La muerte llama a mi puerta

Constelaciones

-¿Qué tal una mariposa?

-No- arruga su nariz de una manera tierna que me hace sonreír- es demasiado típico.

-¿Cómo va a ser típico una mariposa?

-¡Claro!- dice ofendida, como si acabase de decir la cosa más estúpida de este universo- todo el mundo se ha hecho o ha querido hacerse una mariposa por lo menos una vez en su vida.

-Pero...

-Nada de peros, busquemos algo más único.

-Está bien- cedo con un suspiro al fin.

Me dedica una gran sonrisa y sin darme cuenta me encuentro haciendo lo mismo, mirando fijamente sus ojos azules como...

-¿En qué puedo ayudaros, chicas?- nos interrumpe el dependiente y ambas dirigimos nuestra mirada hacia él.

-Buscábamos algo bonito pero único- explica con seriedad.

-¿A conjunto o por separado?

-Conjunto- respondemos a la vez y compartimos una mirada cómplice que lo dice todo y nada a la vez.

-Pues mi único consejo para vosotras es que busquéis algo vuestro, algo que solo vosotras entenderéis, eso lo hará único- explica de manera profunda, dejándonos sin habla durante lo que parece una eternidad.

-Creo que lo tengo...- susurra bajito empezando a dar saltos de la alegría sin llegar a decir nada.

-Pues dímelo, tonta.

Pequeñas risas se escapan de sus labios, contagiándome su felicidad al segundo.

-Nos tatuaremos el cielo.

-¿Cómo?

-Una constelación, nuestra, juntando nuestras iniciales en un dibujo, crearemos una noche estrellada que empezará y acabará con nosotras, sin necesidad de mirar fuera para ver el cielo- explica mordiendo su labios inferior, con algo de nerviosismo y emoción.

-Me encanta.

Ambas sonreímos y un carraspeo del señor es el que nos saca de nuestra burbuja.

-¿Cuáles son vuestras iniciales?

-V y C- contesto de inmediato.

-Puedo trabajar con eso- mira al infinito durante unos segundos más para luego volver a sonreír- ¿Dónde los queréis?

-Pues... La verdad, ni idea, estamos haciendo esto un poco de manera inconsciente- dice ella haciéndome reír por lo bajo al escuchar la verdad dicha de esa manera.

-¿La muñeca?

-No- contestamos a la vez, sorprendiéndonos todos al escucharnos tan reacias a la idea.

-Vale, tranquilas- suelta un pequeño suspiro- en el hombro puede quedar muy bonito.

-Lo quiero en la palma- dice sin más Vic.

-Yo encima del tobillo.

-Lo tenéis ya muy claro en el fondo- ríe por lo bajo y asiente varias veces- pasad y os haré los mejores tatuajes de vuestra vida, chicas.

Nos cogemos de la mano y asentimos sin dudarlo ni un segundo. Con algo de miedo, tal vez, pero queriendo ver la tinta en nuestra piel para siempre, nos miramos mutuamente.

Una hora después ya estamos cogidas de la mano con plásticos sobre la piel y una sonrisa en el rostro que nadie nos puede quitar. Nos hemos hecho un tatuaje a juego, me lo ha regalado ella por mi cumpleaños y no puedo evitar pensar que este es el mejor cumpleaños que he tenido en mi vida. Le doy varias vuelta, simulando bailar en mitad de la calle cuando no hay mucha gente a la que podríamos molestar. Escucho su risa, música para mis oídos.

-Me alegra verte feliz- susurra solo para nosotras.

-Es de la única manera en la que puedo estar a tu lado- confieso- me haces feliz.

-No te pongas cursi que me sonrojo.

-Que mona estás cuando haces eso.

Beso su mejilla con delicadeza y ella se esconde aún más bajo su flequillo cada día más largo.

-Tu también me haces feliz.

-Entonces estamos hechas la una para la otra.

Con una sonrisa, comienzo a correr rumbo al banco de siempre nada más lo visualizo a la distancia. Escucho sus gritos para que le espere, pero me siento rápidamente en mi lugar, al lado izquierdo y suelto pequeñas risas intentando calmar mi respiración acelerada. Nada más ella está a mi lado, pasa un brazo por mi cintura y me acerca a ella, dándome un pequeña beso en los labios, tal y como hemos hecho miles de veces los últimos meses.

-He ganado- susurro sintiendo su respiración sobre mis labios.

-No es justo, no sabía que era una carrera- se queja arrugando su nariz de una manera tierna que me hace sonreír aún más.

-Ahora no seas mala perdedora.

Reímos hasta no poder más, uniendo nuestras manos y mirando el cielo cuando este comienza a cambiar de color dando paso a un hermosos atardecer. 

-Gracias- murmuro, plantando un beso en su frente cuando ella apoya su cabeza en mi hombro.

-¿Por qué?

-Por hacer que ame mi cumpleaños.

-Sabes que siempre estaré junto a ti.

-¿Y tu sabes que siempre estaré para ti?

Pasa unos segundos que se hacen eternos, pero no hablo, dejándole algo de tiempo para hablar, queriendo que se desahogue si así lo quiere o que llore si es necesario. No quiero forzar nada, lo principal es la confianza y sin ella estos momentos perderían el sentido.

-Llevo dos meses.

Sus palabras son por poco un susurro casi inaudible que me hace dudar si he entendido bien o simplemente he imaginado que lo decía. Para reforzar sus palabras, ella deja que pose mis dedos en sus muñecas y parte del brazo, rozando sus cicatrices. Sonrío con algo de melancolía y asiento, entendiendo todo de golpe.

-Yo tres meses.

Ambas acariciamos las cicatrices de la otra, sintiendo como nos unimos aún más, reparando cada agujero que pensábamos estaba roto pero que en realidad si se podía arreglar. Somos una por primera vez y sonreímos por una razón que ni nosotras mismas conseguimos explicar.

-Son bonitas- habla después de momentos en silencio.

-Seguro que llenas de recuerdos.

-Como cada cosa que vemos o tocamos...

-Siempre termina quedando en nuestro corazón como una huella que nunca podremos eliminar.

El cielo se llena de estrellas y las contemplamos como si fuese la primera vez que hacemos esto juntas. Nuestras manos unidas, acariciando las constelaciones que hay en el cielo y en nuestra memoria, soñando con poder ser una de ellas en un futuro.



#21796 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor lgbt, lgbt juvenil

Editado: 25.08.2021

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