La Montaña de los Tengu

Capítulo 22.- Un Adiós.

Llegamos al templo en la montaña antes del amanecer —Hito debes entrar al templo antes de que el sol salga — Hito se detuvo al lado del lago.

—El camino del Hitotsume-Kozo, termina aquí — Amaterasu me esperaba en la entrada del templo.

—Me niego a dejarlo atrás— Dije decidida.

—Lo siento, no es algo que puedas decidir, él ya cumplió con su misión, es hora de que tu cumplas con la tuya, anda déjalo solo y ven conmigo.

—No, si Hito no va conmigo, yo no iré a ningún lado— Hito negaba con la cabeza— No digas tonterías, no sabes lo que es morir, jamás nos volveremos a encontrar ¿quieres morir Hito?

—Ha vivido más años de los que puedes contar, déjalo descansar — Un hombre viejo y de gran estatura salió del templo — No eres capaz de entenderlo porque no lo has vivido, pero te aseguro que existir por tanto tiempo es un castigo, el Hitotsume-Kozo tiene la libertad de escoger partir ahora o después y él ya ha escogido.

—Pero...

—Pronto tu podrás tomar la misma decisión, entonces la decisión del Hitotsume-Kozo no te parecerá errada.

—Escucha las palabras del rey, él sabe lo que es llevar sobre su espalda la pena de existir sin querer hacerlo por tantos siglos.

—El rey— Repetí— ¿eres el rey de los Tengu? — Pregunté.

—Lo fui, lo soy y lo seré— Respondió sin ánimos.

—¿En dónde está Kurama? — Pregunté con preocupación.

—Entra, tenemos mucho de qué hablar— Me dijo el rey, entrando al templo.

Di un paso y miré hacia atrás, Hito se encontraba sentado sobre una piedra, esperando paciente su muerte.

—¡Esperen! — Exclamé — Me quedaré con él hasta que parta de este mundo.

—Has lo que quieras niña, Amaterasu y yo tenemos toda la eternidad, podemos ser pacientes, sin embargo, eres tú quien tiene el tiempo limitado, es tu decisión lo que harás con ese tiempo— Dijo el rey sentándose en el suelo del salón.

Amaterasu me miró confundida —¿qué es lo interesante en el Hitotsume-kozo? — Se preguntó y permaneció de pie al lado de la puerta, observándonos con detenimiento.

—Hito, si estás seguro de que esto es lo que quieres, entonces te acompañaré hasta el final — Me senté al lado de él y puse mi brazo sobre su espalda — Gracias por haber permanecido a mi lado, tú me guiaste en la oscuridad y fuiste el único en quien siempre pude confiar, hiciste de este proceso solitario y triste, algo llevadero, espero encontrarnos en la próxima vida, fuiste un gran amigo Hito, muchas gracias — Sentí la mano de Hito tomando la mía, lagrimas comenzaron a correr por mi rostro, el sol comenzaba a salir y con los primeros rayos Hito se fue.

Limpié mis ojos y miré hacia el frente, lo primero que vi fue el rostro de Amaterasu observándome con asombro y lo que parecía ser un pequeño rastro de tristeza.

 —Se fue— Dijo Amaterasu con melancolía.

—¿Qué sucede, mi señora? — El rey Tengu sonrió mientras daba un sorbo a su té — ¿los años la han hecho blanda? ahora llora la partida de un sirviente. 

—Los años me han endurecido el corazón ¿en qué momento deje de llorar por la partida de un ser vivo?

— Hemos vivido tanto tiempo inmersos en nuestro error que ha olvidado cuando fue la última vez que lloró — El rey dio un sorbo lento a su té — No se sienta culpable, me pasa lo mismo.

—¿Cómo es que eso me hará sentir mejor? — Preguntó agachando la mirada.

—Ya estoy aquí y ustedes también lo están, pero ¿dónde está Kurama? — Me acerqué a ellos interrumpiendo su conversación.

Se dedicaron una rápida mirada y Amaterasu sonrió — No tienes nada de qué preocuparte, todo estará bien.

—Diosa del sol, no me mienta, por favor — Volví a repetir mi pregunta — ¿Dónde está Kurama? él no se aleja por tanto tiempo de su templo.

—Yo resolveré todas tus preguntas— El rey se puso de pie — Pero primero responderás a las mías.

—¿Qué preguntas tendría el rey de los Tengu, para hacerle a una simple humana? — Pregunté avanzando hacia él.

—Tú quieres a Kurama ¿no es así? — Sōjōbō sonrió —¿qué significa Kurama para ti?

«¿qué significa Kurama para mí?» Me pregunté con incertidumbre.

—No necesitas tener una respuesta inmediata, piénsalo bien que no tolero las mentiras.

—Lo siento rey, pero no veo como mi respuesta pueda beneficiarlo de algún modo.

—Responde Yuriko— Amaterasu me miró con firmeza.

Sentí miedo en mi corazón.

—Estás dudando — Afirmó el rey Sōjōbō — No necesito tu duda, me voy — Dijo molesto.

— Si piensa que amenazando con su partida daré una respuesta, es mejor que se vaya de una vez— El rey regresó a su lugar con una clara expresión de sorpresa en su rostro — Usted dijo que odia las mentiras, si me apresura a responder es probable que no esté dándole una respuesta sincera.

—Solo responde Yuriko— Amaterasu se paró frente a mí.

 —¿Es lo que necesitaba de mí?— Pregunté confundida — No veo como mi respuesta les beneficie, ni como beneficie a Kurama, si él no está en su preciado templo es porque algo le pasó y ustedes me lo ocultan, no hablaré hasta que ustedes hablen.

—No estás en posición de exigir — Él le dio otro sorbo a su té, sin embargo, este ya estaba frio, haciéndolo expresar una mueca de asco, dejó el té sobre la mesa y me miró — Teníamos para ti y para Kurama una solución, la mejor posible teniendo en cuenta su…  situación, sin embargo, te empeñaste en no ser cooperativa, no necesitamos a una humana, tú nos necesitas a nosotros.

—¿Cuál es esa solución?  

—No te la daré — El rey me miró a los ojos y sonrió maliciosamente — Has perdido tu oportunidad, la última que Kurama tenia, ahora está a merced de los Oni.

—¡¿Dónde está Kurama?!— Pregunté por última vez.

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.