La Montaña de los Tengu

Capítulo 34.- Donde Todo Comenzó.

Pasaron los meses y yo seguía sin noticias de O-Wata-Tsu-Mi.

—¿Ya estás lista Yuriko?— Mi madre entró a mi habitación para apurarme, hoy es el primer día de vacaciones e iremos al país de donde viene mi familia.

«Iremos a donde todo comenzó, el valle al pie de la montaña» Pensé.

—Me pregunto si O-Wata-Tsu-Mi será capaz de encontrarme estando allá.

—El dios del mar sabrá que partiste en el momento que te subas al barco, controlará las mareas para que llegues con bien y te encontrará en las faldas de la montaña.

—¿Como es que hablas tanto y luego lo olvidas? — Acaricié la cabeza de mi pequeño hermano Haruki — Dime ¿finges no recordar nada o en verdad no recuerdas? será un secreto entre los dos.

—Hay cosas que prefiero no recordar — Dijo borrando su sonrisa— Pasa lo mismo con Hanako.

Sorprendida decidí dejar de hacer preguntar — Claro — Dije dándole un largo abrazo — Ahora todo estará bien, tenemos un nuevo hogar, juntos.

—No lo arruines Yuriko— Dijo apartándome.

—Te prometo que no lo haré.

—¿Todo listo? nos vamos— Mi madre nos llamó.

El frio viento del océano me hacia temblar, el aroma a mar me traía recuerdos de O-Wata-Tsu-Mi de mi vida pasada.

«Lo juzgué mal» Pensé  «No era tan malo como pensaba y Amaterasu no era tan noble como esperaba, pero igual juzgué mal a Kurama, tal vez no soy buena leyendo a las personas»

Subimos al barco en el que atravesaríamos el mar — O-Wata-Tsu-Mi, controla las mareas para que lleguemos con bien — Susurré.

—Pensaba que no le hacías peticiones a los dioses— La voz del dios del mar me sacó de mis pensamientos.

—No le estoy haciendo una petición a un dios, le estoy haciendo una petición a un amigo.

—Nunca aprenderás a ser respetuosa con los dioses — Una fresca brisa corrió sintiéndose como un abrazo.

Gire buscándolo sin tener éxito —¿Donde te encuentras?

—Estoy en todo el océano Yuriko.

—Por su puesto que si— Dije sonriendo —¿Kai está contigo? —Susurré.

—Aun no lo encuentro— Se lamentó — Pero pronto lo haré.

—Te mando mis mejores deseos, amigo mio— Susurré.

—¿Con quien hablas?— Hanko apareció detrás de mi— Haruki me dijo que has estado actuando raro ¿te sientes bien?— Dijo con su voz apacible de siempre.

—Estoy bien Hanako, solo pensaba en voz alta.

—Hermana ¿seremos bienvenidos en la montaña? — Preguntó  mirándome con profunda preocupación —Me asusta volver.

—Descuida, nada malo te pasará yo me encargaré de eso — Abracé a mi hermana menor durante un minuto mientras ella temblada del miedo.

—¿Por qué debo creerte si la ultima vez nos abandonaste? 

—No era mi intención abandonarlos, yo corrí buscando a Kurama para que el solucionara todo pero no llegue a tiempo, me desvié del camino, lo siento tanto.

—Mientes— Dijo con frialdad — Tu buscabas a Kurama para huir juntos, nunca consideraste volver a la montaña para ayudarnos, por tu egoísmo morí asesinada por un Tengu.

—No había nada que Kurama o yo pudieramos hacer por ustedes, todo fue planeado por los dioses, no teníamos oportunidad contra eso — La miré a los ojos tratando de convencerla.

—Incluso ahora estás siendo egoísta — Apartó mis manos bruscamente — Manteniendo una relación con el dios O-Wata-Tsu-Mi, quien solo se burló de nosotros y se encargó de que perdiéramos la guerra aun antes de comenzarla.

—Realmente lo siento, espero que puedas perdonarme, solucionaré todo no volverás a ser miserable en tu vida, en ninguna de ellas, Haruki y tu serás felices es una promesa.

—No creo en palabras, creo en acciones.

«Tiene razón, las palabras no importan, lo que importan son los hechos» Pensé «No puedo ir por ahí haciendo promesas que no se si podré cumplir, ni siquiera tengo claro que es lo que hará Amaterasu en contra nuestra o que planean los dioses para impedirlo, no puedo quedarme esperando a que ellos lo solucionen ¿qué debo hacer?» 

Contemplé el atardecer desde el barco que nos llevaba de regreso a nuestro antiguo hogar — Por ahora solo me queda esperar.

 




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