Bruno me pilló por los pasillos, acababa de terminar de hablar con Suleika, bueno, de que ella me chantajeara mejor dicho. Los detectives estaban sentados en el sofá y se notaba que me estaban esperando, Bruno se sentó con ellos y yo tomé asiento enfrente.
- Bueno terminemos con esto rapidito que quiero ir a comer. - El chico era un poco impaciente. - Nombre y relación con Lia.
- Luka, su primo.
- ¿Hermano de alguien?
- De Christian.
- ¿Del soso?
- Sí, de ese mismo. Así que ya le habéis conocido ¿eh?, en el fondo es majo.
- Bueno. - Bruno cortó la conversación.
Él y mi hermano nunca habían hecho muy buenas migas, pero tampoco es que se detestaran, más bien se soportaban o se ignoraban la mayor parte del tiempo. Creo que es porque a mi hermano le pone nervioso los cambios de humor de Bruno y que no le llega a entender nunca.
- ¿Podrías contarnos lo que pasó en la fiesta?
- Claro que sí señorita.
Los invitados llegaron entre las siete y media y las ocho de la tarde, creo, en realidad no estoy seguro porque estaba en una llamada y cuando colgué ya habían llegado todos. Estuvimos haciendo una barbacoa, mi hermano se enfadaba conmigo de vez en cuando porque robaba carne que estaba en la brasa y todavía no había sacado, eso le saca de quicio. Mientras comíamos estuvimos hablando de muchas cosas, no sé de que hablarían los otros, pero yo estaba teniendo una agradable conversación sobre formas de tortura en la edad media.
Cuando terminamos de cenar nos fuimos a jugar al billar y a las cartas, el billar es uno de mis juegos favoritos y se me da muy bien, estuve apostando con unos de los invitados quien ganaría y me llevé doscientos mil euros en apuestas, cómo estaba fardando de mi habilidad en el billar muchos apostaron por mí, pero yo aposté por mi prima. Al final quedé último, en realidad el billar se me da fatal, pero acabé sacando mucha pasta, sí que algunos se enfadaron un poquito conmigo por haberles mentido, pero luego se les pasó cuando les invité a unas cuantas copas.
Recuerdo a Lia gritándole a una chica por algo, pero no me interesaba su conversación así que no sabía de qué estaban hablando, aunque yo tampoco me acuerdo de lo que yo estaba hablando.
- Vale, a ver que me centre. ¿Timaste a unos tíos peligrosos y luego os emborrachasteis todos? - Los detectives estaban flipando.
- A grandes rasgos, sí.
- Diana, nos hemos quedado sin un testigo.
- Antes de que te quedaras inútil, ¿escuchaste algo que pudiera servir de móvil para un asesinato?
- No, pero mientras Lia gritaba escuché algo sobre algún incidente ¿tiene algo de sentido?
- Sí, continúa.
- Pues Lia le gritó que el incidente fue una trampa, que absolutamente todos sus cálculos estaban bien. Sinceramente, a Lia de vez en cuando le salía su vena orgullosa y montaba algún espectáculo.
- Vale, gracias.
Después de hacerme un par de preguntas más me dejaron ir, cómo no sabía qué hacer y estaba aburrido me fui al trastero. La abuela guarda allí el cortacésped, pero debí haberme acordado de eso antes de tropezarme con él.
Cogí mis materiales de limpieza y me puse a sacar brillo a todas mis armas que guardo en el trastero. La abuela me dijo que cómo las volviera a ver por medio de la casa las iba a vender y a comprarse una moto con el dinero que sacara, así que ahora las guardo aquí, porque no se atreve a entrar en el trastero desde que encontró un mapache. También terminé adoptando al mapache y ahora vive en el trastero vigilando mis armas. Una vez consiguió sacar el cortacésped y conducirlo un rato, mi abuela lo vio por la ventana y menos mal que estaba junto a ella y la convencí de que era el jardinero, porque si no hubiera tenido un nuevo gorro para el invierno.
Estuve allí un buen rato hasta que vinieron a buscarme para volver a preguntarme cosas, esta vez era sobre Pedro. Pero me pareció raro que me encontraran o que se atrevieran a entrar en el trastero con el mapache, bueno el chico se negó a entrar y estaba preguntando desde la puerta.