La muerte del amor

Capítulo 41 · Paz dentro del caos

XLI

ANDREW

—¿Cómo que suspendieron el baile de fin de curso?

Sí, volver a clases se siente patético después de tanto. Creo que hasta una parte de mí se olvidó que seguía teniendo que terminar con este sufrimiento hasta que me vi ahí, a mitad de una clase interrumpida, viendo los rostros ofendidos de mis compañeros cuando el centro de estudiantes se acercó a darnos tan buena noticia.

—No se suspendió, chicos, solo que...

—¡Toda la vida esperando por esta mierda y ahora se la pasan por el culo!—exclamó uno, poniéndose de pie para quejarse con una mejor presencia. Señaló a la pobre Luce con el dedo, medio amenazándola—. No pueden hacernos esto, no es justo.

La castaña plantó ambos pies con rigidez sobre el suelo, manteniendo su postura recta y una calma que era evidente terminaría perdiendo pronto. Creo que hasta divisé el exacto instante en el que le salía una cana.

—Tony, siéntate—le ordenó con dureza, haciéndose escuchar por encima de los murmullos que empezaron a alzarse—. No vamos a suspender nada, al contrario. Tendrán su fiesta, pero quisimos hacerle un par de cambios.

—Mejoras, más bien—se metió Jordan, el otro prefecto que siempre caminaba a la par de Scarlett y Luce. A él nadie iba a contradecirlo ni intentar responderle, por lo que ese tal Tony se sentó al instante en el que lo escuchó—. Debido a ciertos inconvenientes con alumnos que se infiltraron en la institución, el director ha decidido que no se llevarán a cabo ningún tipo de festejo o celebración durante un cierto período de tiempo aquí dentro. Por eso intentamos sacarle provecho a una desgracia, y tuvimos una gran idea.

—El plan sería cambiar el baile por un viaje—agregó Scarlett, dando un paso hacia adelante para acompañar a sus dos aliados—. Hicimos los arreglos necesarios, y conseguimos que una empresa quiera trabajar con nosotros. La propuesta es...

Antes de que pudiera seguir, Jordan la interrumpió.

—Irán a Gahnder un fin de semana completo a disfrutar de sus playas, podrán hacer lo que quieran y pasar el día entero en una fiesta si es lo que quieren—exclamó con emoción, expectante a la reacción de quienes tenía en frente. Se hizo el silencio—. ¿Qué piensan?

El tal Tony volvió a tomar la palabra, aunque ya más calmado.

—Me parece un buen trato.

A lo que le siguieron otros comentarios similares.

—Sería genial.

—La playa de Gahnder es tremenda, yo digo que sí.

—Además, tengo un camello que vive por la zona.

Jordan escuchó eso y alzó ambas cejas, buscando a quien lo había dicho. Sin embargo, poco tardaron todos en empezar a reírse por su reacción. Yo, por mi lado, me encontraba sentado justo al lado de Bailee, en silencio, mientras ella se reía por el comentario tan típico y malintencionado que acababa de hacer. Luce la señaló y luego le pidió que se dejara de juegos y parara, pero solo consiguió que la chica de cabello azul riera con más fuerza.

Te busqué con la mirada, encontrándote con la cabeza apoyada sobre la pared y la atención puesta en tus cuadernos. Como empezaba a ser usual en ti, estabas leyendo y completando tareas que al resto no le importaba una mierda. Pero bueno, te habías tomado realmente en serio el tema de conseguir esa beca y se te notaba.

Cuando la clase terminó, lo primero que hice incluso antes de guardar todas mis cosas fue acercarme a ti. Desde que Cameron se fue, nadie se sentaba a tu lado. El pupitre a tu derecha estaba vacío, así que no perjudicaba a ningún imbécil al sentarme ahí para hablar contigo.

—Darcie—dije a modo de saludo, intentando sonreírte—, ¿cómo estás?

Volteaste a verme con pereza, casi sin emocionarte por mi presencia.

—Bien, Louie—respondiste sin más, guardando tus cosas dentro de tu mochila. Era la hora del almuerzo, pero a mí no me importaba tanto—. No hace falta que vengas a controlarme, no voy a intentar quemar nada más. Te lo prometo.

—En realidad venía a preguntarte qué te parece la idea del viaje de fin de curso—te corregí, apoyando un codo sobre la mesa para posteriormente recostar mi cabeza encima de mi mano—. Porque asumo que irás y seremos algo así como Kit pasándola bien ayer con todas esas chicas muriendo por besar sus nalgas.

Sin que lo previeras, se te escapó una risita que disimulaste al instante tras una mueca de desagrado.

—No sé, Lou, tengo mucho que hacer y ya perdí bastante tiempo—repusiste, mirando cómo nuestros dulces compañeros pasaban a nuestro lado viéndonos con curiosidad.

—Es solo un fin de semana. Es más, yo mismo iré a estudiar contigo si hace falta cuando estemos de vuelta.

—Solo vas a distraerme.

—Mejor—mencioné, guiñándote un ojo.

En lugar de reírte, pusiste la mirada en blanco.

—Tengo que pensarlo—sentenciaste al final, poniéndote de pie pero sin irte—. Hoy empiezan mis clases en la Academia a la que Donny me mandó. Veré qué tal puedo arreglarme con los tiempos y entonces... te avisaré.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.