Mi cabeza me daba vueltas con la cantidad de información que había recogido durante el día, necesitaba un momento para poner mis ideas en orden. Estábamos en la sala dónde habíamos interrogado a la familia esta mañana, Niko estaba tumbado en uno de los sofás mientras se limaba las uñas y yo estaba andando en círculos, esta era la forma en la que cada uno organizaba mejor sus ideas y lo sabía.
Vale, tenemos a cuatro primos que discuten entre ellos porque cada uno quiere hacer lo que quiera, a una abuela que parece que sale de las paredes que pasa de las fiestas y hace bizcochos, a una abuelo que no se levanta de la cama en todo el día porque dice que le da pereza, a un mejor amigo que está que se sube por las ramas y a un tío random que no puedo ni ver. Buen resumen Diana.
La llamada de Esther interrumpió mi conversación conmigo misma.
- Dime.
- Tengo una buena noticia para ti.
- ¿Las entradas de los conciertos han bajado de precio?
- No, pero es una noticia que si la sabes usar te sacará de ese caso en un pispas.
- ¿Ya tienes los resultados de la autopsia?
- Sí. Pues resulta lo que parece, a Lia la apuñalaron con una de sus figuritas de hielo.
- Eso no ayuda.
- Pero no es la causa de la muerte.
- Espera que te ponga en manos libres.
- Vale, pues resulta que Lia murió envenenada, no apuñalada.
- ¿Cómo? - Niko metió baza.
- La envenenaron con Ricina
- ¿Qué es la ricina?
- La ricina se cultiva en Gran Bretaña, es altamente peligrosa, la muerte es causada entre los tres y cinco días después de ser ingerida, inyectada o inhalada. Con solo una dosis del tamaño de unos pocos granos de sal fina se puede matar a un humano adulto.
- No fastidies. - Niko se estaba empezando a estresar. - ¿He podido haber tomado ricina y no haberlo sabido? ¡Voy a morir!
- Niko cálmate.
- Algunos de sus posibles efectos son diarrea severa, hipotensión o convulsiones.
- ¿Se puede poner en cualquier sitio?
- En principio sí.
- Gracias Esther, eres la mejor.
Colgué y me dediqué a hilar cosas en mi cabeza. ¿Qué ganaba cada uno matando a Lia? Según las normas que tienen en la familia el trabajo de Lia pasaría a los jefes, en este caso los abuelos. Seguí creando la historia en mi cabeza, y cuando ya la tuve llamé a todos los primos de nuevo para hacerles más preguntas. Pero esta vez les convoqué a todos a la vez.
- Lia no murió apuñalada, la envenenaron. - Todo el mundo se quedó sorprendido cuando solté la bomba.
- Qué bonita forma de soltar una noticia. - Niko estaba disfrutando las caras de shock.
Todos estuvieron en silencio durante un buen rato.
- Si has dicho que la han envenenado ¿Cómo ha sido? - Suleika parecía algo preocupada.
- Aquí es dónde necesito vuestra ayuda. ¿Quién es quien suele hacer la comida?
- Pues nos solemos turnar pero la suelen preparar Lia y la abuela, Lia era buena cocinera. - Christian me respondió
- ¿Y todos tenéis acceso al inhalador de Lia?
- Sí, todos sabemos que está en la mesilla de su cuarto. - Luka parecía incómodo. - ¿Por qué?
- Por último, ¿Quién de vosotros tiene gente trabajando en Gran Bretaña?
- Pues Lia y yo somos los únicos creo. - Luka me volvió a responder
Creo que ya tengo todas mis piezas. Les di las gracias y les dejé irse, Luka y Christian fueron los primeros en irse, Agatha y Suleika nos llevaron a la habitación y al despacho de Lia. Yo estaba en el despacho junto a Agatha, buscando entre todas sus cosas cualquier dato de los últimos encargos. Encontré una de las libretas de Lia dónde había apuntados todos los trabajos desde hacía dos meses, y encontré dos pedidos a Gran Bretaña.
- ¿Sabes dónde pueden estar las instrucciones de los trabajos?
- No las tenemos, se escriben en una hoja que luego se entrega al encargado dentro de un sobre.
- ¿Sabes a quién tenía destinado en los encargos a Gran Bretaña?
- No, pero depende de la importancia del encargo me puedo hacer una idea. - Agatha revisó los encargos. - Eran encargos de cantidades bastante grandes de hierbas. Si hacemos encargos tan grandes solemos poner a quienes más confiamos y a los más expertos.
- ¿Entonces ese encargo lo llevó uno de los más cercanos a Lia?
- Sí, si yo fuera Lia, hubiera mandado a Bruno sin pensar.
- ¿Segura?
- Claro, Bruno era el mejor amigo de Lia y en el único que confiaba este tipo de trabajos.
Fui a buscar a Niko para ponerle al día. Ahora teníamos aún más curro, había que investigar a Bruno.