Habíamos terminado de preguntar a toda la familia involucrada, Bruno y Diana habían ido a la puerta a recoger la comida, yo salí al patio interior un momento porque mi hermana me estaba llamando por teléfono.
- Hola Niko, ¿Qué tal vas con el caso?
- Sinceramente esto es un rollo, no sé por qué andan pensando tanto sobre el tema. Las únicas pistas que tenemos es que la muerta discutió con una persona antes de ser asesinada, obviamente fue ella quien la mató.
- ¿Y cómo estás tan seguro de eso?
- ¿En serio? ¿Qué otra explicación puede haber sino?
- Te recuerdo que ahora mismo estás trabajando en un caso dónde las personas involucradas son expertos en ocultar y distorsionar información.
- No te preocupes, soy el mejor en todo lo que hago y cómo esto no podría ser de otra forma lo tengo todo perfectamente controlado.
- Niko, te estoy llamando porque eres incapaz de llamarme tú cuando necesitas consejo.
- No necesito ningún consejo tuyo, tú los necesitas de mí.
- ¿De verdad, ya estamos con las mismas de siempre?
- Es tu culpa que te enfades.
- No estoy enfadada pero lo voy a empezar a estar si no rebajas esos aires de grandeza que te traes.
- ¿Y qué propones?
- Obsérvalos bien, las acciones dicen mucho de cada persona.
- ¿Y qué sugieres? ¿Qué les ponga en frente de un gato y quien sea capaz de matarlo es el culpable?
- ¿Sabes qué? no sé ni por qué te he llamado, resuelve tú solito el caso.
Mi hermana me colgó el teléfono, discutimos muchas veces pero siempre lo solucionamos rápido. Por alguna extraña razón esta discusión me había dolido más que las otras, no entendía porque, yo llevo razón, siempre la llevo ¿Qué le cuesta darse cuenta de eso?. Bruno y Diana aparecieron por detrás con las bolsas de comida.
- Estás hecho un asco ¿Qué ha pasado?
- Diana, mi hermana se ha vuelto a enfadar conmigo. - Se me formaban lágrimas en los ojos mientras lo decía.
- Ni se te ocurra llorar ahora que vas a mojar el pan de la hamburguesa, llora luego si eso.
- ¡Bruno! ¿No ves que estoy teniendo un momento de vulnerabilidad? En lugar de soltarme esas burradas dime algo bonito.
- No te conozco ¿Por qué deberías darme pena?
Iba a contestar pero Diana nos mandó comer y ninguno nos atrevimos a rechistar. Cuando terminamos la comida ellos dos se fueron y me dejaron solo con mi tristeza y mi pena, cuando menos me lo esperaba una voz me habló por la espalda.
- ¿Qué es lo que te ocurre niño?
Al girarme vi a la señora que nos había contratado.
- He discutido con mi hermana.
- Bueno, eso es normal, los hermanos discuten.
- Ya, pero nunca me había sentido así por una discusión.
- ¿Tu hermana vive lejos?
- Sí, está haciendo unas prácticas en otro país.
- ¿No será que te sientes así porque la echas de menos?
- ¿Yo? ¿echarla de menos?
- Esto se lo decía a mi nieta Lia, si discutes con alguien a quien no le tienes mucho aprecio, la discusión termina dando igual, pero si quien te hiere es un ser querido, ahí es cuando te duele de verdad.
- Vaya que sabia es usted señora.
- Es que ya son muchos años viviendo, mi niño.
- ¿Lia discutía mucho?
- No, pero si lo hacía solía ser con sus primos, cómo ella no tiene hermanos si discutía era con ellos.
- ¿Discutieron la semana de la muerte de Lia?
- Oh mi niño, todo el mes, verás, las cosas no nos van muy bien que digamos, y cada uno de mis nietos tiene una forma distinta de solucionar las cosas, así que cuando piensan en qué hacer con la industria familiar hay algunas discusiones entre ellos.
Me hizo mucha gracia que la señora llamara a ser mafiosos ser una industria, pero en el fondo tenía algo de sentido. Cuando terminé de hablar con ella fui corriendo a contarle todo a Diana. Los primos de Lia no sólo no habían mencionado que ellos mismos discutieron con ella unos días antes de su muerte, si no que habían pasado totalmente por alto a otra persona que frecuentaba muchísimo la casa, el asesor y contable de la familia, Pedro.
- Espera un momento, ¿Todos habían discutido con Lia?
- Sí
- ¿Y ahora resulta que hay un tío que casi vive aquí al que no le hemos preguntado si sabe algo y que nadie, ni siquiera Bruno, ha mencionado durante toda la mañana?
- Exacto
- Lo primero es preguntar a Bruno por qué no nos ha contado nada y luego empezaremos a preguntar por esas discusiones.
- ¿Contaros nada de qué?
- Aquí estás, ¿sabías algo sobre las discusiones entre los primos y quién era Pedro? - Mientras Diana hablaba con Bruno yo me dediqué a mirarle mal por lo que me había dicho antes.
- Lo primero, sí, sé quién es Pedro, pero no solemos ni hablar ni vernos. Lo segundo, Lia me tuvo toda la semana enviándome a sitios distintos todos los días, no estaba por aquí, y solo venía a primera hora del día para recoger mis instrucciones, si había algún cambio de planes o algo ella me llamaba al móvil.
- ¿Y dónde está Pedro?
- No sé. - Me clavó la mirada - Oye ¿Puedes dejar de mirarme así? Me estresas
- No.
Diana salió de la habitación y yo la seguí, para nuestra desgracia el saco de carne y huesos llamado Bruno también iba con nosotros. Nos encontramos con Cristian en el porche y le preguntamos sobre la discusión con su prima.
- Todas las familias discuten, ¿Y qué más dará eso?
- Qué podríais ser uno de vosotros quienes mató a Lia.
- Mira, mi prima y yo solo discutimos porque cuando ella contrata gente solo le importa si le es fiel o no, yo le dije que debería investigar a la gente antes de contratarla y luego ya decidir si los quiere.
- ¿Eso es todo?
- Sí
- ¿Y sobre Pedro?
- Nada, solo que cómo es el contable de la familia tenía acceso a nuestro libro de cuentas
- ¿Libro de cuentas? - Cada vez estaba más convencido de que esta familia nos había contado muy poco.