos los monstruos, Kappa, nosotros no tenemos la fuerza que ustedes tienen, ni llegamos a vivir tanto ¿por qué nos odias?

—De haber sido creados con tal fuerza y con tal longevidad ya habrían acabado con todos los seres con los que comparten la tierra que pisan, ya hubieran acabado con ustedes mismos ¿hay otro ser sobre la tierra que posea tal poder destructor como el de los humanos? no lo creo — Dijo Kappa con resentimiento en su voz.

—¿Qué pasó para que tuvieras esa opinión de nosotros? — Podía ver la tristeza en los ojos de Kappa.

El Yokai tomó otra piedra del suelo y la lanzó al río, esta no alcanzó a brincar en el agua hundiéndose de inmediato — Yo solía vivir en la montaña, justo donde nace el río Kesshō, vivía tranquilo dedicando mi vida a mis hijos, cuando el rey de los Tengu cayó en depresión fuimos expulsados de la montaña como si no tuviéramos el derecho de vivir ahí — Soltó un largo suspiro y maldijo en voz baja — En aquellos años yo aún era un Kappa muy ingenuo, era estúpido pensaba que los humanos nos recibirían en sus tierras y compartirían el río con nosotros, al final nosotros llegamos antes a este bosque teníamos el derecho de vivir ahí, sin embargo no fue así, ellos tenían estas absurdas historias en donde nosotros éramos unos monstruos, tenían la idea de que los Kappa comíamos niños, obviamente no permitirían que una familia de Kappas viviera tranquilamente en el río en donde ellos pescaban y de donde conseguían agua, así que una noche nos asediaron sin aviso alguno, no pude defender a mis hijos, los mataron a todos y a mí me dejaron gravemente herido de no haber sido por la corriente ellos me hubieran matado a mí también, después de eso Ayari me encontró en el fondo del río y me salvó.

—Kappa, lo siento tanto — Dije al borde de las lágrimas, no esperaba escuchar tal atrocidad.

—No llores, no tienes el derecho de hacerlo, fueron tus ancestros los que asesinaron a mis hijos, es algo que nunca les voy a perdonar.

—Humanos siendo humanos — Haruki apareció sentado al lado de Kappa — ¿qué se puede esperar de un ser que odia y destruye todo aquello que no entiende? 

Retrocedí rápidamente — Lo dice el Yokai que me dejó inconsciente y me usó como carnada el día en que lo conocí.




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