La Montaña de los Tengu

Capítulo 24.- La Eterna Diosa del Sol.

Amado, venerado y respetado, el dios del mar O- Wata- Tsu- Mi vivía en paz y feliz sin pedirle nada más a la vida, pues ya lo tenía todo.

La vida, el universo, los dioses o tal vez demonios ¿quién se encarga de poner de cabeza la pacifica existencia de aquellos que viven felices? 

Trecientos Años Atrás:

El dios del mar experimentó en carne propia lo que es que la suerte deje de estar de tu lado ¿qué es aquello que el dios del mar, O-Wata-Tsu-Mi, extrañe con más fuerza?

— El amor de aquel Shinigami — Dijo la diosa del sol — Será la maldición de Watatsumi.

—No hay nada que podamos hacer — Dijo su hermano Tsukuyomi sin prestarle atención.

—¡Basta ya con eso! — Exclamó Amaterasu — No te atrevas a ignorar un problema tan importante.

—¿Y qué se supone que deba hacer? — Dijo despreocupado.

—No lo sé, es tu hermano más cercano, debes conocerlo mejor que yo.

—Yo sé lo que tú sabes, Watatsumi es un dios reservado — Se levantó y tomó su abrigo — Es realmente un milagro el que nos hubiéramos enterado de su romance con ese dios de la muerte, yo opino que deberíamos dejarlos tranquilos, ese no es nuestro asunto.

—¡Si lo es, es nuestro asunto! — Amaterasu detuvo a Tsukuyomi antes de que este se marchara — ¿sabes lo peligroso que es el que ellos se relacionen de alguna forma? vives ignorando nuestras leyes para tu comodidad, pero por algo están ahí ¿alguna vez estuviste cerca de un shinigami?

Tsukuyomi permaneció unos segundos en silencio — Tal vez — Dijo sin mirar a Amaterasu a los ojos — Tal vez conozco la sensación de muerte y desesperanza que rodean a esos seres.

—Nunca me había sentido tan miserable como cuando crucé mi camino con uno de ellos, no puedo imaginarme el cómo se debe estar sintiendo Watatsumi en estos momentos, tal vez es prisionero de ese Shinigami,

—No es nada agradable estar cerca de un Shinigami, sin embargo, dudo que sea prisionero de él, Watatsumi es prisionero de sus propios deseos — Tsukuyomi sonrió con amargura — No habrá palabras que lo saquen de ahí.

—Entonces debemos castigarlo — Amaterasu sonrió esperanzada.

—Si hacemos un juicio el problema se hará público y expondremos a Watatsumi ¿eso quieres, estás buscando avergonzar a nuestro hermano ante todos los dioses?

—Por supuesto que no, pero ¿qué más puedo hacer?  estoy segura de que ese Shinigami no es sincero, tengo el presentimiento de que lo está usando — Dijo con desesperación.

Tsukuyomi miró a su hermana con preocupación — Puedo ver cuánto te afecta esto, por favor no te preocupes más, iré personalmente a hablar con Watatsumi — Tsukuyomi salió de la habitación sin decir más.

«Amaterasu nunca se ha equivocado con sus presentimientos» Pensó «Yo mismo puedo sentir que algo está realmente mal» Se lamentó.

—¿Tu presentimiento es real o solo es prejuicio contra lo Shinigami? — Preguntó Izanagi.

—No deberías escuchar conversaciones ajenas — Amaterasu lo miró con molestia — Esto no te concierne para nada.

—Creo conocer bien la delgada línea entre la vida y la muerte ¿si no me concierne a mí, a quien sí? 

—Lo último que quiero es que más dioses se enteren... de la situación de Watatsumi.

—"La situación de Watatsumi" — Dijo entre risas — Así que así le llamaremos, situación.

—No te burles, es algo serio y problemático.

 —Te ofrezco una disculpa, tienes razón, O- Wata-Tsu- Mi pertenece al mundo de los vivos, mientras que ese Shinigami pertenece al de los muertos, simplemente no es correcto, si lo deseas puedo ofrecerte una solución.

—No la necesito — Dijo Amaterasu mirándolo a los ojos —Mi hermano ha ido a hacerlo entrar en razón.

—Lo único que logrará es que O- Wata- Tsu- Mi se aferre más al Shinigami, hay algo cierto con los deseos impuros, lo prohibido atrae con mayor fuerza.

—¿Qué debo hacer, Izanagi? — Amaterasu cedió ante el dios Izanagi — Tú has vivido más vidas de las que yo podría contar, debes conocer a estos seres ¿qué es lo que él busca en Watatsumi?

—Hija mía, hay sentimientos a los que no podemos ponerles nombre.

Enfurecida se puso de pie, derramando el té sobre la mesa —¡no hay sentimientos que valgan más que el equilibrio de los mundos!

—Dices eso porque no eres capaz de sentir lo que ellos sienten, estoy seguro de que al intentar reprenderlo solo lograrán encender su ira ¿y quien protegerá a los mortales de la ira del dios del mar?

—¡Yo! — Exclamó Amaterasu con decisión — No permitiré que él, ni algún otro dios dañe a los mortales.

—¿Te declararás la protectora de los humanos? — Preguntó aguantándose la risa — No eres capaz de estar en dos lugares a la vez y ellos son dos ¿impedirás que el Shinigami haga su trabajo?  no te presiones tanto, terminarás encerrándote en una cueva.

—Descubriré que es lo que ese Shinigami está buscando — Amaterasu tomó sus pertenencias y se dirigió a la puerta.

—¿No esperarás a que tu hermano vuelva? Me ha hecho tan feliz ver a mis dos hijos juntos después de tantos siglos de permanecer separados, es bueno que hayas perdonado a tu hermano.

—No puedo esperarlo, no me quedaré sentada esperando a que otros resuelvan esto, es mi inquietud, mi presentimiento y debo resolverlo yo misma, y no, no lo he perdonado, esto es solo una simple tregua que se acabará cuando logre resolver el problema de Watatsumi.

—¿Qué es lo que harás? — Preguntó Izanagi con curiosidad.

—Me reuniré personalmente con ese Shinigami, es hora de que nos conozcamos — Dijo para luego salir del templo, dejando atrás a Izanagi con una gran sonrisa.

—Al final no necesitó de mi ayuda — Dijo viéndola irse — Es un alivio saber que no me necesitan.

Amaterasu se dirigió al palacio de O-Wata-Tsu-Mi, decidida a ponerle fin al prohibido romance entre el dios y la muerte.

 —Si vienes a decirme como vivir mi vida, es mejor que te marches de una vez, ya estuvo aquí Tsukuyomi, no necesito más sermones— O-Wata-Tsu-Mi estaba parado en la entrada de su palacio, esperando por ella.




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