La aldea de los espíritus del bosque no se veía como la recordaba, este era un lugar desolado, se podía respirar el aura de miedo y desesperación de sus habitantes, aun con estos escondidos en sus hogares.
—Este lugar es otro sin el bullicio en las calles — Afirmó Haruki — Desde que vino Kurama todo cambió, los habitantes se sienten inseguros ahora que él sabe de este lugar, dime ¿él te dijo algo sobre delatarnos con el rey Sōjōbō?
—Él te dejó claro que no lo haría — Dije con fastidio — Si los habitantes de la aldea no se sienten seguros es culpa suya, no de Kurama, sinceramente no me agrada que por ser un Tengu lo culpen de sus propios errores, les recuerdo que fue su brillante idea la que reveló la ubicación de su aldea.
Haruki me miró molesto y se acercó a mi rápidamente — No me arrepiento de nada, fue la única oportunidad que hemos tenido en siglos de acercarnos a ese maldito Tengu.
—¿Tan poco te importa la tranquilidad de los demás Yokais que viven en este lugar?
El Kitsune ardiendo en ira me tomó del cuello de mi ropa y me acercó a él — Tu no vas a venir a cuestionarme el cómo protejo a mi gente, tenemos seis siglos esperando la ayuda de los dioses en este agujero y esos desgraciados solo nos han enviado a un espíritu protector menor que no ha hecho nada en los tres siglos que lleva en el río, no necesito la aprobación de los dioses, mucho menos la tuya, así tenga que matar al Tengu, nosotros saldremos de este lugar y volveremos a nuestro hogar, cueste lo que nos cueste ¿entendiste?
Haruki no me parece una persona agradable, sin embargo, creo que puedo entender un poco lo que debe de estar sintiendo, seis siglos es demasiado tiempo lejos de tu hogar.
— Lo siento — Dije apenada.
—Suéltala — Hanako alejó a Haruki de mi con delicadeza— Tenemos que aceptar que lo que hicimos no está bien, nos aprovechamos de la confianza de Yuriko y pusimos en peligro a toda nuestra gente, fue un mal plan y tenemos que ser responsables por eso.
—Kurama no les hará daño —Aseguré con confianza.
—¿Puedes jurarlo? — Haruki me cuestionó con severidad.
Pensé durante unos segundos mi respuesta «La verdad es que Kurama es una persona muy impulsiva ¿puedo jurarlo?»
—Tu silencio me lo dice todo — Me miró a los ojos con odio, al parecer es de Yokais odiar a los humanos — No debiste regresar a este lugar — Molesto se dio la vuelta y se fue maldiciendo en voz baja, lo miré desconcertada hasta que desapareció entre las casas del pueblo.
—Dime, Kappa ¿él también tiene un pasado que lo haga odiarnos? — Pregunté mirando al suelo, estaba cansada física y mentalmente.
—Los humanos los perseguían sin descanso — Kappa miró con compasión a Hanako quien sonreía intentando ocultar su tristeza.
—Esos tiempos ya pasaron, ahora tenemos la oportunidad de recuperar nuestras vidas — Hanako tomó mi mano con esperanza — Para eso necesitamos tu ayuda, mi hermano no descansará hasta que recuperemos la montaña, a él no le basta con recuperar el bosque y solo cuando logre sus objetivos será feliz.
—Velas por la felicidad de tu hermano — Dije con una pequeña sonrisa en mi rostro, el amor entre ellos me hacía sentir una calidez que había olvidado, me hacían recordar a mi familia.
—Mi hermano es la única familia que me queda, he tenido que ver cómo ha ido decayendo escondido en este lugar sin poder hacer algo al respecto, puede que no sea alguien agradable, pero es mi hermano y lo amo.
—¿Qué necesitas de mí?
—Necesitamos que vayas al templo en el centro del pueblo — Hanako tomó mis manos con fuerza — Alguien estará ahí esperándote, por favor se respetuosa y no alces tu vista.
«¿No alzar mi vista?» dudaba acerca de volver a confiar en ellos, mi intención era ayudarlos a regresar a la montaña de forma pacífica para que Kurama no se viera envuelto en problemas con los demás Tengus, y evitar que se enfrentara a los furiosos Yokai, debía intentarlo todo para salvarlo a él y ayudarlos a ellos, decidí confiar una vez más, sin embargo está vez sería diferente, no bajaría la guardia; Caminé lentamente hacia el templo, conforme me acercaba me percaté de que era exactamente igual al templo sobre la montaña.
—¿Es una réplica del templo de Kurama? — Pregunté curiosa, antes de entrar le eché una última mirada al enorme templo para después abrir lentamente la puerta — No alces tu vista, eso fue lo que me dijo Hanako — Me repetí en voz baja mirando el suelo.
—Yuriko, te estaba esperando — Dijo una voz apacible que hizo eco dentro del templo.
—Disculpa ¿me conoce? — Pregunté con timidez — Su voz no me suena familiar.
—Yo te conozco a ti, pero tú no me conoces a mí, bueno no en persona.
—¿Qué es lo que necesita de mí? — Agachando mi cabeza me senté en el suelo.
—Tiempo atrás envié a uno de los dioses que fue castigado a esta montaña para que restaurara la relación entre Tengus, Yokais y humanos, sin embargo, los años han pasado y él no ha logrado nada, realmente no pensaba involucrarme más en este asunto, pero me entere que hace un año los humanos de estas tierras fueron asesinados por saqueadores, eso es un problema ya que demuestra la ineficiencia de ese dios.
—¡Un año! — Interrumpí horrorizada —No, se equivoca no ha pasado un año, tan solo han sido un par de meses.
La escuché soltar un pequeño suspiro — Cariño, me temo que ya has perdido el sentido del tiempo, necesito que hagas esto antes de que dejes tu humanidad atrás.
—¿Como? — Mi voz temblaba y me encontraba realmente confundida — ¿cómo que deje de mí humanidad atrás? me temo que no estoy entendiendo absolutamente nada, Haruki ya me dijo sobre perder la orientación del tiempo, necesito que me diga de que está hablando.
—Así que Watatsumi no te ha dicho nada, él como espíritu protector de estas tierras debió guiarte en tu transición.
—¿Mi transición a qué? — Me comenzaba a costar estar en una sola posición, inquieta me levanté de golpe y recorrí el templo con la mirada baja — ¿por qué no me responde? ¡estoy harta de tener mil preguntas y que nadie me las resuelva!