La Moral de Virg

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Querida Virg

Las sesiones con la psicóloga son extrañas.

Me siento como una fugitiva.

No pude decirle a mis padres.

 

Prácticamente pago las sesiones con una parte de mi alimento para la Universidad.

Reducía gastos para un bien mayor

Aunque no se si me estomago piense lo mismo.

 

A veces Nil viene conmigo.

Sesión de pareja, según entiendo.

Se toma la molestia de pasar de ciudad en ciudad, 1 sesión cada 3 semanas.

Debe ser duro, pero su esfuerzo me da confianza.

 

No se si estoy mal psicológicamente, ya que voy cada semana.

Pensé que me dejarían cada mes.

Pero al parecer mi problema es un poco más serio.

 

Estaba consciente de ello.

Se volvió un problema de mi día a día.

Llegue a la conclusión de que no podía hacerme de la vista gorda.

De que este problema no podía guardarlo a caja fuerte hasta que explote.

 

Pareciera que las sesiones se vuelven más intensas.

Compartir mis opiniones me dejaba como un libro abierto.

No me gusta, el hecho de sentirme desprotegida.

 

La niña dentro de mí está tan herida con el mundo, que me da miedo sacarla de allí.

En algunas sesiones lloré.

Me sentí tan expuesta que la siguiente sesión no quería regresar.

 

A veces no puedo contarte tantas cosas como quisiera.

Pero tratar de ser la mejor en la Universidad me quita tiempo,

De escribir, exponer todo en letras y partituras.

 

La psicóloga me recomendó seguir escribiendo.

Me solicitaba leer lo que escribí para ti.

Le conté sobre ti, el como me comunicaba contigo.

 

Me sentí tan tonta.

Replanteé si estaba loca por protegerte tanto.

Pero llegamos a la conclusión de que me daba miedo, ser señalada.

 

Mi problema eran las reglas.

Las reglas de la mujer en un país machista.

 

No perder la virginidad antes del matrimonio 

Nunca postergar los estudios.

Ser educada, nunca grosera.

No vestirse de manera posiblemente provocativa.

No buscarse problemas

 

Entre muchas reglas más.

 

Son tan absurdas.

Quieren que seamos muñecas mientras ellos pueden convertirse en monstruos.

El problema no sólo era mío, 

Tal vez el de miles de mujeres.

 

El cambio no sucedería de la noche a la mañana.

Así que solo tocaba luchar y resignarse por el momento.

Esperando que algún día suceda la paz.

 

Parezco un niño pidiendo permiso, para ser libre.




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