La helada noche llegaba a su fin; Fuera del palacio de Amaterasu, Tsukuyomi contemplaba la luz de la Luna.
—Ya va a amanecer, supongo que tengo que irme ya que mi acuerdo con Amaterasu a terminado — Dijo suspirando — El sol y la luna no pueden estar juntos.
—Lamento provocar esto— O-Wata-Tsu-Mi abrazó a su hermano consolándolo — No era mi intención hacerlos pelear nuevamente.
—No te preocupes, es nuestro destino, el estar siempre separados.
—¿Amaterasu cumplirá sus amenazas?— Pregunté con preocupación.
—Ella siempre cumple sus amenazas— Afirmó Tsukuyomi.
—¿Qué es lo que haremos?
—¿Haremos?— Me interrumpió al instante — Tu eres una humana, no hay nada que puedas hacer, involucrarte en problemas de Yokais no es igual a involucrarte en problemas de dioses, es mejor que olvides todo esto y vivas tu vida con normalidad.
—No pienso dejarles todo a ustedes, no más.
—No tienes otra opción
—Yo crearé nuevas opciones, lo que no puedo es quedarme con los brazos cruzamos mientras ella sigue manipulando nuestras vidas a su antojo.
—Solamente nos estorbarás.
—Estaba manejando muy bien las cosas hasta que apareciste, arruinaste el progreso que O-Wata-Tsu-Mi y yo teníamos, el estorbo eres tu.
—Deberías agradecerme por interrumpir, de no haber sido así ahora mismo tu estarías recorriendo el camino a tu próxima vida como una mosca o peor aún serias un Shinigami por la eternidad.
—Prefiero reencarnar en una mosca que continuar discutiendo contigo ¿no tenias que irte ya?
—¿Sabias que podemos repetir la historia? si continuas fastidiándome haré que vuelvas a morir a los veinte años y yo mismo me encargaré de que reencarnes como mosca.
—Hazlo— Lo desafié mirándolo a los ojos con una gran sonrisa — Ustedes los dioses solo prometen pero poco cumplen.
Tsukuyomi me miró a los ojos — ¿no sabes como hablarle a tus mayores? ten un poco de respeto, somos dioses, no somos iguales.
—Yo no te pregunte quien eras ¿crees que me importa tu estatus?
—Eres una irrespetuosa, debería quedarme con tus recuerdos y jamás regresártelos.
—Hazlo, puedo crear nuevos recuerdos.
—Ya veo porque Amaterasu no te tolera — Dijo sosteniéndome la mirada — Y porque le resultas tan interesante a Watatsumi.
—Espero que se lleven bien, ya que ambos son iguales— O-Wata-Tsu-Mi nos interrumpió — Tan iguales que han estado ignorando mi presencia todo este tiempo.
—Lo siento, tu hermano es más molesto de lo que imaginé.
—¿Qué fue lo que te hice para ser tratado así? — Tsukuyomi sacudió sus brazos frustrado.
—Robaste mis recuerdos felices.
—No lo hice por gusto.
—Aun no los regresas —Dijo el dios del mar dándole una palmada en la espalda — No la hagas esperar, regresa eso que no te pertenece.
Tsukuyomi se acercó rápidamente y con su mano completamente extendida golpeo mi frente; Todo se tornó oscuro y regresé a ese lugar en donde conocí a Kai, mis recuerdos felices habían regresado.
—¿Te ha dicho algo? — Preguntó O-Wata-Tsu-Mi con interés.
—No, esta vez no — Dije con decepción.
—¿Continuas en contacto con el Shinigami? —Tsukuyomi agachó la mirada— Quise decir Kai, lo lamento.
—No he cruzado palabras con Kai desde hace cinco centurias atrás, tal vez no me recuerde más.
—Te recuerda— Afirmé.
Con una pequeña sonrisa dijo— Con eso me basta.
—¿Como se conocieron?— Pregunté tratando de animarlo.
—Eso no importa ahora— Tsukuyomi interrumpió nuevamente — Nuestra prioridad ahora es saber que es lo que haremos con Amaterasu.
—No hay mucho que podamos hacer hermano, propongo convocar una reunión con las demás deidades, asegurarnos de que Izanagi esté presente — Me miró dudando — Es mejor que tu permanezcas en tu casa hasta que todo se tranquilice un poco.
—Puedo hacer más, no me envíes a mi casa a hacer nada— Supliqué tomándolo de las manos — No repitas lo que me hiciste hace doscientos años , permíteme hacer algo.
—Ya hiciste lo suficiente Yuriko.
—No es así.
—Nos has dado la oportunidad de decidir por nosotros mismos ignorando los mandatos de Amaterasu, no estoy seguro de como va a terminar esto de lo único que estoy seguro es que no pienso perder más tiempo, buscaré a Kai y haré que deje su esclavitud.
—Bueno hermano, si eso es lo que quieres vamos ya— Tsukuyomi tomó su mano — Pero antes regresemos a esta humana a su hogar.
—¡No!— Exclamé molesta —¡yo iré con ustedes!
Ambos me miraron durante unos segundos y asintieron al mismo tiempo.
—Dame la mano, te llevaremos con nosotros— Dijo Tsukuyomi con una pequeña sonrisa.
Tomé su mano confiando en ellos; El suelo a mis pies desapareció, sentí como me congelaba, y al siguiente segundo ya estaba en mi habitación, completamente sola.