La muerte para empezar: Luz, Libro 1 (editado)

Capitulo 04: Un nuevo día a día

—Punto de vista de Usher Edevane—

Me encontraba tomando un poco de café con Biel, mi jefe y amigo. Después de tomar un sorbo deje la taza en la pequeña mesa que esta entre nosotros.

—¿Y bien? ¿de que querías hablarme? —Rompí el silencio con una pregunta.

—Oye... ¿Necesito una razón para hablar con mi viejo amigo? — Objeta poniendo una cara un poco molesta por mi pregunta, sus cejas fruncidas resaltan las arrugas que se han ido acumulando en su frente con el paso de los años.

Realmente estamos envejeciendo.

Recordando cuando conocí a Biel por primera vez, no pude evitar ponerme algo nostálgico.

Después de un largo y agotador viaje, por fin llegamos a aquí, a la aldea Camez en la provincia de Parvus, la más pequeña extensión de territorio del reino de Asvan, como técnicamente somos fugitivos, decidimos asentarnos aquí.

No tengo palabras para describir lo asustado que estaba, recién había logrado ascender de aprendiz a escolta y embarazo a la señorita que se suponía que debía cuidar, en ese momento desee que Neferet no hubiera sido tan atractiva.

Con mi corazón latiendo erráticamente cada vez que veía pasar a un guardia de este pueblo, decidí buscar al noble a cargo de este pueblo, para presentarme y asegurarme que no era nadie que pudiera reconocer a Neferet. Si no lo hacía, no sería capaz de dormir por las noches debido a la ansiedad.

Sorprendentemente era alguien que había conocido anteriormente en mis días en la escuela de caballeros de Luria, Biel Greenwood; después de graduarse de la academia de magia en Luria, fue recibido como instructor en la escuela de caballeros, enseñando técnicas para combatir contra conjuradores, entonces lo conocí, aunque la diferencia de edad era algo amplia, nos llevamos bien automáticamente.

Verlo en este pueblo fue un farol de esperanza para mi, que estaba paranoico sobre ser capturado y ejecutado en cualquier momento, al recordar su amabilidad y hospitalidad, incluso contratándome como carpintero para su compañía cuando no tenía experiencia alguna, me hace sentirme profundamente agradecido con él.

—En realidad solo quería conocer a tu hijo, de quien tanto he oído hablar. — Retoma la conversación sacándome de mis recuerdos, tomando otro sorbo de su taza, habla de nuevo. — Pero debo decir que es tal como lo has descrito, Usher. Es bastante listo para su edad.

—Lo sé... no ha llorado ni una vez desde que nació ¿no te parece extraño? — Pregunte preocupado. Con la mirada fija sobre el reflejo de mi rostro en la taza que sostengo, espero su respuesta.

Me pregunto si realmente es mi hijo…

Examino mi rostro mientras pienso en ese tipo de cosas. Nate heredo el color verde de mis ojos, también tiene un cabello castaño como Neferet… corto mi tren de pensamientos antes de que sea demasiado tarde, mientras me reprendo a mi mismo por especular estupideces.

—Ciertamente es extraño, pero no hay nada de- — Repentinamente Biel corta sus palabras y enfoca su atención al techo.

—¿Qué pasa? — Reflexivamente posiciono mi mano en mi cintura donde debería estar mi espada, pero ahora no se encuentra allí.

Maldigo en silencio por mi falta de armas. Pocos momentos de tensión después un ruido fuerte viene del piso de arriba, Biel y yo cruzamos miradas preocupadas y confundidas, sin necesidad de decir ni una palabra, corrimos hacia la habitación de donde provino el sonido, abrimos la puerta rápidamente.

—¡Nate! ¡Aria! ¿están bien? — Interrumpo y miro al interior de la habitación, la vista dentro me deja perplejo.

Nate, esta inconsciente recostado contra la pared, Aria tiene una mirada asustada, hay varios libros regados por el suelo y el sofá está al revés, si me dijeran que un huracán paso por aquí, lo creería.

—¡Nate! ¿Estas bien? — agarro a mi inconsciente hijo y lo acuesto en el suelo mientras lo reviso en busca de lesiones.

—¡Aria! ¡¿Qué demonios paso aquí?! — Gruñe Biel a su hija, Aria esta estupefacta viendo a Nate.

—¡Hiii! Y-yo... — suelta un chillido y responde tartamudeando, Biel le da una mirada severa.

—¿Qué te he dicho de practicar magia sin supervisión? — Reprende mientras la pequeña llora y trata de excusarse.

—Punto de vista de Nathaniel—

Mi cabeza da vueltas y me siento débil, abro los ojos lentamente, el sonido ambiental que me hizo despertarme de la inconsciencia es una cacofonía de llanto con voces, apenas mi visión se vuelve un poco más nítida veo a Usher mirándome preocupado.

—¡Nate! Gracias a Dios estas bien ¿te duele algo? ¿Puedes pararte? — Me pregunta exaltado, su par esmeralda de ojos me escanean de arriba abajo.

¿Qué mierda paso?

Barro mi mirada por la habitación y veo un desastre, tanto Usher, el señor Biel y la sirvienta están en el cuarto, Aria esta llorando mientras es regañada por su padre, creo que aquí hay una equivocación supongo que la están culpando por la catástrofe, ¿resuelvo el malentendido? Si no digo nada saldré sin consecuencias, eso me conviene más.

—Estoy bien — Respondo poniéndome de pie, después de revisarme un poco mas Usher asiente con satisfacción. No tengo heridas visibles y tampoco siento ningún dolor demasiado insoportable.




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